Lecciones de cine y vida del maestro Ozu
Se publica por primera vez en espa?ol una recopilaci¨®n de art¨ªculos y entrevistas con el legendario cineasta japon¨¦s, director de 'Cuentos de Tokio' y 'Primavera tard¨ªa'
Yasujiro Ozu, Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi. No solo son los tres grandes creadores del cine japon¨¦s cl¨¢sico, sino que dejaron una impronta perenne en la cinematograf¨ªa mundial, cada uno con su estilo. Con sus maneras de ver la vida y las profundidades del ser humano, con sus distintas opiniones sobre la posici¨®n de la c¨¢mara, la ¨¦pica y la sutilidad. Si de Kurosawa los lectores espa?oles han disfrutado desde hace tiempo del libro Conversaciones con Akira Kurosawa (que acaba de reeditarse por la editorial Confluencias), de Mizoguchi y Ozu nunca se hab¨ªa podido acceder a sus opiniones en primera persona. Hasta ahora. La editorial Gallo Nero publica La po¨¦tica sobre lo cotidiano (Escritos sobre cine), una selecci¨®n in¨¦dita en castellano de tres d¨¦cadas -de 1931 a 1962- de art¨ªculos y entrevistas, que coincide con el aniversario de su muerte, el 13 de diciembre de 1963, el mismo d¨ªa en que cumpli¨® 60 a?os, en su ciudad natal, Tokio, por un c¨¢ncer. En lo m¨¢s alto de su carrera, tras 53 filmes, 26 de ellos en su primer lustro como realizador.
Dec¨ªa ?ngel Fern¨¢ndez Santos en su impecable definici¨®n del arte de Ozu: "Su vida diaria, llena de las rutinas y los ritos ¨ªntimos de los hombres urbanos solitarios y escondidos, le permiti¨® construir detr¨¢s de sus ojos un prodigioso -dotado con lentes y dones de microscopio- observatorio de los rincones desveladores del subsuelo de la sociedad que le cercaba". Wenders, Claire Denis, Kaurism?ki, Schrader, Antonioni, Kore-eda o Erice son algunos de los cineastas que han bebido de su filmograf¨ªa, con obras maestras como Cuentos de Tokio, Buenos d¨ªas o Primavera tard¨ªa. Y este recopilatorio de textos indaga en su alma y en sus propios recuerdos.
Inicios. Durante a?os escribi¨® guiones para otros sin descanso, "para ganar dinero extra". Pero Ozu salt¨® muy r¨¢pidamente a la direcci¨®n gracias, seg¨²n su confesi¨®n, a "un plato de arroz al curri". En los estudios Kamata, donde trabajaba como asistente, un d¨ªa estall¨® en el comedor cuando a la hora de la cena -la ¨²nica comida que se hac¨ªa- se col¨® delante de ¨¦l en la fila un director. Ozu,? muerto de hambre, se lio a pu?etazos porque le dijeron que los asistentes ten¨ªan que esperar. Su enfado trascendi¨® y el responsable del estudio pens¨® que si ten¨ªa car¨¢cter era un tipo interesante. "As¨ª fue c¨®mo empec¨¦ a dirigir en la primavera de 1927; no se me apreci¨® por mi inteligencia ni por mi capacidad".
Estilo. Ozu reflexion¨® en numerosas ocasiones a lo largo de su vida sobre su estilo y la "gram¨¢tica del cine". "Tengo unas preferencias muy marcadas, por lo que es inevitable que tambi¨¦n mis pel¨ªculas tengan cierta continuidad. Una de esas preferencias es el hecho de colocar la c¨¢mara muy baja". Para lograrlo, pon¨ªa la c¨¢mara encima de un okama no futa [tr¨¦bede de perol], un tr¨ªpode para cocer arroz.
Apasionado de Occidente
Ozu fue al cine desde cr¨ªo, le apasionaba a pesar de que le entraban grandes migra?as por culpa del aire viciado de las salas. Y esa pasi¨®n le hizo muy permeable al cine occidental. "Me gustan mucho William Wyler y John Ford. Naturalmente son americanos, y ponen directamente la mantequilla para fre¨ªr la comida, mientras nosotros preparamos primero un caldo con escamas de at¨²n seco".
El cineasta confirma algunas de sus caracter¨ªsticas. "Dicen que soy muy meticuloso cuando se trata de la calidad de los peque?os detalles de la secuencia, o de los vestidos que llevan los actores. Es cierto". M¨¢s: "No estoy hecho para el melodrama". "Confesar¨¦ otra de mis man¨ªas: no me gusta rodar en exteriores". Opiniones que no cambian en treinta a?os, como por ejemplo, su lucha contra la dictadura de la gram¨¢tica del cine: "Yo he definido un estilo m¨ªo, propio, pero no creo que exista una gram¨¢tica para hacer pel¨ªculas. Por eso, bienvenida sea la Nouvelle Vague, ?¨¢nimo a los directores nuevos y originales!". M¨¢s: "En el caso de la literatura, la gram¨¢tica es una cuesti¨®n fisiol¨®gicamente conectada, por as¨ª decirlo, con la capacidad de comprensi¨®n de las personas [...]. En el cine no est¨¢ en conexi¨®n directa con la capacidad de compresi¨®n del espectador, sino con los aspectos t¨¦cnicos de la filmaci¨®n".
Actores y compa?eros. Ozu trabaj¨® siempre con un mismo grupo de colaboradores, a los que ped¨ªa solo que fueran nocturnos y bebieran sake. "Yo no podr¨ªa trabajar con una persona a quien por la noche enseguida le entra sue?o y me deja solo". Por eso tambi¨¦n repet¨ªa con los actores: "Si para un papel hace falta un actor que vale diez, y pones uno as¨ª, lo har¨¢ sin problemas. Si tengo a un actor que vale ocho y trabajamos juntos para llegar, con esfuerzo, a una interpretaci¨®n de diez puntos, la cosa se pone apasionante". En otro art¨ªculo, apunta: "Se deber¨ªa poder transmitir una explosi¨®n de rabia sin alzar la voz. Si pido a Setsuko Hara [su actriz fetiche, que se retir¨® cuando Ozu muri¨®] que interprete de esa forma, ella consigue hacerlo sin la menor dificultad". De ella alab¨® su inteligencia, aunque matizaba: "No hay una actriz que entienda lo que busco como Setsuko Hara. Su gama expresiva es restringida, pero es un tipo de actriz cortada a medida para determinados papeles, y esos los desarrolla hasta el ¨²ltimo detalle".
Personalidad. "A veces me pregunto c¨®mo demonios hago para retratar la vida de personas de mediana edad, o la monoton¨ªa del matrimonio, sin tener la experiencia... Vamos, si solo puedo describir aquellas cosas que conozco por experiencia directa, ?quiere decir que tengo que robar, matar y cometer adulterio para poder tratar estos temas?". Ozu vivi¨® siempre con su madre, que falleci¨® poco antes de hacerlo ¨¦l. De car¨¢cter adusto, nunca tuvo pelos en la lengua, como cuando empez¨® a ver demasiada sexualidad en las pantallas: "Si yo fuera padre dir¨ªa a mis hijos que no fueran al cine. Est¨¢ bien hacer dinero con el cine, pero hay maneras y maneras. Me gustar¨ªa que se preservara cierto sentido de lo moral".
Babelia
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