Una epopeya gay en la Am¨¦rica del exterminio de los indios
Sebastian Barry habla de la gestaci¨®n de 'D¨ªas sin final', de la influencia de su historia familiar en su ficci¨®n y de su adicci¨®n a la palabra
Hablar con Sebastian Barry es entrar de lleno en un bucle de historias alimentado por la voz incansable de un adicto al relato. Hasta que no tuvo ocho a?os, Barry no escribi¨® ni ley¨® una palabra. Su mundo se constru¨ªa por pura tradici¨®n oral, con las historias de su abuelo, h¨¦roe de la Segunda Guerra Mundial, inagotable creador de aventuras en ese lejano oeste americano al que ahora vuelve Barry, 9 novelas,14 composiciones para teatro y varios premios despu¨¦s.
¡°Llevo m¨¢s de 50 a?os pensando en este libro, vivi¨¦ndolo sin saberlo. He terminado agradecido, exhausto y confuso¡± cuenta Barry a EL PA?S en un c¨¦ntrico hotel de Dubl¨ªn, a pocos metros del Trinity College donde se educ¨®, para describir el proceso de creaci¨®n, tan personal, de D¨ªas sin final (ADN), una epopeya gay, un western, una novela hist¨®rica de aventuras que lleva al joven Thomas McNulty desde la Irlanda muerta de hambre a la Am¨¦rica de las guerras de exterminio contra los indios. En su periplo vital, McNulty se enamora de John Cole, juntos adoptan a una ni?a india previamente robada a un gran jefe, se ganan la vida disfrazados de mujer en teatros de variedades para mineros en tiempos de paz, vuelven al ej¨¦rcito para luchar contra los sure?os... Y todo en menos de 300 p¨¢ginas.
Lo bueno es no escribir demasiado. Yo he aprendido a hacerlo porque si no puede ser como la hero¨ªna
¡°El libro es ante todo una historia sobre la lealtad como bien supremo, que es lo que me transmiti¨® mi abuelo. ?l se jug¨® la vida en la guerra pero, en cierto modo, la adoraba porque nunca volvi¨® a encontrar esa uni¨®n entre iguales. Y cuando llegas a los 62 a?os y miras atr¨¢s ves que eso es realmente importante, aunque nunca lo hayas logrado¡± explica, inmerso en sus palabras.
Hay una pregunta inevitable ?Con esta historia de amor, travestismo, violencia y supervivencia en la Am¨¦rica del XIX no se corre el riesgo de hacer poco plausibles a los personajes? ¡°?Por qu¨¦? Hab¨ªa historias as¨ª en aquella ¨¦poca en Am¨¦rica. Solo hab¨ªa que contarlas¡±, responde algo m¨¢s serio antes de ense?ar dos fotos (en una, dos soldados posan sentados con una mano en la pierna del otro; en la otra, cuatro ni?os vestidos de ni?as miran a la c¨¢mara). ¡°?Ves? Era obvio aunque no se dijera. Para un escritor esto es magia. Una foto sin m¨¢s informaci¨®n, todo el espacio del mundo para crear¡±, explica.
Cuando mi hijo sali¨® del armario entend¨ª la sensibilidad que hac¨ªa falta para escribir la novela
Pero esta historia necesitaba una catarsis para romper ese muro construido en cinco d¨¦cadas y ese momento llega cuando Toby, el hijo de Sebastian, sale del armario. ¡°Fue un momento de alivio para todos. Entonces entend¨ª la sensibilidad que hac¨ªa falta para escribir la novela. Es bello que Thomas (McNulty) sea tan bello y que las lectoras del libro se enamoren de Cole por c¨®mo lo describe y lo siente McNulty. Sin mi hijo, ese personaje no habr¨ªa sido posible. Si no es pol¨ªticamente correcto me da igual¡±, concluye orgulloso.
Amor y supervivencia
D¨ªas sin final retrata un mundo con ecos del Cormac McCarthy de Meridiano de sangre y paisajes estilo Winslow Homer. En una realidad en el que se mataba para no morir pero tambi¨¦n, a veces, por sadismo, la violencia est¨¢ retratada con crudeza. ¡°Fue tremendo. En 1900 quedaban 23.000 indios de una poblaci¨®n inicial de en torno a cinco millones. Winona es un ejemplo de lucha, como McNulty y Cole. A nadie m¨¢s le importa que sobrevivan, pero a ellos s¨ª y eso les convierte en una familia, una muy peculiar, una peque?a venganza contra el modelo de familia nuclear cat¨®lica con el que me machacaron de peque?o¡±.
Cuando se escarba un poco se comprueba que la literatura para Barry es ante todo exorcismo. Como ni?o poco atendido por su madre -Joan O¡¯Hara, una gran estrella teatral- y un padre que nunca aparec¨ªa por casa, Barry encontr¨® en las palabras una soluci¨®n que sigue ah¨ª libro tras libro, en cada personaje, en cada novela con la que quitarse de encima el miedo y la soledad.
Reconocido con los principales premios literarios de Irlanda (es el ¨²nico que ha ganado dos veces el Costa y acaba de recibir el Laureate, entre otros) y considerado por los cr¨ªticos como uno de los escritores actuales que mejor combina calidad literaria y popularidad, Barry asegura, con una sonrisa que borra cualquier sospecha de falsa modestia, que no tiene ni idea de c¨®mo funciona el ¨¦xito, pero que como buen hombre de teatro prefiere que la sala est¨¦ llena. ¡°Adem¨¢s, el dinero no es lo m¨¢s importante, pero poder dar a mi familia lo que necesita tampoco est¨¢ mal¡±, comenta divertido.
¡°Conoces a Mu?oz Molina, ?verdad? Sefarad es bestial¡± lanza Barry en la en¨¦sima interjecci¨®n, tras una disgresi¨®n que no lleg¨® a buen puerto, mientras prepara la artiller¨ªa para la siguiente respuesta. ¡°Escribir es una locura feliz. Lo bueno es no escribir demasiado. Yo he aprendido a hacerlo porque si no puede ser como la hero¨ªna. Hay que escribir un libro y seguir. Si te quedas en ¨¦l puede que mueras¡±, remata antes de pasar, camino de la calle, a la siguiente historia.
El mago de los libreros de viejo
"Leo y leo y leo sobre la materia de la que vaya a hablar. Trabajo document¨¢ndome much¨ªsimo para aliviar el peso de mi ignorancia" comenta Barry sobre su m¨¦todo de escritura. "Eso me lleva a comprar y leer libros que nadie m¨¢s comprar¨ªa y hacer felices a libreros de segunda mano de medio mundo. Ahora, eso s¨ª, si solo escribes y te quedas encerrado en casa est¨¢s acabado. Hay que explorar el mundo, ir a los lugares donde ocurren tus novelas. Con esta ha sido magn¨ªfico, aunque es verdad que fue a EE UU antes de que llegara Trump".
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