¡®America First¡¯
No es la primera vez que un producto oper¨ªstico estadounidense aparece en el Real con toda pompa y con trazas similares, especialmente con or¨ªgenes cinematogr¨¢ficos
Dead Man Walking
M¨²sica: Jake Heggie.
Libreto: Terrence McNally.
Direcci¨®n musical: Mark Wiggleswoth. Direcci¨®n de escena: Leonard Foglia. Escenograf¨ªa: Michael McGarty. Reparto: Joyce DiDonato, Michael Mayes, Maria Zifchak, Measha Brueggergosman, Dami¨¢n del Castillo, Roger Padull¨¦s¡ Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Peque?os Cantores de la ORCAM.
Teatro Real, Madrid. 26, 29, 31 enero; 3, 6 y 9 febrero.
Jake Heggie estren¨® su primera ¨®pera, Dead Man Walking, en el a?o 2000. Hasta la fecha ya lleva 13, aunque tres o cuatro de ellas son de peque?o formato. O bien este compositor es una suerte de Puccini redivivo o estamos ante la puesta en marcha de una industria oper¨ªstica estadounidense y Heggie estaba en el sitio correcto en el momento oportuno. Y si hay que juzgar por la presentaci¨®n de su primera ¨®pera en Madrid yo dir¨ªa que es lo segundo.
No es la primera vez que un producto oper¨ªstico estadounidense aparece en el Real con toda pompa y con trazas similares, especialmente con or¨ªgenes cinematogr¨¢ficos. En 2014 le toc¨® el turno a Brokeback Mountain, de Charles Wuorinen; solo un a?o antes, 2013, The Perfect American, de Philip Glass, en torno a Walt Disney; en 2012 hab¨ªa llegado a las tablas del Real Ainadamar, sobre la vida de Lorca, del argentino Osvaldo Golijov, aunque de residencia estadounidense. Este idilio con la producci¨®n oper¨ªstica norteamericana contrasta vivamente con el silencio de las ¨®peras europeas en el Real cuyo listado me ahorro, y no digamos nada de las posibles espa?olas que, con pocas excepciones, no suelen pasar el corte de la sala peque?a de Teatros del Canal.
Pero centr¨¦monos en la que nos ocupa: ?es Dead Man Walking la gran ¨®pera de nuestro tiempo, como sugieren sus numerosos montajes en menos de dos d¨¦cadas, as¨ª como gran parte de su propaganda? No solo lo dudo es que considero este Dead Man Walking un refrito estil¨ªstico que produce estupor a quien tenga un poco de conciencia critica de lo que ha sido el siglo XX. Pero, eso s¨ª, como muchos suced¨¢neos, da el pego y puede, leg¨ªtimamente, gustar a mucha gente, posee buenos ingredientes y tiene no pocas bazas para satisfacer al espectador. En primer lugar, la presencia de Joyce DiDonato, la extraordinaria mezzo a la que da gusto ver y escuchar y que defiende su papel de la hermana Helen con una actuaci¨®n conmovedora. En segundo lugar, la historia misma que, aunque mucho m¨¢s pl¨²mbea, remite a la c¨¦lebre pel¨ªcula de Tim Robbins y que le vali¨® un Oscar a Susan Sarandon por este mismo papel que incorpora ahora DiDonato. Se le a?ade la presencia en Madrid de la propia hermana Helen, que defiende admirablemente su cruzada contra la pena de muerte y, de paso, la ¨®pera. Y, no por ¨²ltimo menos importante, un equipo art¨ªstico que se entrega al espect¨¢culo con total convicci¨®n.
Lo m¨¢s sorprendente en la m¨²sica de Heggie no es su car¨¢cter convencional, que bebe sin rebozo del musical y de la m¨²sica de cine, es que apenas despega, m¨¢s all¨¢ de un buen tono dram¨¢tico general que parece ser suficiente para muchos. De hecho, los toques de g¨®spel, blues, la conducci¨®n orquestal de talante cinematogr¨¢fico y algunas otras citas de estilo es lo que mejor funciona, cuando no aparecen estos pr¨¦stamos, la narraci¨®n se hace tediosa y los soliloquios cat¨®licos de la hermana nos hacen pensar con desesperaci¨®n en lo que Puccini consegu¨ªa en Suor Angelica o Poulenc en Di¨¢logo de carmelitas.
Y pese a todo, el espect¨¢culo es formidable, todo el reparto, desde la pareja protagonista, DiDonato y Michel Mayes, hasta el ¨²ltimo ni?o est¨¢n perfectos; la puesta en escena es sobria, el coro y la orquesta est¨¢n muy bien. ?Qu¨¦ pasa?
Se podr¨ªa resumir en que estamos ante un gran espect¨¢culo y un remedo de ¨®pera. Puro producto americano.
Babelia
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