Reuni¨®n de escalera
El lema de la 15? Bienal de Estambul ¡ª¡°Un buen vecino¡±¡ª se?ala los conflictos de convivencia en las nuevas aldeas globales
Cada dos a?os, y dependiendo del presidente de turno de la comunidad, se producen unas cuantas reuniones de vecinos en el mundo del arte. Las llaman la Bienal de¡, porque todos sabemos que el populismo cultural se publicita menor si se presenta como surgido de un determinado lugar, a poder ser ex¨®tico: la Bienal del Fin del Mundo (Patagonia), Documenta en Atenas, Kassel (cada cinco), M¨¹nster, Lyon o Venecia, con sus pabellones de todos los pa¨ªses¡ ?Viva Arte Viva! Ahora es el turno de Estambul. Y mientras el canto del almu¨¦dano se encabalga de una mezquita a otra produciendo una estereofon¨ªa m¨²ltiple que sobreexcita a los fieles, la burbuja del arte rebota, con todos sus elementos gaseosos ¡ªy sus preceptos de fe: honrar¨¢s a los artistas, cr¨ªticos, comisarios, galeristas y mecenas¡ª, de una sede a otra por las calles no lejanas a la plaza Taksim, centro neur¨¢lgico de esta capital de 20 millones de almas que vive inmersa en una agresiva ¡°estilizaci¨®n¡± comercial. Como en una nueva fase de la historia (social) del arte, el fen¨®meno ya tiene su ¡°ismo¡±: el ¡°neoliberalismo de la topadora¡±.
En dichas reuniones de escalera, los propietarios hablan y discuten sobre si el ascensor brit¨¢nico se mueve demasiado, las grietas de la terraza espa?ola dejan goteras independentistas, el vecino griego no paga las cuotas o los guiris de airbienbi tiran las colillas al patio. Para esta 15? Bienal, el d¨²o de artistas-comisarios Elmgreen & Dragset (Copenhague, 1961-Trondheim, 1968) han establecido unas normas de convivencia. Conocidos por su est¨¦tica de escaparatismo ¡ªun smoothy de Magritte y Jeff Koons¡ª, los artistas n¨®rdicos llaman a esta bienal ¡°un experimento de coexistencia¡±: 56 artistas de 36 pa¨ªses han sido convocados para se?alar las problem¨¢ticas sociales surgidas en las nuevas comunidades repartidas a lo largo del planeta.
Elmgreen & Dragset parten de su propia experiencia desde que, en 1994, se conocieron en un club gay de Copenhague y decidieron formar su propia comunidad emotiva en las distintas ciudades donde vivieron: Nueva York, Estocolmo, Londres, Barcelona, Berl¨ªn. Pero fue en los barrios m¨¢s alternativos de la capital turca donde experimentaron en carne propia las tensiones de la convivencia. Ambos sostienen que ¡°la pol¨ªtica la hacen y la sienten los individuos¡±, sin duda una involuntaria actualizaci¨®n de las proclamas radicales del feminismo de los sesenta: ¡°Lo personal es pol¨ªtico¡±. Kate Millet in memoriam. Tambi¨¦n manejaron estad¨ªsticas, en particular un estudio realizado por la WVS turca (World Values Survey), una especie de ¡°bolsa mundial de valores y creencias¡±, donde los encuestados reconoc¨ªan que ¡°lo peor es tener cerca a un homosexual, un alcoh¨®lico, un americano (?) o un creyente cristiano o jud¨ªo¡±. Decidieron ampliar la consulta: ?C¨®mo se convierte uno en buen vecino? ?Es un buen vecino ese extra?o al que no le tienes miedo, aquel que lee el mismo diario que t¨²? Y sobre el mundo del arte, ?preferir¨ªan no tener a un artista cerca?
En un pa¨ªs en el que besarse en la calle si eres homosexual puede costarte un apaleamiento, los artistas-comisarios ten¨ªan un reto
De todo eso trata la bienal, de saber a qu¨¦ contenedor de reciclaje ha ido a parar el optimismo de los ¨²ltimos 50 a?os; del sentido de conceptos como hogar y refugio en un pa¨ªs, Turqu¨ªa, que est¨¢ en el foco de uno de los m¨¢s vergonzosos desastres humanos ocurridos desde la Segunda Guerra Mundial: miles de familias huyendo de la guerra siria en busca de un hogar, y a las que el Gobierno turco, que deber¨ªa acogerlos, llama c¨ªnicamente ¡°inmigrantes¡±.
El jefe de la comunidad de vecinos de la escalera, Recep Tayyip Erdogan, criticado por su autoritarismo y por encarcelar a periodistas e intelectuales, ofrece su ¡°piso¡± para esta reuni¨®n. Es importante aclarar que el apoyo de su Gobierno a esta Bienal es s¨®lo institucional y se concreta en la cesi¨®n de cuatro espacios: la Galata Greek School, Istanbul Modern, el Pera Museum y el Hamman Ku?¨¹k Mustafa Pasa, a los que se han sumado el estudio del colectivo Yogunluk (intensidad), la galer¨ªa ARK K¨¹lt¨¹r y otros enclaves en el espacio p¨²blico. La de Estambul, al contrario que la mayor¨ªa de las bienales, est¨¢ financiada casi en su totalidad por la Fundaci¨®n para la Cultura y las Artes (IKSV), una entidad privada ¡°sin ¨¢nimo de lucro¡± que ha recibido la mitad del presupuesto para este evento de un conglomerado industrial de 100 empresas (construcci¨®n, alimentaci¨®n, armamento) presidido por el multimillonario ?mer M. Ko?. En un pa¨ªs donde la verdadera libertad es vilipendiada y oscurecida sistem¨¢ticamente, donde besarse en plena calle si eres homosexual te puede costar un apaleamiento, el trabajo de Elmgreen & Dragset planteaba todo un reto. ¡°Lo aceptamos¡±, aseguran los comisarios, ¡°para no aislar a¨²n m¨¢s a la sociedad turca. El arte puede crear un espacio de libre intercambio de ideas¡±.
La Bienal de Estambul es un hobby contenido que mezcla obras recientes de artistas j¨®venes con las de autores consagrados, algunos ya desaparecidos, como Louise Bourgeois, Lee Miller, Liliana Maresca y Fernando Lanhas. Pero la sensaci¨®n que deja es que est¨¢ pagada por una gran empresa sat¨¦lite que rodea al Estado y que el propio poder estatal asume y asocia como un ethos nacional: convertir la capital turca en el gran bazar medioriental. La met¨¢fora viva de lo dicho la encontramos en la sede del Istanbul Modern: el mural Cross Fade, de la marroqu¨ª Latifa Echakhch, dos grandes frescos contrapuestos que representan momentos de revuelta y protestas en las calles. La pintura desconchada, cay¨¦ndose a pedazos, remite a un futuro democr¨¢tico corrompido, al cansancio pol¨ªtico y la desmoralizaci¨®n de la sociedad civil que hace mucho que ha dejado de existir.
Habr¨ªa sido necesario decir m¨¢s cosas y dar un paso atr¨¢s para examinar realmente la vocaci¨®n ut¨®pica del artista, comisarios y grupos individuales m¨¢s peque?os, de las estructuras colectivas que se resisten a la uniformizaci¨®n y colonizaci¨®n del consumo y ofrecen alg¨²n poder cr¨ªtico. En Estambul era el momento de plantarles cara: un grado cero, el sue?o de la obra sin contenido.
¡®A good neighbour¡¯. 15? Bienal de Estambul. Hasta el 12 de noviembre.
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