El peligro de los hombres poderosos
En enero de 2016, Sarah Vaughan se sent¨® a escribir 'Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo'. Nunca imagin¨® el parecido que, dos a?os despu¨¦s, tendr¨ªa con la realidad
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Zapatos de charol lustrados, copas con un par de hielos que podr¨ªan costar 30 euros al lado del T¨¢mesis, el eco de los pasillos del Palacio de Westminster. El sentimiento de pertenencia a una hermandad durante los a?os de universidad, cenas en casas de barrios residenciales con jard¨ªn y au pair. Apariencias. Maletines, despachos, privilegios. Y el poder como excusa, escudo e hilo conductor de una historia que dibuja a aquellos que creen que tienen permiso para cualquier cosa, en cualquier momento. En este caso, la de un secretario de Estado que se enfrenta a una denuncia por violaci¨®n. Sarah Vaughan se sent¨® a escribir Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo (Roca, 2018) en enero de 2016, nunca imagin¨® que su publicaci¨®n (en Espa?a acaba de salir a la venta) iba a coincidir y encajar a la perfecci¨®n con una realidad que, por constante, ha dejado incluso de sorprender: la de las denuncias por abusos sexuales cometidos por esos hombres con poder.
?Qui¨¦n es Sarah Vaughan?
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En realidad se llama Sarah Hall, aunque decidi¨® cambiar su apellido con la publicaci¨®n de su primer libro (The Art of Baking Blind, Hodder, 2014): ya hab¨ªa una escritora con ese nombre. En 2016 escribi¨® The Farm at the Edge of the World y Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo es su primer thriller. Algo m¨¢s de cuatro d¨¦cadas antes, Vaughan creci¨® en Exeter: "Una hermosa pero provincial zona de Inglaterra". Sufri¨® acoso escolar ¡ª"buen entrenamiento para un novelista, pero doloroso en aquel momento"¡ª, fue una lectora voraz (ley¨® Jane Eyre con nueve a?os y a Jane Austen con 13), toc¨® la flauta de forma casi obsesiva, y siempre se sinti¨® diferente. Sus padres se divorciaron y aquello la apeg¨® aun m¨¢s a su hermana. Fue Oxford lo que la hizo sentir que "encajaba". Despu¨¦s, un curso de periodismo, pr¨¢cticas en Press Association y 11 a?os en The Guardian. Con la llegada de su segundo hijo decidi¨® ser freelance y comenz¨® a escribir ficci¨®n.
Ahora se levanta sobre las 6.30, pasea al perro y lleva a los ni?os a la escuela, escribe cada d¨ªa y las redes sociales se llevan buan parte del d¨ªa. Lee: las pruebas de su siguiente proyecto, otras novelas, y peri¨®dicos. "Ahora estoy con Canci¨®n dulce, de Leila Slimani, es cruda y dura y desgarradora. Justo antes estuve con El talento de Mr. Ripley, de Patricia Highsmith, y un par de thrillers que van a salir este a?o, Let Me Lie, de Clare Mackintosh, en marzo y Our House, de Louise Candlish, en agosto. Me encantan Hilary Mantel, Kate Atkinson, Maggie O'Farrell, Sarah Winman, entre los autores modernos; y Liz Nugent y Sabine Durrant como escritoras de suspense.
Donald Trump, Harvey Weinstein, David Copperfield, Woody Allen, Dieter Wedel, Casey Affleck, Aziz Ansari... Y la ¨²ltima, los 360 hombres de la city londinense?¡ªentre ellos el secretario de Estado de Infancia y Familia¡ª que participaron en la Cena de los Presidentes, un evento ben¨¦fico para el que contraron a 130 azafatas vestidas, obligatoriamente, con minifalda y ropa interior negra, y a las que manosearon y acosaron de forma constante. Y aquella fue la segunda de las sorpresas en unos meses: en noviembre del a?o pasado, las acusaciones de algunas subalternas por acoso sexual a varios diputados acab¨® con la dimisi¨®n de dos ministros y una investigaci¨®n a 12 miembros del Parlamento.
?La sinopsis del primer thriller de Vaughan? James Whitehouse ¡ªsecretario de Estado del Gobierno brit¨¢nico, antiguo alumno de Eton y Oxford, fiel, leal y antiguo amigo del Primer Ministro¡ª, casado con Sophie, tambi¨¦n exalumna de la universidad inglesa, y acusado de violaci¨®n por una compa?era (y subalterna) de partido. La idea naci¨® en la cabeza de la escritora en noviembre de 2013, mientras hablabla con dos amigas sobre el caso de un futbolista que estaba apelando su condena por violaci¨®n. Cuenta que algunos peri¨®dicos hab¨ªan sido muy cr¨ªticos con la mujer que hab¨ªa denunciado y ella pens¨® lo horrible que deb¨ªa ser tener que probar eso. So?¨® la trama esa misma noche pero no comenz¨® a escribirlo hasta enero de 2016, m¨¢s de un a?o antes de que saltaran las revelaciones sobre Harvey Weinstein, de que empezaran a conocerse el resto de casos y apareciese el Me Too.
Supo, desde el principio, que quer¨ªa escribir sobre una abogada que procesa a un ministro joven acusado de violaci¨®n y que incluyera un pasado en Oxford. "No tard¨¦ mucho en darme cuenta de que quer¨ªa que el punto de vista de la esposa fuese importante tambi¨¦n", explica. Y, aunque sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa como historia central, al principio escribi¨® un texto con un final m¨¢s ambiguo: "Despu¨¦s de haber sido corresponsal pol¨ªtica de The Guardian y haber observado a pol¨ªticos muy carism¨¢ticos y seguros de s¨ª mismos, me fascinaban (y esta excesiva autoconfianza parec¨ªa espec¨ªfica de hombres). ?C¨®mo debe ser tener tal confianza en s¨ª mismo? ?Saber que est¨¢s en lo cierto todo el tiempo? Tambi¨¦n fui a Oxford, y he informado sobre importantes casos judiciales y fui testigo del drama de la corte, as¨ª que todo esto se mezcl¨® en mi sue?o".
La tormenta perfecta que se avecinaba a la par que su publicaci¨®n era imprevisible. "Nunca lo pens¨¦, sent¨ª que ten¨ªa que hacerlo, estaba tan inquieta por el caso del futbolista que esto era algo sobre lo que necesitaba escribir, personalmente. Pero no creo que nadie hubiese podido predecir que el libro iba a ser tan prof¨¦tico". Vaughan est¨¢ convencida de que la elecci¨®n de Donald Trump ¡ªa pesar de su pavoneo en aquella cinta sobre haber cometido abusos sexuales¡ª fue un catalizador, y que cuando salieron a la luz las acusaciones a Harvey Weinstein, nos dimos cuenta de que no se pod¨ªa seguir permitiendo algo as¨ª. Entonces despert¨® el movimiento #MeToo.
![La portada del libro de Sarah Vaughan.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S3N75PH5UOTO5PXKFPSGECMW44.jpg?auth=1f559cbd35666ff5536a9511b949acaab5c17d7ea61297030481cda36bd594fb&width=414)
"Lo que se ha sabido sobre acoso sexual en el Reino Unido se ha centrado en Westminster (o Sexminster o Pestminster, como los peri¨®dicos lo han empezado a llamar), y las mujeres periodistas han revelado que los diputados lo hicieron: desde entonces, dos ministros dimitieron. Pero a m¨ª, aunque hab¨ªa escuchado rumores, nunca me ocurri¨®, ni mi novela se bas¨® en ning¨²n hecho real", apunta la autora. Profundizar en el relato de hechos como los que suceden en la novela es, siempre, delicado, y la escritora cree que fue algo que evolucion¨® mientras escrib¨ªa; al crear a la esposa de James, Sophie, imagin¨® c¨®mo ser¨ªa casarse con alguien con una personalidad tan dominante que sabe que siempre tiene la raz¨®n, y c¨®mo eso podr¨ªa disminuir su propio sentido del yo. "Sophie ha pasado mucho tiempo bajo la voluntad de James. Al renunciar a su carrera y dedicarse a ¨¦l y a los ni?os, se ha limitado en cierta medida".
Como el personaje de Sophie, miles de mujeres en el mundo viven vidas que no son realmente suyas, a veces sin violencia, la mayor¨ªa de veces con ella. La escritora espera que este sea un momento decisivo: "El Me Too tiene el viento a favor, el elefante (como se ha apodado a Weinstein) ha sido descubierto y ya nadie puede ignorarlo. Espero que estemos entrando en una nueva fase. Aunque todav¨ªa tenemos un presidente en la Casa Blanca que llama mentirosas a las mujeres que lo acusaron de agresi¨®n sexual". Y la tendencia a juzgar a mujeres j¨®venes sexualmente activas y sexualmente seguras, seg¨²n Vaughan, todav¨ªa parece arraigada en las generaciones anteriores. "Mientras que las generaciones m¨¢s j¨®venes podr¨ªan, al mismo tiempo, esperar que las mujeres se comporten as¨ª".
Hubiese preferido que su libro fuese lo que es realmente: ficci¨®n. "Sin embargo, la raz¨®n por la que est¨¢ teniendo tanto eco, sobre todo en Reino Unido y Estados Unidos, donde tambi¨¦n acaba de ser publicado, es porque refleja una realidad". El peligro de los hombres poderosos. Es feminista. Lo dice: "Siempre me he considerado feminista. Y era consciente de que mi novela lo era. Tengo una hija peque?a y un hijo y no creo que ninguno de ellos ni siquiera piense que no son iguales; aunque tambi¨¦n soy muy consciente de que necesito modelar y promover esta igualdad". Si tuviese que elegir una novela que escribir dentro de 20 a?os que tambi¨¦n reflejase la realidad, elegir¨ªa una en la que su hija de 12 a?os pudiera caminar por la calle, sin temor a que la acosen, sin tener que agarrar fuerte las llaves si ya es de noche, sin ser siempre consciente de la mirada masculina. "Querr¨ªa que ella pudiera caminar con la cabeza alta y sin miedo. Me gustar¨ªa que fuera as¨ª, pero creo que pasar¨¢n a?os antes de que este cambio cultural ocurra".
El esqueleto de 'Anatom¨ªa de un esc¨¢ndalo' en cuatro claves
La violaci¨®n dentro de la pareja
El consentimiento
La credibilidad de las v¨ªctimas
La culpa
"La violaci¨®n es el abuso de poder m¨¢s personal. Es un crimen tan destructivo porque es muy ¨ªntimo, y si ocurre entre una pareja, para quien el sexo ha sido consensuado, debe sentirse de una forma m¨¢s aguda, incluso incre¨ªble. Supongo que tambi¨¦n por eso a las mujeres a menudo les resulta dif¨ªcil hacer esta denuncia, como hace Olivia en el libro. Es una violaci¨®n tan extrema de un acto que debe fundarse en la confianza, si no en el amor, que debe ser demasiado perturbador aceptarlo".
"Est¨¢ en el coraz¨®n de esta novela. Deber¨ªa ser un concepto tan simple... Y, sin embargo, ya sea a trav¨¦s del deseo femenino de no ofender o a trav¨¦s de su miedo (lo que significa que no puede ser verbalmente expl¨ªcito), o por una negativa masculina a comprender, o una negativa a escuchar, se vuelve borroso. Para probar una violaci¨®n, un abogado tiene que demostrar tres cosas: que el sexo tuvo lugar, que la v¨ªctima no consinti¨®, y que, cuando tuvo lugar la penetraci¨®n, el acusado sab¨ªa que la v¨ªctima no hab¨ªa dado su consentimiento. Esa ¨²ltima parte del enigma que es tan problem¨¢tica, y que es tan dif¨ªcil de probar".
"En casos de violaci¨®n como este, donde ha habido previamente una relaci¨®n, la cuesti¨®n de si un acusado es culpable o no se suele basar en qui¨¦n es m¨¢s cre¨ªble; en un "¨¦l dijo, ella dijo" (una situaci¨®n en la que hay muy poca evidencia forense incriminatoria, como hematomas o se?ales de fuerza) eso es clave. Eso significa que un hombre seguro de s¨ª mismo y bien vestido puede parecer con m¨¢s autoridad al declarar que una mujer que est¨¦ nerviosa. Sin embargo, estudiando este tipo de delitos, aprend¨ª que hay detalles muy v¨¢lidos como prueba para las mujeres, como los despidos repentinos por parte de esos hombres".
"Una respuesta com¨²n a la violaci¨®n es que la mujer crea que de alguna manera tiene la culpa. Que "lo gui¨®" o dio mensajes confusos. Que no fue clara, o incluso que lo invit¨® de alguna manera. En mi novela, Olivia experimenta verg¨¹enza y culpa, incredulidad y una creencia err¨®nea en que James podr¨ªa disculparse y as¨ª mejorar las cosas. Es el peso de esta culpa y verg¨¹enza, y una resistencia a aceptar que ¨¦l pudo haber hecho eso, lo que inicialmente le impide ir a la polic¨ªa".
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![Isabel Vald¨¦s](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F0f6fc88c-b3f3-48cb-8b0a-1453b73a51ae.png?auth=946fc2966933af9323a9cc404043991d77384d88c2f7fb5593cbb8e6da68b658&width=100&height=100&smart=true)