El drama padre
Es un virtuoso ejercicio donde el estilo visual, el relato y su dimensi¨®n simb¨®lica est¨¢n diab¨®licamente destilados en un todo avasallador
A Aronofsky podr¨¢n acusarle de megaloman¨ªa por esta absorbente, provocadora y cism¨¢tica pel¨ªcula, pero nadie deber¨ªa tildarle de tramposo, porque todo est¨¢ ah¨ª. Desde el principio: ese pr¨®logo enigm¨¢tico que instala al espectador en el terreno de la alegor¨ªa, sugiriendo un ciclo incesante de aniquilaci¨®n y renacimiento, una cosmogon¨ªa de elementos m¨ªnimos: un hombre, una mujer, una casa aislada en el campo. Que Madre! se haya convertido en una de las pel¨ªculas m¨¢s pol¨¦micas y discutidas de la temporada solo pone en evidencia hasta qu¨¦ punto el espectador cinematogr¨¢fico (o el consumidor medio de ficci¨®n televisiva) ¨Ca diferencia del espectador teatral o del lector literario o del amante de ciertas historietas que nunca se etiquetar¨ªan como novela gr¨¢fica- vive, hoy en d¨ªa, encadenado por la tiran¨ªa de, en el mejor de los casos, la verosimilitud y, en el peor, de la literalidad.
Madre!
Direcci¨®n: Darren Aronofsky.
Int¨¦rpretes: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer.
G¨¦nero: terror.
Estados Unidos, 2017
Duraci¨®n: 121 minutos.
?Qu¨¦ es Madre!? Podr¨ªa definirse de muchas maneras, pero ninguna le har¨ªa completa justicia, porque, por encima de todo, es un virtuoso ejercicio de pura forma cinematogr¨¢fica donde el estilo visual, el relato y su dimensi¨®n simb¨®lica est¨¢n diab¨®licamente destilados en un todo avasallador, orientado a proporcionar al espectador una experiencia subjetiva ¨Cmodelo Tren de la Bruja para Te¨®logos- que avanza en fren¨¦tico crescendo hacia lo inexpresable. De entrada, podr¨ªa decirse que esto es una pel¨ªcula de terror ¨Cvariante irrupci¨®n dom¨¦stica- que, entre estados carenciales de oxitocina, acaba so?ando ser la Biblia entera (Apocalipsis incluido). O el viaje alucinante (post-polanskiano y post-vontrieriano) al fondo de una mente asediada en el campo de batalla entre una masculinidad omni-impotente y una feminidad engendradora.
El rostro de Jennifer Lawrence es el centro de gravedad (y expresividad) en esta extravagancia c¨¢mara al hombro donde el espacio privado se ve desintegrando en la entrop¨ªa tras la llegada de unos inesperados visitantes (Ed Harris, Michelle Pfeiffer) a la casa que la protagonista comparte con su marido poeta (Javier Bardem). Las primeras citas b¨ªblicas (la herida en el costado de Ad¨¢n, el enfrentamiento entre Ca¨ªn y Abel) se infiltran como sutiles notas de desconcierto hasta que todo se desborda, la percepci¨®n del tiempo y las concatenaciones l¨®gicas se desbaratan y las im¨¢genes extremas ¨Cla brutal violencia sobre un rostro, por ejemplo- se acumulan en un asombroso tour de force. Aronosfky ha querido reducir la riqueza de significados a uno solo: la alegor¨ªa ecol¨®gica. Madre! podr¨ªa ser eso, pero, por fortuna, es eso y mucho m¨¢s.
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