Mu?oz Molina presenta a sus lectores un libro caminado entre calles urbanas y reclamos publicitarios
El autor cont¨® ayer c¨®mo ha elaborado este collage literario extendiendo la mirada por la nueva ciudad
Antonio Mu?oz Molina se ha metido en los zapatos de Antonio Mu?oz Molina para escribir su ¨²ltimo libro, Un andar solitario entre la gente (Seix Barral) y se ha dado caminatas por la ciudad con mirada de fot¨®grafo, tambi¨¦n de coleccionista, con la extra?eza, a veces, propia de un marciano y la desaz¨®n, otras, del que sabe que ¡°el invento maravilloso de la ciudad est¨¢ siendo destruido por el poder del dinero¡±. Con todos esos retazos recogidos en un a?o ha armado un libro-collage, que lo es en la forma y en el contenido. En lo formal, porque el ejemplar est¨¢ confeccionado en ep¨ªgrafes sueltos, en ideas distintas, en titulares que se alargan hasta completar una reflexi¨®n; y tambi¨¦n porque hasta llegar al papel, el autor fue recolectando ideas de manzana en manzana, cruzando parques y atravesando avenidas.
En ese tr¨¢nsito por la ciudad le¨ªa titulares, esl¨®ganes, reclamos publicitarios y muchos de esos papelitos recogidos acababan en su mesa de trabajo. Tambi¨¦n se ha permitido mirar por el ojo de la cerradura para elaborar este ¡°proyecto raro que tard¨® mucho en ser un libro¡±, pero que interrumpi¨® la llegada de otro que ya ten¨ªa concluido. Dice que escuchaba con los ojos, pero tambi¨¦n ve¨ªa a trav¨¦s de una conversaci¨®n suelta en el autob¨²s, porque los m¨®viles han abierto la intimidad de par en par. Anoche, en la presentaci¨®n de su libro en Madrid, cont¨®, por ejemplo, c¨®mo una se?ora preguntaba a alguien por tel¨¦fono si a¨²n ten¨ªan la serpiente encerrada en aquella habitaci¨®n y ya de paso, si el ni?o segu¨ªa con fiebre. Un fleco urbano en estos tiempos en que las ciudades han redoblado la soledad a medida que las masas han llenado las calles.
Presentada la nueva obra por la periodista Mar¨ªa Jes¨²s Espinosa, el actor Javier C¨¢mara fue el encargado de leer algunos fragmentos de los que componen este libro. Su voz templada dej¨® caer una buena tanda de titulares de prensa que en s¨ª mismos eran una mirada asombrada, escandalosa, alucinante y a veces alucin¨®gena, sorprendida y, en definitiva, tan estramb¨®tica como puede ser la realidad de la que se nutren los peri¨®dicos.
El autor de El jinete polaco le ha cogido gusto a atesorar papelitos, pasquines, y los cebos que tira el mercado para atraer al cliente ¨C Desde ahora tu m¨®vil ser¨¢ un segundo cerebro para ti, ha le¨ªdo recientemente: ¡°Qu¨¦ pena no haberlo visto antes para incluirlo en el libro¡±, dec¨ªa ayer. Con todas esas frases ha jugueteado como buen moldeador del lenguaje. Uno de los cap¨ªtulos (que no lo son) es una noticia bellamente redactada en un peri¨®dico de M¨¦xico que ¨¦l ha ¡°organizado m¨¦tricamente¡±; ha roto el texto corrido en renglones cortos, como hacen los poetas y le ha salido algo que quiz¨¢ podr¨ªa parecerse a un poeta en Nueva York. Ayer record¨® como ¡°Baudelaire caminaba sus poemas y andaba como si temiera pisar algo¡±. En su caso dice, ha transitado las ciudades en una caminata solitaria, que es, ni m¨¢s ni menos, que ¡°la soberan¨ªa¡± del caminante.
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