El ¡®universo Ibarg¨¹engoitia¡¯ sigue vivo en M¨¦xico
Varios autores rememoran la vigencia del escritor, uno de los grandes retratistas de su pa¨ªs, fallecido en 1983 y del que se cumplen 90 de su nacimiento
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez tard¨® en enterarse. En Mejorada del Campo, a las afueras de Madrid, a miles de kil¨®metros de Bogot¨¢, donde se iba a celebrar un encuentro de escritores hispanoamericanos impulsado por el Nobel colombiano, se hab¨ªa estrellado un avi¨®n procedente de Par¨ªs. En ¨¦l viajaban algunos de los asistentes a la cita, como el peruano Manuel Scorza, la cr¨ªtica Marta Traba y su esposo, el uruguayo ?ngel Rama. Tambi¨¦n Jorge Ibarg¨¹engoitia, reacio a viajar en un primer momento, aunque finalmente se decidi¨® a volar. Todos ellos murieron. Para quienes son fieles del autor mexicano, la velocidad con que se conocen las noticias es, quiz¨¢s, el cambio m¨¢s significativo desde aquel noviembre de 1983. De otra, el universo de Ibarg¨¹engoitia est¨¢ muy vivo.
¡°Lo ¨²nico que ha cambiado es la velocidad de los hechos. Hoy lo ibarg¨¹engoitesco viaja en pocos segundos, en 140 caracteres¡±, apunta el escritor y columnista Jorge F. Hern¨¢ndez sobre el autor guanajuatense, alguien ¡°que te contaba una an¨¦cdota de la vida real mexicana y te hac¨ªa re¨ªr. Ten¨ªa una sensibilidad especial para detectar el rid¨ªculo ajeno y el propio, lo que le permit¨ªa re¨ªrse de s¨ª mismo. No depend¨ªa de la imaginaci¨®n. No invent¨® nada, lo que hizo fue retratar¡±, a?ade.
La particularidad de Ibarg¨¹engoitia subyace en su capacidad por asomar al lector un M¨¦xico plagado de iron¨ªa, tan poco frecuente esta en la literatura, y en la vida cotidiana, a cuyo reflejo dedic¨® gran parte de su obra. ¡°Le dio un aire de libertad a los escritores, la libertad de la desilusi¨®n ante la ausencia de grande¡±, se?ala la escritora Ana Garc¨ªa Bergua, para quien ¡°la cultura mexicana era y es un de una tremenda solemnidad. No se pod¨ªa tocar a los h¨¦roes patrios, pero por debajo de todo eso hab¨ªa una gran desilusi¨®n. Con su sagacidad e inteligencia consigui¨® desnudar lo importante para encontrar la esencia de las cosas, donde siempre ve¨ªa la paradoja¡±, completa la autora.
El humor es una de las se?as m¨¢s recurrentes a la hora de hablar de Ibarg¨¹engoitia, que empez¨® a estudiar ingenier¨ªa ¨C¡°como era ingeniero de formaci¨®n nos hac¨ªa ver por qu¨¦ las cosas no funcionaban, que era de lo que hablaba¡±, dice Garc¨ªa Bergua - antes de dedicarse a las letras. ¡°Es uno de los pocos escritores que nos hace re¨ªr. Hay cierta literatura de iron¨ªa fina, pero la s¨¢tira que provoca carcajadas es casi exclusiva de ¨¦l¡±, opina el tambi¨¦n escritor Guillermo Espinosa, quien cree que no hay una respuesta clara del origen de ese humor, pero s¨ª que evidencia ¡°que ese lugar com¨²n de que el mexicano se r¨ªe de todo es completamente impostado. Nos tomamos muy en serio, no nos gusta que nos critiquen. A Ibarg¨¹engoitia se lo permitimos y se lo perdonamos¡±.
La exposici¨®n Los pasos de Jorge Ibarg¨¹engoitia, organizada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en Guanajuato, junto a una serie de actos en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana servir¨¢n, durante toda esta semana, como homenaje por el noventa natalicio del dramaturgo, novelista y columnista, cuya obra se antoja muy vigente en este tormentoso 2018 que arranca. Para Ana Garc¨ªa Bergua, obras como Los pasos de L¨®pez o Los rel¨¢mpagos de agosto ¡°ser¨ªan ideales para que los ni?os de Primaria y Secundaria entendiesen mejor la Revoluci¨®n y la Independencia¡±.
¡°Sus columnas en ¡®Excelsior¡¯ fueron una bendici¨®n para el p¨²blico mexicano¡±, rememora Jorge F. Hern¨¢ndez sobre los art¨ªculos, algunos de los cuales Guillermo Sheridan recopil¨® en Instrucciones para vivir en M¨¦xico. ¡°Si lees cualquiera de sus p¨¢rrafos ves que est¨¢ hablando del pa¨ªs que somos hoy, aunque por suerte para estos pol¨ªticos, la agudeza de su sarcasmo solo queda en el eco de lo que se public¨®¡±, a?ade el escritor. ¡°Hoy en d¨ªa no tendr¨ªa ning¨²n problema en hablar de los candidatos electorales como una caballada muy flaca, en decir que tantos campeones de la corrupci¨®n merecer¨ªan llegar a los Juegos Ol¨ªmpicos del hurto y quedar¨ªan segundos despu¨¦s de haber pagado una mordida para no ganar¡±.
¡°Todav¨ªa tendr¨ªa mucho material para escribir con todos los esc¨¢ndalos de los pol¨ªticos, hoy hay mucho m¨¢s cinismo en M¨¦xico¡±, considera Ana Garc¨ªa, en la misma l¨ªnea que Guillermo Espinosa. ¡°Es un cinismo que hemos escogido para sobrevivir, un poco de autoayuda, al apelar que siempre ha sido as¨ª¡±, a?ade el escritor, para quien Ibarg¨¹engoitia sigue estando muy vigente por los fantasmas de los sesentas y setentas siguen siendo los de hoy. ¡°A¨²n pervive esa idea de que hay una anti ¨¦pica que transcurre por debajo de la historia oficial¡±.
La obra de Ibarg¨¹engoitia no ha terminado de cuajar fuera de M¨¦xico. En Espa?a trata de abrirse paso desde hace a?os, despu¨¦s de que criterios editoriales pasados consideraron que ese retrato de M¨¦xico tan mordaz se llegar¨ªa a entender lo suficiente. ¡°Si se lo hubiera aplicado a Cantinflas, nadie en Madrid hubiera sabido lo que es cantinflear¡±, bromea Jorge F. Hern¨¢ndez, para quien el mejor resumen de qui¨¦n es Jorge Ibarg¨¹engoitia lo da una an¨¦cdota que le cont¨® su viuda, la pintora inglesa Joy Laville, de la ¨¦poca en que ya viv¨ªan en Par¨ªs, antes de morir. ¡°Joy le escuchaba a menudo decir: ¡®Soy un ching¨®n¡¯. Y se quedaba dormido¡±.
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