Modo avi¨®n
Solo la lectura atenta y constante proporciona y desarrolla plenamente una personalidad aut¨®noma
Le¨ª que la crisis catalana estaba generando problemas psicol¨®gicos y los m¨¦dicos recomendaban el m¨®vil en ¡°modo avi¨®n¡± para desconectar de vez en cuando de la realidad y ¡°dedicarse, por ejemplo, a leer alg¨²n libro¡±. Y ni qu¨¦ decir tiene que juzgu¨¦ atinado ponerse a leer en pleno fragor de la batalla. Despu¨¦s de todo, hay una gran literatura que est¨¢ pensada, no para leerla con una l¨¢mpara cayendo sobre la cama, sino con el resplandor mismo de la p¨®lvora. Ahora bien, me pareci¨® que detr¨¢s de esa bondadosa recomendaci¨®n a leer ¡°alg¨²n libro¡± hab¨ªa alguien subestimando, una vez m¨¢s, la fuerza de la literatura. Nada, por lo dem¨¢s, demasiado extra?o cuando los mismos cerebros de las campa?as de promoci¨®n de la lectura se dejan luego caer por los bares pregunt¨¢ndose para qu¨¦ sirve la literatura habiendo tantas m¨²ltiples ofertas culturales que compiten con ella. Y alguno incluso viene y te recuerda que a la dichosa materia literaria la dimos por vana y por culpable despu¨¦s de Auschwitz.
A los que les gustar¨ªa hundir ya del todo a la literatura habr¨ªa que recordarles, por ejemplo, que la obra de Beckett, con su indagaci¨®n infatigable sobre la miseria humana, vino a demostrar despu¨¦s de Auschwitz que la literatura, m¨¢s all¨¢ de cualquier delirio de poder, segu¨ªa teniendo vida y recorrido propio. No hace mucho, Antoine Compagnon se preguntaba si pod¨ªa existir homenaje m¨¢s alto a la literatura que el de Primo Levi, en Si esto es un hombre, contando la Divina Comedia a su compa?ero de Auschwitz: ¡°Para vida animal no hab¨¦is nacido / sino para adquirir virtud y ciencia¡±.
No s¨¦ bien por qu¨¦ he ido a parar a Dante. Pero, como dice Maria Ga¨ªnza en su excepcional El nervio ¨®ptico (Anagrama), ¡°supongo que siempre es as¨ª: uno escribe algo para contar otra cosa¡±.
Voy en ¡°modo avi¨®n¡± volando hacia Alicante, donde me espera un coche que me llevar¨¢ a Murcia. Intento alejarme del estr¨¦s de los ¨²ltimos d¨ªas y para matar el tiempo imagino que mi vecino de asiento quiere saber si la literatura no es algo que pertenece a otra ¨¦poca. Ha llegado el momento de proteger a la cultura literaria de tanto desprecio, le respondo secamente. Y s¨¦ que, a partir de ahora, planeando en silencio otras posibles respuestas al vecino, voy a estar entretenido el resto del vuelo. No hay como ponerse uno mismo en ¡°modo avi¨®n¡± dentro de un avi¨®n. La literatura, pienso, sirve para matar el tiempo y en esto no puede haber nada malo. Pero es que, adem¨¢s, permite expresar el ¡°malestar de la cultura¡± a la vez que nos dota de una visi¨®n que trasciende las limitaciones de la vida cotidiana. La literatura sirve para exponer la corrupci¨®n del lenguaje que propicia el poder. Y, por si fuera poco, nos hace sensibles al hecho de que los otros son muy diversos. La literatura es veneno para los xen¨®fobos. Y hay muchas m¨¢s cosas que solo ella puede darnos, y que ?talo Calvino enumer¨® con especial acierto. En realidad ¨Cmiro ahora al vecino¨C solo la lectura atenta y constante proporciona y desarrolla plenamente una personalidad aut¨®noma.
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