Barcel¨®: ¡°La pintura es una inutilidad esencial¡±
El artista mallorqu¨ªn y el profesor y cr¨ªtico Calvo Serraller, investidos 'honoris causa' por la Universidad de Salamanca
A los dos homenajeados del d¨ªa en Salamanca parece preocuparles algo que en las muy pragm¨¢ticas y vertiginosas sociedades de hoy no suele estar en el aire: la utilidad de lo in¨²til. De esto ya hablaron largo y tendido hace un mundo los maestros tao¨ªstas y hace poco el ensayista italiano Nuccio Ordine (La utilidad de lo in¨²til, Ediciones Acantilado), pero Miquel Barcel¨® (Felanitx, Mallorca, 1957) y Francisco Calvo Serraller (Madrid, 1948), en su investidura como doctores honoris causa por la Universidad de Salamanca, han porfiado en el discurso. No hay que desanimarse, parecen sostener. No importa que haya tanto in¨²til de verdad incapaz de conceder importancia a lo aparentemente in¨²til y en realidad util¨ªsimo. Pongamos, por ejemplo, el arte y la literatura. Pura inutilidad. Como las chirim¨ªas, los heraldos y los maceros del acto celebrado hoy, viernes. Pero si los quitas, nada es lo mismo.
Desde este mediod¨ªa, el artista y el profesor forman parte del claustro de doctores de la Universitas Studii Salmanticensis, que celebra los fastos de su 800 aniversario (precisamente con la exposici¨®n m¨²ltiple de Barcel¨® El arca de No¨¦ como plato fuerte hasta el d¨ªa 30). La doctora en Bellas Artes Soledad Farr¨¦ ha sido la madrina de Barcel¨®, y su colega en Historia del Arte Mar¨ªa Teresa Paliza, la de Calvo Serraller, colaborador de EL PA?S.
Los dos portan ya el birrete doctoral ¡ªel blanco de Bellas Artes Barcel¨®, el azul celeste de Historia del Arte Calvo Serraller¡ª despu¨¦s de un acto celebrado en el Paraninfo del edificio de las Escuelas Mayores. Y los dos han vertebrado gran parte de su discurso de investidura en torno a esa idea: el arte como paradigma de lo in¨²til¡ y de lo esencial.
En su discurso, apoyado por un v¨ªdeo, Barcel¨® ha hablado de ¡°esa inutilidad esencial que es la pr¨¢ctica de la pintura¡±. En su caso, esa cosa absurda de la que se puede prescindir seg¨²n tantos profetas de la nada como es la creaci¨®n pl¨¢stica se traduce en la Capilla de Sant Pere de la Catedral de Palma, o en la c¨²pula de la sede de Naciones Unidas en Ginebra, o en las vidrieras de 200 metros que pint¨® con arcilla en la Biblioteca Nacional de Francia. O en los retratos de los ni?os albinos de Mal¨ª, o en las ¨¢nforas de barro con forma de pez y de pulpo, o en esos palos entrando en el agua haciendo ondas. Otros prefieren las curvas de empresa.
Para reivindicar esa inutilidad ¨²til, Barcel¨® cit¨® a Marcel Duchamp y a Marinetti, a Pessoa y a Flaubert, a su madre Francisca (94 a?os, presente en el acto y brindando con vino dulce por su hijo) y a Camar¨®n de la Isla: ¡°Una noche, en Sevilla, despu¨¦s de bastantes copas, se tir¨® una hora enumerando todos los personajes y criaturas que sal¨ªan en uno de mis cuadros, fue incre¨ªble¡±.
¡°A partir de ahora lo har¨¦ todo bien¡±, ha prometido desde el estrado Barcel¨® mirando al rector magn¨ªfico de la Universidad de Salamanca, Daniel Hern¨¢ndez Ruip¨¦rez, que se re¨ªa desde debajo del birrete, lo mismo que el diestro Jos¨¦ Tom¨¢s y el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, se re¨ªan en la tribuna de invitados. Un Barcel¨® que ha dejado clara la condici¨®n innegociable que ha de guiar a todo artista cuando acomete una obra: ¡°Tener claro que uno est¨¢ dispuesto a fracasar¡±. Y un Barcel¨® que dice pintar y esculpir ¡°siempre desde el borde de la esquizofrenia¡± y que desde los a?os ochenta se toma el brochazo y la pincelada como ¡°actos de resistencia frente al mundo virtual¡±. Su hijo Joaquim le clavaba los ojos desde la tribuna de invitados, Francisca sonre¨ªa y aplaud¨ªa.
El profesor, cr¨ªtico y acad¨¦mico Francisco Calvo Serraller ha profundizado en el mismo tema. El autor de estudios y monograf¨ªas sobre artistas como El Greco, Picasso, Dal¨ª, Antonio L¨®pez, Sorolla o el propio Barcel¨®, entre otros, ha pronunciado en las tierras de Fray Luis de Le¨®n y Unamuno una encendida alabanza ¡°del arte como inutilidad suprema y fascinante¡±, frente a lo que ha llamado ¡°la vara de medir escatol¨®gica del progreso¡±.
Calvo Serraller ha recibido el mismo birrete que en su d¨ªa recibi¨® aqu¨ª mismo Jos¨¦ Cam¨®n Aznar, maestro de historiadores del arte y de la literatura, quien imparti¨® su magisterio en las aulas salmantinas entre 1927 y 1939. En su discurso, Calvo Serraller ha echado al aire esta carga de profundidad: hay tanta falacia entre los paladines radicales de lo cl¨¢sico frente a lo moderno como entre los ultramontanos de lo moderno frente a lo cl¨¢sico: ¡°A la gente que opone sistem¨¢ticamente el arte del pasado y el arte de hoy¡ no le interesa el arte¡±. Calvo Serraller se ha detenido tambi¨¦n en el arte a pu?etazos, a brochazos, a guantazos, de Barcel¨®: ¡°Es un arte salvador frente al actual diluvio tecnol¨®gico¡±.
Babelia
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