Seg¨²n Himmler, Franco era un ¡°ingrato y un traidor¡±
Uno de los principales dirigentes nazis consideraba un renegado al dictador espa?ol por negarse a entrar en la II Guerra Mundial
Felix Kersten fue el fisioterapeuta personal de uno de los mayores criminales de todos los tiempos, el nazi Heinrich Himm?ler, jefe de las SS y de todo el aparato de terror del Reich y el responsable directo del Holocausto. Kersten mantuvo largas conversaciones a solas con Himmler, que le concedi¨® toda su confianza por la capacidad del profesional para aliviar sus dolores. Su hijo ha recuperado todos los documentos de su padre para escribir Las confesiones de Himmler. Diario in¨¦dito de su m¨¦dico personal, que Pasado & Presente publica este lunes. El libro recoge una conversaci¨®n entre Himmler y Kersten en la que el dirigente nazi muestra su profundo enfado con Franco por negarse a entrar en la II Guerra Mundial.
¡ªMe gustar¨ªa vivir para verlo ¡ª?exclam¨® Felix. Himmler pidi¨® a Felix que comiera con ¨¦l. No se encontraba bien. Durante la comida, Himmler le dijo que el F¨¹hrer estaba muy decepcionado con Espa?a:
¡ªFranco es un ingrato y un traidor.
El F¨¹hrer hab¨ªa contado con que Franco tuviera una actitud m¨¢s favorable hacia los alemanes, que se involucrase en la guerra y ocupase Gibraltar. Eso habr¨ªa cerrado el acceso al Mediterr¨¢neo y la guerra habr¨ªa tomado otro rumbo. El propio Himmler hab¨ªa negociado con Franco. Sin embargo...
¡°?Este simio espa?ol
no quer¨ªa abandonar su neutralidad! Al parecer, esperaba conseguir ciertas ventajas de los aliados¡±
¡ª?Este simio espa?ol no quer¨ªa abandonar su neutralidad! Al parecer, esperaba conseguir ciertas ventajas con los Aliados. Despu¨¦s de la guerra vamos a mantener unas conversaciones muy serias con algunos pa¨ªses neutrales.
Felix contest¨®:
¡ªSer¨ªa una nueva amenaza para la paz en Europa si todos los pa¨ªses que se mantuvieron neutrales o que hab¨ªan luchado contra Alemania fueran castigados.
Himmler contest¨®:
¡ªNo tocaremos a los soldados que lucharon contra nosotros con sus armas, porque han seguido ¨®rdenes y han cumplido con su deber. Muchos de ellos incluso han llevado a cabo grandes haza?as heroicas que admiramos, a pesar de estar dirigidas contra nosotros. Sin embargo, la responsabilidad la tienen las figuras que operan en las sombras y los pol¨ªticos que con su pol¨ªtica de neutralidad tratan de justificar su falta de participaci¨®n en la creaci¨®n de la nueva Europa. Con su actuaci¨®n han ayudado a los opositores de este nuevo orden. Por ejemplo, ?d¨®nde habr¨ªan estado Espa?a y Francia ahora si Alemania no hubiera prestado su apoyo desinteresado a Franco en 1936? Si los comunistas hubieran vencido en Espa?a, el comunismo habr¨ªa afectado a Francia inmediatamente y probablemente a muchas otras partes de Europa. ?Y c¨®mo nos lo agradecen Franco y el resto? ?Manteniendo su neutralidad!
¡ª?C¨®mo puede decepcionarles el hecho de que traten de mantener su neutralidad? ¡ªpregunt¨® Felix.
¡ªCuando Franco comenz¨® su guerra civil ¡ªcontest¨® Himmler¡ª, jur¨® fidelidad eterna al F¨¹hrer y a Mussolini. Ambos apoyaron su guerra. El F¨¹hrer incluso se reuni¨® con Franco en la frontera espa?ola en octubre del a?o pasado, y en aquella ocasi¨®n present¨® a Franco importantes propuestas. Le prometi¨® Gibraltar y grandes territorios coloniales en ?frica. Franco ech¨® la culpa a la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica de Espa?a. Adem¨¢s, sostuvo que la costa espa?ola estaba totalmente desprotegida y vulnerable ante ataques de buques de guerra ingleses. El Ej¨¦rcito espa?ol no contaba con un equipamiento moderno y, si Espa?a se pon¨ªa del lado de Alemania, los ingleses ocupar¨ªan las islas Canarias inmediatamente. Adem¨¢s, como persona, Franco caus¨® una mala impresi¨®n al F¨¹hrer. En todo caso, sabemos de sobra lo que sucede. Detr¨¢s de Franco est¨¢ la Iglesia cat¨®lica, que procurar¨¢ que no entre en la guerra, naturalmente. Este encuentro con Franco mostr¨® claramente al F¨¹hrer que debemos endurecer la lucha contra la Iglesia cat¨®lica. El F¨¹hrer hab¨ªa acordado con Franco que invadir¨ªamos Espa?a en enero de 1941 y entrar¨ªamos en Gibraltar. El Ej¨¦rcito de Franco se unir¨ªa al nuestro para atacar Gibraltar. Pero puede usted creerlo, se?or Kersten, ?en el ¨²ltimo momento se echa atr¨¢s! La Iglesia cat¨®lica de Espa?a ha cosechado otra victoria. Podr¨¢ usted imaginarse la rabia del F¨¹hrer al enterarse de que Franco no cumpl¨ªa su promesa. Lo conseguiremos aun sin Espa?a y, cuando lo hagamos, ahorcaremos al desgraciado de Franco y a sus obispos y cardenales. No podemos contar con hermanamientos ni comprensi¨®n entre los pueblos hasta vencer a la Iglesia cat¨®lica.
Felix dijo que no resultaba muy dif¨ªcil entender la decisi¨®n de Franco, teniendo en cuenta que toda su costa estaba desprotegida ante los posibles ataques de la marina inglesa. Como estadista, habr¨ªa sido una irresponsabilidad tomar cualquier otra decisi¨®n. Esto no ten¨ªa nada que ver con el papel de la Iglesia cat¨®lica, sino con el sentido com¨²n de Franco. Por lo dem¨¢s, qued¨® tan debilitado durante la Guerra Civil que ahora no estaba en condiciones de participar en una nueva guerra.
Himmler se enoj¨® y se?al¨® a Felix que ten¨ªa una idea mucho m¨¢s clara de lo que suced¨ªa en Espa?a y que llegar¨ªa el d¨ªa en que el F¨¹hrer se ocupar¨ªa de Franco y la Iglesia.
¡ªNo queremos que Espa?a nos regale nada ¡ªcontinu¨® Himmler¡ª. Habr¨ªa sido una gran ventaja para nosotros el que Espa?a nos ayudara. Esta oportunidad no volver¨¢ y Franco no ha sabido interpretar adecuadamente los tiempos que corren. Donde hay voluntad est¨¢n tambi¨¦n las posibilidades, y Franco no ha sabido entender las se?ales correctamente. Franco se habr¨ªa ahorrado muchos quebraderos de cabeza si despu¨¦s de la Guerra Civil hubiese aprobado una nueva reforma agraria para su poblaci¨®n de campesinos, en lugar de devolver el 40% de las tierras a la Iglesia. Gracias a esta decisi¨®n ha estropeado la posibilidad de crear un nuevo orden social europeo.
Despu¨¦s de un rato, Himmler termin¨® la conversaci¨®n con un tono algo m¨¢s comedido y dijo:
¡ªPrimero hay que ganar la guerra, luego ya encontraremos una soluci¨®n a esta situaci¨®n.
Despu¨¦s de la comida, Himmler se quej¨® de unos repentinos dolores estomacales y pregunt¨® a Felix si pod¨ªa hacer el favor de tratarlo. Entraron en la sala de masajes y Felix pudo mitigar los dolores una vez m¨¢s. En esta ocasi¨®n, aprovech¨® para pedir a Himmler que pusiera en libertad a tres alemanes, dos holandeses y un sacerdote cat¨®lico que estaban encarcelados en Oranienburg.
M¨¢s tarde, por la noche, Brandt llam¨® a Felix para decirle que Himm?ler hab¨ªa ordenado la puesta en libertad de estas seis personas y que ya por la noche hab¨ªan podido abandonar la c¨¢rcel.
Traducci¨®n de Martin Simonson.
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