Zona de fantasmas
Al resultado, que huye de engolar la voz, le hubiese venido bien en cambio alg¨²n suministro de chispa o de cierto fuego interior
RECUERDOS DE FUKUSHIMA
Direcci¨®n: Doris D?rrie.
Int¨¦rpretes: Rosalie Thomass, Kaori Momoi, Nami Kamata, Moshe Cohen.
G¨¦nero: comedia. Alemania, 2016.
Duraci¨®n: 108 minutos.
Una joven alemana que, tras una profunda herida amorosa, decide apuntarse a Payasos sin Fronteras, con el fin de paliar su dolor rodeada de dolores m¨¢s imponentes, y la ¨²ltima geisha de Fukushima, dispuesta a regresar a la zona cero de su duelo, protagonizan el ¨²ltimo trabajo de Doris D?rrie. Las dos mujeres encuentran un precario territorio de consuelo y comunicaci¨®n entre las ruinas del desastre que sacudi¨® a la localidad japonesa en marzo de 2011. La desolaci¨®n de Fukushima adopta sentidos diversos bajo la mirada de una cineasta que, como en Cerezos en flor (2008), sigue aqu¨ª contemplando Jap¨®n como lugar de expiaci¨®n y renacimiento: los devastados paisajes son, por un lado, una puerta abierta a la disoluci¨®n de la identidad, al purificador proceso de olvidarse de uno mismo y, por otro, una zona de imantaci¨®n para los fantasmas, metaf¨®ricos y literales.
Rodada en un blanco y negro m¨¢s helado que realmente expresivo, Recuerdos de Fukushima esquiva la tentaci¨®n de engolar la voz para mirarse en el espejo del Hiroshima Mon Amour (1959) de Alain Resnais y opta por modularse en forma de comedia de fricciones y complicidades entre dos personajes en principio antit¨¦ticos. Al resultado, no obstante, le hubiese venido bien alg¨²n suministro de chispa o de cierto fuego interior, porque, en sus peores momentos, cae en cierta actitud simplificadora y tur¨ªstica ante la proverbial sabidur¨ªa oriental en la aceptaci¨®n de la p¨¦rdida. El recurso visual que emplea la cineasta para materializar a los fantasmas que acosan a esta extra?a pareja de conveniencia no ayuda a sumar un matiz de inquietud a esta historia, que incluso llega a devaluar la fuerza de su imagen final ¨Cla chica europea presentando sus respetos a un hombre gato plantado entre la multitud- con un ep¨ªlogo que prefiere el eslogan al enigma.
Babelia
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