La revuelta en un diorama
Museos de todo el mundo revisan la desobediencia y el activismo callejero como material expositivo
Que Par¨ªs no sepa d¨®nde colocar el ¡°pongo¡± que Jeff Koons don¨® a la ciudad como homenaje a las v¨ªctimas de los atentados terroristas de 2015 es un s¨ªntoma de esquizofrenia cultural. La escultura de 10 ¡Á 8,5 metros, que representa una mano empu?ando un ramo de tulipanes, evidencia un proceso en declive, como si la antorcha de la Estatua de la Libertad (otro regalo de la Rep¨²blica Francesa para celebrar el centenario de Am¨¦rica) se hubiera desgajado en falsas bombillas de colores. El arte en el espacio p¨²blico es la expresi¨®n de la complicidad o el desapego de las gentes con su ciudad. El Gato de Botero en Barcelona, un doraemon anal¨®gico que pase¨® sus siete vidas por diferentes plazas hasta que encontr¨® la paz en la Rambla del Raval, sirvi¨® durante a?os como meadero o refugio de sombra. Hoy es el s¨ªmbolo de la autocomplacencia de la ciudad ol¨ªmpica, como la Crown Fountain de Plensa, en el Milenium Park de Chicago, lo es de la identidad l¨ªquida en la aldea global.
La capital francesa se prepara para conmemorar los cincuenta a?os del Mayo del 68, una fecha que convendr¨ªa revisar m¨¢s all¨¢ de su aura marchita. As¨ª que el ostentoso ramillete del artista m¨¢s rico del mundo ¡ªel ¡°regalo¡± es en realidad un cup¨®n de la idea que se materializar¨¢ en el caso de que una fundaci¨®n privada consiga recaudar los tres millones de euros que cuesta su producci¨®n¡ª podr¨ªa servir para dejar claros los sentimientos er¨®ticos de los franceses acerca del poder y el dinero, con las franquicias del Pompidou y el Louvre devaluadas por doquier, los intelectuales y los artistas recluidos en sus torres de marfil y las feministas a la gre?a. Divide y vencer¨¢s es el lema del patriarcado.
Dicha estetizaci¨®n lleva su m¨¢xima distribuci¨®n a las esferas de una clase pol¨ªtica joven y predominantemente masculina, a la espera de que Estados Unidos adopte a su George Clooney. Poderes modulares y por elementos que favorecen la adaptaci¨®n y la flexibilidad del capital, reducci¨®n de grosor ideol¨®gico, l¨ªderes divertidos y sexis. La est¨¦tica de Ikea llega tambi¨¦n a los museos, y hasta el MOMA ha aceptado ese emblema de modernizaci¨®n: de parecer un aeropuerto, tras su ampliaci¨®n en 2004, al paralelep¨ªpedo de centro comercial en el que se convertir¨¢ en 2019, cuando concluyan las obras de su pen¨²ltima transformaci¨®n.
En 1964, las autoridades del Estado de Nueva York encargaron a Andy Warhol un mural con motivo de la Feria Mundial que ese a?o iba a tener como sede la ciudad de los rascacielos. La obra estaba formada por ampliaciones de los mug shots (retratos de fichas policiales, con los t¨ªpicos primeros planos de frente y de perfil) de los 13 criminales m¨¢s peligrosos del momento. The Thirteen Most Wanted no fue del agrado de las autoridades locales, que pidieron su censura por considerar que glorificaba a asesinos, traficantes y otros malos bichos. Los hombres m¨¢s buscados y queridos ¡ª?una alusi¨®n a esa doble experiencia en el ¨¢mbito sexual y policial¡ª pon¨ªan en evidencia la fragilidad del espacio p¨²blico como lugar de resistencia plural y abierto a la diferencia. El mural acab¨® siendo tapado con varias capas de pintura pl¨¢stica.
Acostumbrado a la copia r¨¢pida, Warhol hizo otra serie con los mismos retratos policiales y a?adi¨® uno m¨¢s del banquero Robert Moses, entonces presidente de la feria. En 2015, dos museos rememoraron aquella intervenci¨®n: el Andy Warhol de Pittsburgh, que guarda y gestiona el legado del artista, y el Queens Museum de Nueva York, situado en los mismos terrenos donde se hab¨ªa estrenado el mural hace m¨¢s de medio siglo. Tambi¨¦n sacaron a la luz material de archivo, documentaci¨®n y copias del folleto policial que el artista hab¨ªa utilizado para las planchas de los retratos de los delincuentes. A pesar de su domesticaci¨®n y comercializaci¨®n, aquella ¡°pancarta reivindicativa¡± fue precursora de muchas pr¨¢cticas disruptivas en las calles neoyorquinas, como los cortes en los edificios del Bronx de Gordon Matta-Clark (1972-1973), Shapolsky et al. (1971), de Hans Haacke, o Tilted Arc (1981-1989), de Richard Serra.
Media Europa, como pr¨¢cticamente el resto del mundo, ha olvidado las ideas ¡°poco ¨²tiles¡± de la rebeld¨ªa y la protesta art¨ªstica. Aun as¨ª, el tema sigue dando para decenas de retrospectivas, cuando no para airear los fondos de las colecciones, que se despliegan en las salas impolutas del cubo blanco como bases de im¨¢genes que despu¨¦s el mercado perfecciona y maquilla. Vistas en perspectiva, parecen obras so?adas, en el l¨ªmite que divide la energ¨ªa optimista sobre un papel con el fr¨ªo acero de la cultura heroica real.
Durante estos ¨²ltimos a?os, y como veremos a lo largo de 2018, numerosos museos han hecho arqueolog¨ªa del accionismo y la protesta en el espacio p¨²blico: Insurrecciones (MNAC), el colectivo chileno C.A.D.A. (1979-1985), Playgrounds. Un saber realmente ¨²til y Marc Pataut (Reina Sof¨ªa). El porvenir de la revuelta (Conde Duque), que recuperaba las acciones del colectivo LGTBQI, pasar¨¢ el testigo al Archivo desencajado (a partir de febrero en el Macba). El CA2M re¨²ne en Elements of Vogue documentos y v¨ªdeos sobre este baile y los desfiles transg¨¦nero, y el IVAM cartograf¨ªa las rebeliones de las culturas de Oriente Medio (Narraciones femeninas en el mundo ¨¢rabe).
La colecci¨®n del Whitney de Nueva York tambi¨¦n ha hecho un balance de la desobediencia y el activismo en las calles durante unas d¨¦cadas en que los artistas se comprometieron a muerte con los movimientos de izquierda. Interpretadas hoy al olor y calor de las tamboradas rosas que denuncian el sexismo y la desigualdad en las ciudades norteamericanas, su Historia inacabada de la protesta tiene la apariencia de un apartheid cultural. La vindicaci¨®n de los derechos de las minor¨ªas raciales, la oposici¨®n a la guerra de Vietnam, la vigilancia y represi¨®n sobre el cuerpo social, los feminismos y la lucha contra el estigma del sida son algunos de los temas revisados en las impecables salas del museo del Meatpacking.
Terminada la visita, una joven trabajadora del Whitney se dirige a cada visitante para agradecerle cordialmente ¡°haber escogido este museo. Esperamos verle pronto¡±. El p¨²blico, perplejo, abandona el edificio con la sensaci¨®n de haber contemplado el diorama de otra ¨¦poca, una mezcla de boutique de Gucci y Museo de Historia Natural.
¡®An Incomplete History of Protest. Selections from the Whitney¡¯s Collection, 1940-2017¡¯. Whitney Museum. Nueva York. Desde agosto de 2017.
¡®Elements of Vogue¡¯. CA2M. Madrid. Hasta el 6 de mayo.
¡®Archivo desencajado¡¯. Macba. Barcelona. Del 15 de febrero al 13 de julio.
¡®Marc Pataut¡¯. Museo Reina Sof¨ªa. Madrid. Del 25 de abril al 27 de agosto.
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