Mujeres rapadas: la humillaci¨®n como arma pol¨ªtica
Como en Francia despu¨¦s de la liberaci¨®n, el corte del pelo al cero fue un castigo extendido en Espa?a tras la Guerra Civil. Una exposici¨®n recupera aquel episodio
La humillaci¨®n p¨²blica de las mujeres como forma de castigo ejemplarizante es antigua y excede las fronteras ideol¨®gicas. Cerca de 20.000 mujeres consideradas colaboracionistas con los alemanes fueron rapadas en Francia tras la liberaci¨®n. El corte al cero del pelo de las mujeres tambi¨¦n se produjo en muchos pueblos y ciudades espa?olas despu¨¦s de la Guerra Civil, aunque la documentaci¨®n y las investigaciones sobre aquellos escarnios son escasas.
Una exposici¨®n en el Museo Valenciano de la Ilustraci¨®n y la Modernidad (Muvim) de Valencia recupera ahora aquel episodio en el que numerosas mujeres fueron vejadas por motivos tan dispares como haberse significado pol¨ªticamente, haber dado agua a soldados republicanos o haberse tumbado a tomar el sol, en ba?ador, en la playa de la Malva-rosa en la d¨¦cada de los 40, seg¨²n detallan los testimonios recogidos.
Yo soy. Memoria de las rapadas se acerca a lo ocurrido despu¨¦s de una larga investigaci¨®n, pero se trata m¨¢s de un proyecto art¨ªstico que historiogr¨¢fico, se?ala la comisaria, Susana Blas. Sus autoras son las hermanas gemelas M¨®nica y Gema del Rey Jord¨¤ (Valencia, 1981), integrantes de Art al Quadrat. La exposici¨®n est¨¢ abierta hasta el 1 de abril.
El Muvim muestra grandes fotograf¨ªas y un v¨ªdeo de la acci¨®n art¨ªstica que realizaron en Sagunt en noviembre. Cada una le rap¨® el pelo a la otra en la calle. Despu¨¦s barrieron el suelo y fueron exhibidas en una camioneta, en un reflejo de lo que sucedi¨® en el pueblo hace 80 a?os.
La performance, que las artistas repetir¨¢n en mayo en Valladolid, persegu¨ªa dar a conocer lo que sucedi¨®, pero tambi¨¦n una catarsis. Era un intento de liberaci¨®n de aquella tragedia. "No busc¨¢bamos reconstruir los hechos ni revivir el sufrimiento, sino revisar la memoria para crear otra nueva. Hacer part¨ªcipe a la ciudadan¨ªa en un cierto acto de sanaci¨®n. Nos sorprendi¨® que la gente capt¨® ese car¨¢cter simb¨®lico", explica M¨®nica del Rey.
El rapado no figuraba en una norma, ni hay un registro de quienes lo padecieron. El castigo, explica Amador Gri?¨®, jefe de exposiciones del Muvim, ten¨ªa un fin estigmatizador y la mayor parte de las v¨ªctimas hicieron lo posible por enterrarlo. A medida que las artistas investigaban, familiares de aquellas mujeres se les han acercado para contarles sus casos. As¨ª han localizado a una de las rapadas, una mujer que hora tiene 100 a?os y cuya entrevista se integrar¨¢ en la obra.
Gri?¨® se?ala que el castigo fue en ocasiones administrado por la autoridad, pero con m¨¢s frecuencia fue ejecutado por "las fuerzas vivas" del municipio y adopt¨® formas tumultuarias en las que participaban los vecinos. Un hecho que vincula con los sambenitos de la inquisici¨®n a los acusados de herej¨ªa.
Marc Borr¨¤s, jefe de producci¨®n y difusi¨®n cultural del museo recuerda el Walk of shame, el humillante paseo al que el personaje de Cersei Lannister es sometido en Juego de Tronos, despu¨¦s de haberle cortado pelo.
Dos piezas org¨¢nicas completan la exposici¨®n del Muvim. La primera es una larga cadena de pelo, formada por los mechones que numerosas mujeres se han dejado cortar, que baja desde la Sala Alta del museo, en el tercer piso, hasta la puerta de entrada. La segunda es la trenza que le cortaron a una de aquellas v¨ªctimas, Mariana Torres Esquer, que su hijo y m¨¢s tarde su nieto han conservado.
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