Alex Chilton resucita en una reedici¨®n espa?ola
El sello Munster recupera la etapa m¨¢s oscura del m¨²sico estadounidense
Cuantiosas son las obras de rock que liban de la autodestrucci¨®n, ese don tan humano, engendrado por la arrogancia de Prometeo y la soberbia de su padre, el omn¨ªmodo Zeus. Menos frecuente resulta tropezar con artistas que perseveren en su propia aniquilaci¨®n, consolid¨¢ndola raison d?etre creativa. Infima se insinua la posibilidad de hallar uno de esos autosaboteadores cuya tempestad interior redunde en exaltaci¨®n del genio y la belleza. A lo largo de cinco a?os, 1974-78,?Alex Chilton (Memphis, 1950¡ªNueva Orleans, 2010) cultivaba esa masoquista praxis, alcanzando el fulgor art¨ªstico, que no el triunfo, al precio de envilecerse. Comprometido con la peor de las venganzas, la dirigida contra uno mismo, saboreaba durante ese quinquenio horribilis la delectaci¨®n de fastidiar a quienes le socorr¨ªan, de burlarse de la imagen emitida por el espejo en el que se reflejaba, sus canciones.
Patrocinada por un sello espa?ol, Munster, una nueva referencia con exhumaciones de archivo, Take Me Home And Make Me Like It, viene a ensanchar la visi¨®n que nos ha llegado de ese lesivo pero inspirador proceso. Un periodo en el que Chilton no parec¨ªa existir a ojos de industria y p¨²blico. Para quienes desconozcan al personaje:?fallecido de un infarto en 2010, a los 59 a?os, el tiempo ha hecho de Alex Chilton presa de culto entre un sector de la afici¨®n erudito y transgeneracional. En los 80 porque produjo las dos primeras referencias de The Cramps, posteriormente debido a la beatificaci¨®n post-moderna de Big Star, banda, resucitada en 1993, a la que en su d¨ªa no se prest¨® la menor atenci¨®n y en la que muchos han creido ver los or¨ªgenes del power pop. Fueron esas las ganz¨²as que franquearon el cerrojo de un curr¨ªculo precoz: En 1967, a los 16 a?os, como vocalista de The Box Tops, banda de soul blanco procedente de Memphis,?Chilton ya ostentaba un hit internacional, The Letter.
Pese a los ¨¦xitos, pues hubo otros, un cap¨ªtulo infeliz. No le bastaba con la atenci¨®n recabada por la inopinada voluptuosidad de una voz que parad¨®jicamente nunca extravi¨® el timbre adolescente; quer¨ªa invertirla en sus propias canciones. Supeditado a los designios de los productores, ¨¦stas ca¨ªan en saco roto. Los Box Tops se disolv¨ªan en 1970 y ese mismo a?o Chilton grababa su primera obra en solitario, ?in¨¦dita hasta 1996! Corr¨ªa pareja suerte Big Star, extraordinaria formaci¨®n pop que lidera junto a Chris Bell. A pesar de la ligera expectaci¨®n despertada por un primer ¨¢lbum, cuando aparece el segundo ya ha partido peras con su adlatere y la banda ha entrado en modo rigor mortis. Aunque concebido en solitario, se publicaba ese disco a nombre de ¨¦sta, encomend¨¢ndolo a su underground aura. Problemas de distribuci¨®n lo sepultaban en el limbo.
Para cuando lo intentaba de nuevo con otro ¨¢lbum que tambi¨¦n acredita a Big Star, el egregio Sister Lovers, 1974, publicado con cuatro a?os de retraso respecto a su grabaci¨®n, Chilton ya ha sido intoxicado por una frustraci¨®n colmada de exuberante talento. Ungido en ebriedad y demonios, tocado por el ¡°bello mal¡± de Pandora, celebraba la adversidad con una liturgia de ira, desd¨¦n e iluminaci¨®n. Ese lema infectar¨¢ hasta la m¨¦dula la tentativa con que en 1975 plasma un paquete de canciones concebidas para persuadir a potenciales postores discogr¨¢ficos. Sesgadas por accesos de d¨ªscolo caos pre-punk, tan pronto emocionales como disfuncionales, apasionadas en su desganada y desastrada factura, en realidad parecen concebidas para ahuyentarlos. Son el producto de un hombre que se niega a si mismo, y sobre todo a Big Star, dinamitando cualquier resquicio de empat¨ªa entre autor y obra. Un devastador canto a la ansiedad.
Take Me Home And Make Me Like It agota la atribulada extracci¨®n con que esas sesiones han sido exprimidas en referencias previas como el Ep Singer Not The Song y el Lp Bach?s Bottom. En su caso con superior sonido, reforzado por la desarmante crudeza de tomas alternativas, que poca cosa es comparada con la de las notas interiores firmadas por el productor John Tiven. Un descarnado relato, complementario de la tensi¨®n respirable en la m¨²sica, de la envenenada animosidad atizada por esa v¨ªctima del s¨ªndrome Mr. Hyde que fue Chilton. Pide perd¨®n Tiven por derrumbar el mito. Y se le concede, a ¨¦l y a Chilton, cuyo heterodoxo paroxismo har¨ªa capilla sixtina de Like Flies On Sherbert, 1979, su primer Lp en solitario de facto. B¨²squenlo, plantea sustanciosos desaf¨ªos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.