Fallece el escritor Brian Aldiss
El poeta, ensayista y pensador era una de las figuras m¨¢s c¨¦lebres de la ciencia ficci¨®n
El tiempo ha atrapado a Brian Aldiss. Era este escritor, poeta, ensayista, pensador, una v¨ªctima escurridiza para la guada?a de la parca. Borde¨® el siglo de vida, 92 a?os y un d¨ªa. Pero vivi¨® muchos siglos, milenios incluso, en el futuro. Aldiss fue, como Wells, Bradbury o Asimov, un cronista del porvenir. Y un adalid de que escribir ciencia ficci¨®n no ten¨ªa que ver con la calidad literaria de la prosa. La suya brillaba en cada p¨¢gina.
Aldiss, que falleci¨® el p¨¢sado s¨¢bado 19, naci¨® en Norfolk, Inglaterra, en 1925, como quien dice, con la pluma bajo el brazo. A los tres a?os ya escrib¨ªa cuentos, cuentos que su madre encuadernaba y luego guardaba con amor en un estante destinado solo a ese prop¨®sito. A los seis, despu¨¦s de que su padre decidiera mandarlo a vivir a un internado, amedrentaba a los otros chicos con historias de terror. ¡°Si consegu¨ªa que lloraran, lo hab¨ªa hecho bien. Lo hac¨ªa para que nadie se metiera conmigo¡±, confesaba con humor durante una entrevista a The telegraph. De vuelta de sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial, donde sirvi¨® como soldado de la Royal Corps of Signals, retom¨® la escritura mientras la compaginaba con el oficio de librero. Primero, habl¨® de la guerra. Luego, del futuro.
La obsesi¨®n de Aldiss por la ciencia ficci¨®n, por los rostros m¨²ltiples del futuro, no naci¨® de sus experiencias en la guerra. Viene de un detalle casi mundano, pero inolvidable, que le ocurri¨® siendo chiquillo. ¡°A los cinco a?os, me fui a vivir con mi abuela Wilson en Peterborough. Hubo un eclipse y me llevaron a verlo. Si hay algo que puede transformarte en un escritor de ciencia ficci¨®n, es eso. Ver esa enorme sombra desboc¨¢ndose sobre el campo frente a ti¡±, confesaba en una serie de revelaciones ¨ªntimas al diario The Independent.
Aldiss lo gan¨® todo en la ciencia ficci¨®n. En todas las categor¨ªas. Relato, antolog¨ªa, novela corta, novela, ensayo... Los cuatro grandes del g¨¦nero fant¨¢stico ¡ªlos premios Locus, Hugo, Nebula y John Campbell¡ª estaban en su haber, el Hugo por partida doble. Fue una de las figuras clave de la Nueva Ola, una generaci¨®n de escritores de gran talento literario que revolucionaron la ciencia ficci¨®n en los a?os 60. Pero Aldiss, m¨¢s all¨¢ del reconocimiento en premios o su papel hist¨®rico como editor, logr¨® algo mucho m¨¢s esencial, que se apreciara la calidad de su literatura independientemente de que lo escrito fuera ciencia ficci¨®n, realismo o ensayo.
De su amplia obra, super¨® los 100 libros entre los firmados como autor y editor, Aldiss segu¨ªa enamorado en sus ¨²ltimos a?os de la trilog¨ªa de Heliconia. Aldiss dedic¨® dos a?os a la investigaci¨®n que fundaba la saga, la historia de una civilizaci¨®n, contada como trilog¨ªa, que se extend¨ªa durante miles de a?os en un planeta en el que las estaciones climatol¨®gicas perduraban siglos. ¡°Lo bueno de vivir en Oxford es que llamabas a cualquier puerta y alguien sab¨ªa lo que necesitabas¡±, recordaba Aldiss durante una entrevista a The Guardian. Sin embargo, su trabajo m¨¢s conocido por el gran p¨²blico es un relato, Supertoys last all summer long, el que inspir¨® a Kubrick, y luego a Spielberg, la pel¨ªcula Inteligencia artificial. Al autor, sin embargo, no le despertaba ninguna simpat¨ªa esta adaptaci¨®n. La defini¨® con una palabra: ¡°Abominable¡±.
En sus ¨²ltimos tiempos, Aldiss estaba ya, en realidad, lejos de la ciencia ficci¨®n a la que tanto hab¨ªa dado. ¡°Ya solo leo a Tolstoi¡±, confes¨® en una de sus ¨²ltimas entrevistas a The Guardian. Sin embargo, su pasi¨®n por defender la validez del g¨¦nero al que m¨¢s p¨¢ginas dedic¨® continuaba muy viva: ¡°?Por qu¨¦ ¡®TSL¡¯ [prestigiosa revista literaria brit¨¢nica para la que llegaron a escribir T. S. Eliot, Henry James o Virginia Woolf] no rese?aba novelas como las m¨ªas? ?Por esnobismo! Pero creo que la ciencia ficci¨®n tiene una gran importancia. Los norteamericanos son mucho m¨¢s avispados en esto. Recuerdo una vez, en la aduana, que un agente me reconoci¨® y dijo: ¡®Bienvenido. ?Todos leemos ciencia ficci¨®n en este pa¨ªs! No me imagino a nadie diciendo lo mismo en el aeropuerto de ?Heathrow¡±, confes¨® a The Telegraph en una entrevista publicada p¨®stumamente.
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