Antonio Mu?oz Molina: ¡°Nuestro legado ser¨¢ una monta?a de basura¡±
El novelista recicla las voces de la ciudad moderna en 'Un andar solitario entre la gente', su nuevo libro
Antonio Mu?oz Molina (?beda, Jaen, 1956) camina por la calle Villanueva de Madrid, no lejos de su casa. Al llegar a la esquina con N¨²?ez de Balboa, el fot¨®grafo le pide que se siente en un banco para hacerle un retrato. Alguien ha dejado en el asiento el envoltorio de un s¨¢ndwich y un amasijo de servilletas. Lo aparta para que no salga en el encuadre. No sale. Antes de seguir caminando, el escritor recoge esos restos y los tira a una papelera. Si no fuera porque le puso el punto final en la p¨¢gina 496, la escena podr¨ªa formar parte de Un andar solitario entre la gente (Seix Barral), el nuevo libro del novelista jienense, que este martes llega a las librer¨ªas.
Formada por fragmentos encabezados por un eslogan publicitario o por un verso, la ¨²ltima obra del Premio Princesa de Asturias de las Letras de 2013 se mide desde el principio con una de las frases que contiene: ¡°El gran poema de este siglo solo podr¨¢ ser escrito con materiales de desecho¡±. Al abrigo de maestros del paseo sin rumbo como Thomas De Quincey, Charles Baudelaire o Walter Benjamin, Mu?oz Molina se echa a las calles de Madrid, Par¨ªs o Nueva York con una grabadora, un cuaderno y un l¨¢piz. Con ellos compone un mosaico en el que, reciclados, conviven lo bajo y lo sublime. ¡°Yo buscaba¡±, leemos, ¡°una m¨²sica de palabras que fuera al mismo tiempo la de la poes¨ªa y la del habla cotidiana y la de los anuncios y los peri¨®dicos y las revistas de moda y los mensajes er¨®ticos y las profec¨ªas del hor¨®scopo: una m¨²sica transparente que se respira como el aire y que sin embargo nadie hubiera imaginado ni escuchado nunca¡±.
Pregunta. Desde que en 2009 public¨® La noche de los tiempos ha publicado un ensayo ¡ªTodo lo que era s¨®lido¡ª y otro ¡ªComo la sombra que se va¡ª que reconstru¨ªa la vida del asesino de Martin Luther King y su propia vida con Lisboa de fondo. ?Est¨¢ cansado de la ficci¨®n?
Respuesta. Mi relaci¨®n con la ficci¨®n es poderos¨ªsima. Sigo leyendo novelas y releyendo las que hab¨ªa le¨ªdo. Eso s¨ª, la ficci¨®n me tiene que dar mucho. Si no, prefiero la no ficci¨®n. Llevo un tiempo leyendo a Henry James y, mira, yo quiero escribir una novela as¨ª. Pero tambi¨¦n me gusta la escritura de lo inmediato, el collage el apunte, esos libros que ni siquiera se pensaron como libros.
P. Pero este libro parece responder a un estado de ¨¢nimo concreto: la conciencia del final. Cuando se va de Nueva York dice que ya nunca volver¨¢ a instalarse en otra ciudad como all¨ª.
"Antes la amenaza para las ciudades eran la inseguridad y el abandono; ahora, la gentrificaci¨®n y? la privatizaci¨®n"
R. Sucedi¨® porque ten¨ªa la sensaci¨®n de irme sin dejar rastro. Benjamin dec¨ªa que habitar es dejar huellas y yo no iba a dejar ninguna. La sensaci¨®n de final era muy poderosa.
P. Tambi¨¦n hay alusiones a la depresi¨®n.
R. [Calla unos segundos] S¨ª. En el fondo el libro es, de una forma pudorosa, el relato del tr¨¢nsito desde la depresi¨®n hasta el final del t¨²nel. La depresi¨®n consiste en no ver lo que te rodea, en desear desaparecer. La salida es el momento del asombro, de decir: el mundo existe fuera de mi angustia. En el libro est¨¢ todo eso: las razones para el entusiasmo y para el horror. El mundo es as¨ª: ese desgarro y esa alegr¨ªa.
P. ?Le cost¨® vencer el pudor?
R. Era importante que estuviera. No puedes hacer el retrato del mundo sin mostrar lo que eres t¨². En el libro conviven la narraci¨®n del ruido del mundo y la huida de ese ruido.
P. Llega a decir que ahora se siente m¨¢s joven que en los a?os ochenta.
R. Eso viene de una frase de David Hockney que dice: ¡°Cuando pinto tengo 30 a?os¡±. Me he hecho m¨¢s libre, m¨¢s desapegado de la vida social.
P. ?Tambi¨¦n de la literatura?
R. Mi idea de la literatura es muy entusiasta, radical, visceral. Soy m¨¢s esc¨¦ptico respecto a todo lo que rodea la literatura y m¨¢s melanc¨®lico respecto al valor de lo que yo mismo pueda hacer.
P. Al final dice que la literatura es vital pero no tiene importancia.
R. ?Cu¨¢l es el lugar del arte en un mundo desaforadamente capitalista? En medio del consumo y la publicidad, esto que hacemos nosotros¡ Por eso saco a Baudelaire desvelado calculando el dinero que ha ganado.
P. Pensando en Baudelaire, Benjamin dec¨ªa que Par¨ªs era la capital del siglo XIX. ?Es Nueva York la del siglo XX, la del XXI?
R. Nueva York es lo que fue Venecia: la capital de un mundo comercial que se est¨¢ quedando obsoleto. Tal vez la nueva capital sea Hangzhou, esa ciudad de seis millones de habitantes que el Gobierno chino vaci¨® para garantizar el ¨¦xito de la cumbre del G-20 hace dos a?os. Las capitales del futuro est¨¢n en otro mundo.
P. En el libro se pregunta qu¨¦ pensar¨¢n de nosotros los arque¨®logos futuros. ?Qu¨¦ se encontrar¨¢n?
R. Basura. Nuestro legado ser¨¢ una monta?a de basura, de pl¨¢stico. Fabricamos una cosa que va a durar mil a?os para usarla cinco minutos. En las islas m¨¢s apartadas del Pac¨ªfico los albatros mueren de hambre porque se alimentan de mecheros. En el libro cuento el caso de esa ballena que aparece en la costa con 18 kilos de pl¨¢stico en el est¨®mago.
P. ?La l¨®gica del mercado lo ocupa todo? Fue muy cr¨ªtico cuando bautizaron temporalmente la estaci¨®n de metro Vodafone Sol.
R. Es que vas por la calle y a cualquier parte que mires hay una pantalla con un anuncio. Est¨¢n privatizando la mirada. ?Es que no va a quedar nada p¨²blico?
P. D¨ªgame algo positivo, una conquista de la modernidad, de la ciudad.
"Cuando sali¨® elegido Trump pens¨¦ que Obama era un malentendido. Estados Unidos se parece m¨¢s a Trump"
R. Una clar¨ªsima de la que creo que los europeos no somos del todo conscientes: la mezcla de libertad y seguridad. Las ciudades de Am¨¦rica Latina est¨¢n en gran parte privatizadas. Por eso me produce mucha inquietud que se construyan urbanizaciones cerradas. Compara una plaza p¨²blica con un centro comercial climatizado, con vigilantes jurados y al que hay que ir en coche. No nos damos cuenta de la maravilla que es, sencillamente, ir por la calle. Int¨¦ntalo en Caracas o en Los ?ngeles. Aqu¨ª puedes ir andando, en transporte p¨²blico, en bicicleta. Bueno, en Madrid... La bicicleta provoca en la derecha espa?ola una furia muy llamativa. La ciudad en la que cualquier persona, hombre o mujer, puede ir a cualquier hora por cualquier parte es una invenci¨®n prodigiosa.
P. ?Peligra?
R. La especulaci¨®n inmobiliaria y la precariedad del trabajo han hecho que la gente trabajadora tenga que irse del centro de las ciudades. En Nueva York hay barrios enteros convertidos en guetos para millonarios. Antes la amenaza era la inseguridad y el abandono, ahora lo es la gentrificaci¨®n, la privatizaci¨®n.
P. Sin embargo, siempre se cita Nueva York como reducto liberal frente a la Am¨¦rica profunda, la que, dicen, eligi¨® a Trump. ?O es un t¨®pico?
R. Cuando sali¨® elegido Trump pens¨¦ que Obama era un malentendido. EE UU se parece m¨¢s a Trump que a Obama. Es un pa¨ªs muy religioso y muy rural, incluso cuando es urbano, porque las ciudades no tienen esa noci¨®n de espacio p¨²blico: la gente va en coche de un sitio a otro. Es un pa¨ªs enorme con desigualdades gigantescas, ¨¢spero, de mucha soledad, de mucho despojo. Nuestra visi¨®n est¨¢ alterada por el cine, que ha dado glamur a cosas que no lo tienen. Ves esos barrios desolados y te parecen po¨¦ticos. Y no lo son, son simplemente pobres.
P. Europa tambi¨¦n sufre su crisis: el Brexit, Catalu?a¡
R. Polonia, Hungr¨ªa... Esa es otra lecci¨®n: nada est¨¢ garantizado, nunca. Tenemos cosas muy valiosas que son muy precarias.
P. ?Hay un repliegue hacia la identidad, hacia el nacionalismo?
R. Vivimos en un mundo en el que las personas tienen cada vez menos autonom¨ªa pero cada vez se promueve m¨¢s, a trav¨¦s del halago, la ficci¨®n de que eliges. En publicidad y en pol¨ªtica: ¡°Elige todo¡±. ¡°S¨¦ todista¡±. Oiga, todo no se puede elegir. Muchas veces piensas: no seas tanto t¨², desaparece un poco. El nacionalismo nunca se va del todo, solo se apacigua. Lo prodigioso es que pudiera crearse algo como la Uni¨®n Europea despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Bastante se ha conseguido para los monstruos que hay. Pero los monstruos siguen ah¨ª.
Trabajos manuales
Antonio Mu?oz Molina pas¨® dos meses solo en Nueva York para terminar Un andar solitario entre la gente. La ¨²ltima parte del libro -un maratoniano paseo por Manhattan- da un sentido unitario al conjunto. El d¨ªa de la vuelta, el control de seguridad del aeropuerto detect¨® en su equipaje un sacapuntas met¨¢lico y un cargamento de papeles sospechosos: desde una cr¨®nica del peri¨®dico sobre los atentados de Niza meticulosamente subrayada hasta publicidades relativas, digamos, al esp¨ªritu y la carne. Eran parte del material que el escritor ha usado para confeccionar los collages que acompa?an el texto final del libro. "Siempre he escrito mucho a mano, pero no de manera tan met¨®dica. Ni a l¨¢piz", explica. "Una cosa que nos da miedo a todos es no parecer modernos, pero en un mundo tan marcado por lo intangible, la reivindicaci¨®n de lo hecho con las manos, la percepci¨®n f¨ªsica de las cosas, es revolucionaria. No por nostalgia sino porque encierra una plenitud. En el proceso de creaci¨®n desapareces. Lo que importa es lo que est¨¢s haciendo. Y eso es muy saludable. La depresi¨®n es sobre todo una hipertrofia del yo, un estar continuamente dentro de ti. Descansar de uno mismo haciendo algo con las manos es una liberaci¨®n".
RESERVA?ONLINE 'UN ANDAR SOLITARIO ENTRE LA GENTE'
Autor: Antonio Mu?oz Molina.
Editorial: Seix Barral (2018).
Formato: tapa blanda (496 p¨¢ginas).
Babelia
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