La batalla de los escritores
Los autores iraqu¨ªes y sirios rompen sin tapujos tab¨²es cuando en otras latitudes ¨¢rabes se buscan v¨¢lvulas de escape m¨¢s on¨ªricas
![Ofensiva sobre Alepo de tropas gubernamentales en diciembre de 2016.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CHGNBASKGOY2OBRKTBDSVFNVSQ.jpg?auth=785730c37e132e150da00a8d9d822a94b5aca904262a345b60f3caf1e6eef09e&width=414)
En las letras ¨¢rabes exist¨ªa un t¨®pico que el siglo XXI ha echado abajo: ¡°Los libros se escriben en El Cairo, se imprimen en Beirut y se leen en Bagdad¡±. Como en tantas otras cosas de la vida ¨¢rabe, tras las revueltas de 2011 ya nada es como era, ni tampoco lo contrario. Las certidumbres escasean, y el pensamiento parad¨®jico domina tambi¨¦n la literatura y la vida literaria ¨¢rabes, m¨¢s plurales que nunca.
Tras un siglo de construcci¨®n de grandes relatos, en que la novela se impuso como el g¨¦nero de los nuevos tiempos, aunque no lograra hacerse del todo con el aura popular de la poes¨ªa, la literatura ¨¢rabe afronta las miserias de un presente m¨¢s miserable de lo que nunca hubiera cabido imaginar. Los autores iraqu¨ªes y sirios lo vienen haciendo desde hace dos d¨¦cadas, rompiendo sin tapujos tab¨²es cuando en otras latitudes ¨¢rabes se buscan v¨¢lvulas de escape m¨¢s on¨ªricas, m¨¢s l¨ªricas o m¨¢s simb¨®licas. Hoy iraqu¨ªes y sirios dominan el panorama literario ¨¢rabe y han acaparado premios y reconocimientos, lo cual no siempre es muy bien recibido por sus colegas, sobre todo egipcios y libaneses, un poco mal acostumbrados.
Siria e Irak, Damasco y Bagdad, nombres de resonancias m¨ªticas en el imaginario colectivo, viven hoy el desgarro de la violencia sectaria y el autoritarismo m¨¢s brutal, por no hablar de la injerencia extranjera en unas sociedades bien conocidas por su orgullo nacional. Ante el aplastante peso de esta realidad, que determina cualquier quehacer art¨ªstico, una generaci¨®n de escritores que ni siquiera disfrut¨® de los cantos de sirena panarabistas, se enfrenta a la represi¨®n en el interior o al dolor de la libertad en el exilio. Aunque represi¨®n y exilio son experiencias bien conocidas por sus mayores: ya en 1975 Abderrahm¨¢n Munif, el impulsor de la renovaci¨®n narrativa posmahfuziana, agit¨® la calma chicha de la progres¨ªa acomodada publicando Al este del Mediterr¨¢neo (Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo), el relato en primera persona de un exprisionero pol¨ªtico; y en 1981 Alia Mamduh, tras abandonar Irak, public¨® Laila y el lobo, una Caperucita ¨¢rabe contra el patriarcado y el autoritarismo.
La brutalidad de las dictaduras de Siria e Irak ha marcado a fuego sus literaturas. La represi¨®n, la tortura, la prisi¨®n, el exilio, el sectarismo, la delaci¨®n son temas omnipresentes en la novela, aparentemente obsesivos para un observador ajeno, presto a sentenciar que los novelistas ¨¢rabes ¡°son todos muy t¨¦tricos¡±. Es posible que este ¡°todos¡± casi sea cierto, pues la desmesura de la situaci¨®n no permite andarse con muchos pa?os calientes. Lo cual no significa, como la generalizaci¨®n supone, que todos sean iguales ni que el resultado desmerezca. En todo y en nada se parecen el yo de Viaje a lo desconocido (2009; in¨¦?dito en espa?ol), de Aram Karabet, y el de El caparaz¨®n (2007), de Mustafa Khalifa, por poner dos ejemplos cercanos entre s¨ª y ambos sirios. Sin embargo, y es lo m¨¢s llamativo en la actual renovaci¨®n, no son los personajes fuertes masculinos los principales protagonistas. Ciudades y mujeres destacan por encima de ellos, a menudo confundidas entre s¨ª. Sobresalen Alepo y Bagdad, que nutren respectivamente la narrativa de Khaled Khalifa (No hay cuchillos en las cocinas de esta ciudad, 2013; in¨¦dito en espa?ol), guionista y novelista sirio, una de las voces literarias de la revoluci¨®n de 2011, y de Sinan Antoon (Fragmentos de Bagdad, Turner), poeta y novelista iraqu¨ª. Una reciente obra maestra es Frankenstein en Bagdad (2013), del tambi¨¦n iraqu¨ª Ahmed Saadawi, de pr¨®xima aparici¨®n en espa?ol, en la que, borrada la frontera entre lo veros¨ªmil y lo inveros¨ªmil, lo personal y lo colectivo, un Frankenstein bagdad¨ª fagocita a la ciudad y a s¨ª mismo.
Estas urbes literarias, corro¨ªdas por el peso de la familia y de la religi¨®n, est¨¢n densamente pobladas por mujeres castradas que se rebelan, siempre a un coste demasiado alto, cuando no in¨²til. Son inolvidables las yihadistas avant la lettre de Elogio del odio (Lumen), tambi¨¦n de Khaled Khalifa, publicada en ¨¢rabe en 2008, y las tres amigas de clase media damascena de Los guardianes del aire (2009; in¨¦dito en espa?ol), de Rosa Yasin Hasan, que luchan contra la frustraci¨®n acumulada en dos decenios de brutal represi¨®n pol¨ªtica, que tambi¨¦n lo es sexual.
No es f¨¢cil para un novelista ¨¢rabe remar entre la gravedad y el humor, medio negro medio absurdo, o entre el realismo y el intimismo mientras se acumulan las ruinas personales y colectivas. Hasta la fuerte lengua literaria ¨¢rabe sucumbe a la descomposici¨®n reinante y se pliega a la oralidad. Yo, el m¨¢s inteligente de Facebook (Mardulce), del sirio Aboud Saeed; El loco de la plaza Libertad (Galaxia Gutenberg), del iraqu¨ª Hassan Blasim, o La frontera. Memoria de mi destrozada Siria (Stella Maris), de Samar Yazbek, incorporan nuevos tonos que en su contar entierran el anta?o sagrario de los ¨¢rabes, su lengua. Que sea para bien o para mal est¨¢ por ver.
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