Nadie sabe (ni sabr¨¢)
Cruces y encrucijadas recorren el tejido simb¨®lico de este 'thriller', duod¨¦cimo largometraje de ficci¨®n del japon¨¦s Hirokazu Kore-eda
EL TERCER ASESINATO
Direcci¨®n: Hirokazu Kore-eda.
Int¨¦rpretes: Masaharu Fukuyama, K?ji Yakusho, Isao Hashizume, Suzu Hirose.
G¨¦nero: thriller. Jap¨®n, 2017
Duraci¨®n: 124 minutos.
Una cruz es el s¨ªmbolo universal del sacrificio. Una encrucijada puede funcionar como transparente imagen simb¨®lica de una duda irresoluble. En tanto que lenguaje intermedio entre la mutabilidad de mundo f¨ªsico y la inmutabilidad del mundo de las ideas, el s¨ªmbolo proporciona al ser humano un asidero para orientarse en un universo que vive y se define en el cambio incesante. Pero un s¨ªmbolo tambi¨¦n puede variar de significado seg¨²n desde qu¨¦ posici¨®n se mire; o seg¨²n en qu¨¦ posici¨®n y lugar est¨¦. Una cruz colocada sobre una tumba o un altar tiene un sentido inequ¨ªvoco. Una cruz detectada, a vista de Dios, en el callejero de una ciudad es, no obstante, la forma m¨¢s literal de una encrucijada.
Cruces y encrucijadas recorren el tejido simb¨®lico de El tercer asesinato, duod¨¦cimo largometraje de ficci¨®n del japon¨¦s Hirokazu Kore-eda que plantea un expl¨ªcito cambio de tono tras un ¨²ltimo tramo en su filmograf¨ªa regido por lo luminoso ¡ªaunque no elemental o ingenuo¡ª. Tambi¨¦n es una pel¨ªcula que convierte buena parte de su discurso de fondo ¡ªtoda verdad es, por naturaleza, esquiva¡ª en el elemento que determina su deliberadamente inasible identidad gen¨¦rica: los signos externos hablan de un thriller judicial, pero, bajo esa piel, lo que acaba desarrollando el cineasta, con implacable brillantez, es una reflexi¨®n espiritual en torno a la idea del sacrificio y los retorcidos caminos que puede tomar el alma humana a la hora de ejecutar un acto¡ ?justo? Aunque ni siquiera eso podr¨ªa afirmarse sin margen de duda: la esencialidad de El tercer asesinato est¨¢ en la puesta en cuarentena de toda certeza, porque, si, entre otras cosas, esta pel¨ªcula podr¨ªa ser una denuncia sobre la pena de muerte, vigente en Jap¨®n, sus maneras son las m¨¢s alejadas que uno pueda concebir de la transparencia de un filme de tesis.
Los desvelos de un abogado defensor para atenuar la pena de un asesino confeso que cambia su versi¨®n de los hechos en cada comparecencia centran este relato que alcanzar¨¢ su cl¨ªmax en la imagen que funde y confunde los rostros de ambos personajes, unidos por la mirada humanista y compasiva del cineasta, as¨ª como por parejos conflictos paternofiliales. La austeridad de estilo y la complejidad que van sumando detalles visuales ¡ªla gestualidad manual de los personajes¡ª y narrativos ¡ªno hay secundario accesorio¡ª vuelven a acreditar la infalibilidad de este gran maestro contempor¨¢neo.
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