Tr¨¢game, nube
La galer¨ªa Max Estrella presenta al Jos¨¦ Val del Omar m¨¢s alquimista, el que ve¨ªa en el cine un espect¨¢culo capaz de hacer vislumbrar el infinito
Hay exposiciones que son un ¡°espect¨¢culo total¡±. As¨ª llamaba Jos¨¦ Val del Omar (Granada, 1904-Madrid, 1982) al cine experimental con el que entr¨® en la historia del arte. Lo mismo podemos decir de la muestra que le dedica el espacio Max Estrella de Madrid. Es la primera que protagoniza este artista en una galer¨ªa, una gesti¨®n de proceso lento, de m¨¢s de ocho a?os, con la que este lugar recupera un pulso al que le faltaba emoci¨®n. Mucha.
Tal vez arruguen el gesto y se pregunten qu¨¦ hace un autor como Val del Omar en un espacio comercial. Tal vez hasta ¨¦l se lo pregunte, dado el poco alcance econ¨®mico que tuvo siempre su trabajo, que le llev¨® a volcarse en sus inventos (que ¨¦l llamaba ¡°intentos¡±) de t¨¦cnicas cinematogr¨¢ficas que luego patentaba. Por ejemplo, el sistema del ¡°desbordamiento apanor¨¢mico de la imagen¡±, que present¨® en 1957 en Mil¨¢n, en uno de los muchos congresos de cinematograf¨ªa en los que participaba. ?l hablaba desde el cine, pero hab¨ªa una correspondencia con el arte tambi¨¦n. En esos a?os, en plena vigencia del informalismo europeo, la investigaci¨®n cient¨ªfica fue col¨¢ndose en unas obras que empezaron a calificarse de cin¨¦ticas, y que no tardaron en protagonizar las exposiciones en torno a 1960. En la Documenta III de Kassel, de hecho, una secci¨®n dedicada a la luz y al movimiento, Licht und Bewegung, supuso el afianzamiento internacional de un arte basado tanto en el movimiento real como en el virtual. Aunque esos caminos nunca llegaron a cruzarse.
Fue m¨¢s bien una sinton¨ªa de ¨¦poca de la que Val del Omar particip¨® como un outsider, dentro del cine y del arte. Un poco en tierra de nadie y de todos. Vinculado al medio cinematogr¨¢fico, siempre fue considerado un creador maldito, de obra exigua y poco metraje. Un raro robins¨®nico, como dec¨ªan Rub¨¦n Dar¨ªo y Rom¨¢n Gubern. O un cinematista, como se calificaba ¨¦l. Sin duda, un referente. Como artista, es una figura de culto desde que Manuel Borja-Villel le diera un importante papel en el Museo Reina Sof¨ªa. Fue con la retrospectiva Desbordamiento de Val del Omar, en 2010, comisariada por Eugeni Bonet y realizada en colaboraci¨®n con el Centro Jos¨¦ Guerrero de Granada.
Vinculado al medio cinematogr¨¢fico, siempre fue considerado un creador maldito, un 'outsider' de obra exigua en tierra de nadie
Conscientes de ello son sus herederos, que han empezado a mover su legado buscando reponer la memoria. El pasado noviembre, a trav¨¦s de Piluca Baquero y Gonzalo S¨¢enz de Buruaga, que gestionan el Archivo Val del Omar, se hizo p¨²blica la donaci¨®n al Museo Reina Sof¨ªa de material sonoro, diapositivas y diakinas, creaciones gr¨¢ficas y collages, pel¨ªculas y materiales f¨ªlmicos, as¨ª como del PLAT, el Laboratorio de Picto Lum¨ªnica Audio T¨¢ctil, reproducido en aquella fant¨¢stica exposici¨®n en el Reina Sof¨ªa, lleno de aparatos de proyecci¨®n, lentes, polarizadores, filtros, obturadores, mecanismos y ¡°dedos l¨¢ser¡±. Aut¨¦nticas joyas de ese cine imposible y experimental que lleva tiempo siendo uno de los focos de estudio del museo.
Todav¨ªa se est¨¢ gestionando la cantidad y la elecci¨®n de estas piezas, pero habr¨¢ muchas obras de Val del Omar. La familia ten¨ªa clara la idea de donaci¨®n y que fuera para el museo nacional, pero tambi¨¦n que quer¨ªa propagar este legado m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Por ah¨ª viene el giro de Max Estrella al gestionar su herencia. Es, adem¨¢s, un salto cualitativo en su devenir como galer¨ªa de mediano formato, como muchas de sus iguales, ancladas en un ir y venir sin mucho movimiento. Cualquier paso de futuro para este tipo de espacios pasa por gestionar el trabajo de un artista consagrado, y colocarse as¨ª en otro lugar del mapa internacional. Es el perfil de coleccionista que se busca aqu¨ª a trav¨¦s de algunas obras clave.
La exposici¨®n funciona como una ¨ªnsula, que abarca De Gutenberg a Faraday, dice el t¨ªtulo. No es una muestra de obras de un artista al uso, sino que trata de acercarse a la construcci¨®n de las piezas propiamente, atendiendo al proceso creativo que las constituye y mostrando elementos de su laboratorio que han sido fundamentales para el desarrollo de su trabajo. Ah¨ª se ve el buen hacer de Amelie Aranguren, encargada anta?o de velar por el lado m¨¢s creativo de la Fundaci¨®n Garc¨ªa Lorca y que desde hace un a?o colabora con la galer¨ªa.
Val del Omar desarroll¨® un profundo conocimiento antropol¨®gico de la capacidad del cine sobre el p¨²blico gracias a su experiencia en las Misiones Pedag¨®gicas de la Rep¨²blica (1931-1935), un hecho que le ayud¨® a priorizar la percepci¨®n del espectador a la hora de concebir sus obras. Algunas de sus invenciones son soluciones pr¨¢cticas de su ¨¦poca, pero otras se adentran en una visi¨®n ins¨®lita, como la persecuci¨®n de un cubismo ac¨²stico y visual mediante el sonido diaf¨®nico, dial¨¦ctico y la tactilvisi¨®n, con t¨¦cnicas basadas en una iluminaci¨®n pulsatoria precursora de la realidad virtual.
Por ah¨ª fluct¨²a una de sus obras m¨¢s conocidas e incluida aqu¨ª, Aguaespejo granadino, realizada entre 1953 y 1962 como parte del Tr¨ªptico elemental de Espa?a. Colocada en la galer¨ªa se convierte tambi¨¦n en una edici¨®n de siete, de la que el Reina Sof¨ªa atesora en su colecci¨®n la primera. Hoy en d¨ªa se considera una obra maestra. La pel¨ªcula est¨¢ consagrada a declinar exhaustivamente las distintas formas del agua, estancada, que fluye, que asciende o que se desploma, donde Val del Omar juega con ralent¨ªs e im¨¢genes congeladas y donde una forma perpetuamente cambiante en algo que queda fijado a trav¨¦s de un estatismo.
El montaje engrandece este trabajo, donde tambi¨¦n puso en pr¨¢ctica el sonido diaf¨®nico, patentado en 1944, consistente en establecer fuentes sonoras delante y detr¨¢s del espectador, de tal modo que este se ve obligado a dialogar entre lo que ve y lo que oye. Val del Omar entend¨ªa su trabajo como una misi¨®n trascendental, la de hacer confluir lo que llam¨® el desenfrenado engranaje horizontal de la m¨¢quina con la tradici¨®n vertical, m¨ªstica, de los pueblos mediterr¨¢neos. Su vocaci¨®n orientalista, junto a su pasi¨®n por la t¨¦cnica, lo llev¨® a la mecam¨ªstica, filosof¨ªa que lo define como artista y que vemos en m¨²ltiples notas manuscritas.
Los collages disparan cualquier idea preconcebida que tengamos de Val del Omar, y conectan con esa idea del color como cosa palpitante que tanto le gustaba usar. Lo mismo ocurre con Variaciones de una granada (1975), que desborda el espacio de la galer¨ªa y proyecta una especie de bodeg¨®n cinematogr¨¢fico compuesto de granadas y que combina t¨¦cnicas de animaci¨®n y de pictolum¨ªnica, que a su vez implican toda una bater¨ªa de recursos, incluyendo efectos de rayos l¨¢ser. Una instalaci¨®n en la que se ha cuidado hasta el m¨ªnimo detalle.
Existe un peque?o guion in¨¦dito de Val del Omar, titulado Tr¨¢game, nube, que habla de caminos f¨¢ciles y dif¨ªciles en el mundo creativo. ?l ten¨ªa claro cu¨¢l de ellos prefer¨ªa. ¡°Quiero irme a donde no s¨¦¡±, sol¨ªa escribir. Avancen a ese lugar sin miedo. El desnivel es la raz¨®n del latido.
Val del Omar. De Gutenberg a Faraday. Galer¨ªa Max Estrella. Madrid. Hasta el 21 de abril.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.