En el coraz¨®n de Aramburu
El autor de 'Patria' ha reunido en 'Autorretrato sin m¨ª' una serie de poemas en prosa en los que la emoci¨®n y el lirismo conviven magistralmente con el humor
Con los a?os alg¨²n editor tendr¨¢ la tentaci¨®n de editar conjuntamente cuatro libros de Fernando Aramburu de filiaci¨®n visiblemente autobiogr¨¢fica: El artista y su cad¨¢ver, A?os lentos, Las letras entornadas y este reci¨¦n llegado, Autorretrato sin m¨ª, tan lujosamente editado como n¨²mero 300 de la colecci¨®n Marginales de Tusquets. Pero ser¨¢ un error porque desobedecer¨ªa el aliento m¨¢s secreto de este ¨²ltimo libro. Es prosa pero late la poes¨ªa en cada poema en prosa, en cada ensayo de un escritor sin ¨ªnfulas l¨ªricas pero con una veta secreta, clandestina, de lector y relector de poetas.
Aquellos dos primeros libros daban muchas pistas de esa querencia de un escritor que no ha dejado rastro de ella en su prosa narrativa m¨¢s fresca y cuajada, desde Fuegos con lim¨®n, que era un bromazo festivo tocado de eleg¨ªa, hasta la biblia laica del sofocante sotobosque vasco, Patria. Y si no lo hizo, quiz¨¢ la explicaci¨®n m¨¢s convincente se halla en las prosas p¨²dicas de estos poemas reunidos en Autorretrato sin m¨ª. Si no me confundo con los datos interiores al libro, debi¨® escribirse antes de la publicaci¨®n de Patria, o incluso mientras redactaba Patria. Si fuese as¨ª, no hay duda de que la soledad es la ¨²nica alma posible de este escritor, tal como dice uno de los poemas. Tampoco hay duda de la turbamulta de evocaciones y memorias que activ¨® aquella escritura, convertidas ahora en pasmos en prosa sobre uno mismo. Esos asaltos inveros¨ªmiles de la memoria afectiva pueden convertirse tambi¨¦n en urgencia autojustificativa, vital y literaria, de un hombre tranquilo. Y eso incluye la determinaci¨®n apacible de programar el final de su vida a la altura del propio deseo y no al dictado de la consunci¨®n biol¨®gica.
Me pongo pesado con que son poemas porque abordar el libro con la disposici¨®n de lectura de sus otros libros neutraliza su mejor efecto y lo da?a irremisiblemente. Ha hecho santamente en renunciar a la versificaci¨®n, pero la semilla o el motor de cada p¨¢gina y media es inequ¨ªvocamente l¨ªricos, incluso cuando narra un episodio del pasado, una fantas¨ªa turbia o una aprensi¨®n angustiosa en presente o en pasado. Siguen siendo poemas porque el peso recae fuera de la prosa, en otro lugar a veces de inquietante candidez, o de ternura y delicadeza tan inasible que parece infantil. Otras veces el lugar del poema anida en la viscosidad de la memoria o en la perplejidad de una p¨¦rdida (o el terror de una enfermedad, propia y ajena: Isabel), mientras otras tantas despliega el poema como acertijo, como asedio a una emoci¨®n dif¨ªcil, imprecisable y honda.
Este Aramburu no ha dejado de ser Aramburu. La iron¨ªa bienhumorada, la calidez de un individuo que ama, que desea y evoca lo salpican todo
Pero este Aramburu no ha dejado de ser Aramburu. La iron¨ªa bienhumorada, la calidez de un individuo que ama, que desea y evoca lo salpican todo. El quiebro humor¨ªstico en la prosa que va levant¨¢ndose al s¨¦ptimo cielo, el giro verbal que corrige el empantanamiento l¨ªrico son secretos suyos antiguos en muchos de sus libros, pero en este hay uno m¨¢s, muy productivo y eficaz. La pluralidad de los desdoblamientos no son solo herramientas para superar la timidez o el pudor, sino instrumentos de conocimiento perplejo, espejado, de uno mismo y sus anclajes a la experiencia vivida y amasada con literatura propia y ajena.
Extra?amente me asalta a ratos el recuerdo del Gabriel Celaya m¨¢s humildemente confesional y desamparado, pero tambi¨¦n algo de un Blas de Otero puritano y ensimismado. Con ambos conjuga Aramburu una dosis de humor que humaniza la prosa e impide tanto la frivolizaci¨®n (cobarde) de la memoria sentimental como la solemnizaci¨®n (embustera) de la misma memoria sentimental. El efecto a veces es un vitalismo mate o pl¨¢cidamente vegetativo, a veces es una desnudez inquietante de la emoci¨®n, y casi siempre la sensaci¨®n es f¨ªsica: m¨¢s autorretrato que sin m¨ª, sea cuando regresa a una casa familiar atribulada, sea cuando se sumerge en el arrebato de amor que lo llev¨® a Alemania con la literatura, y ah¨ª sigue: en el amor, en la literatura y en Alemania.
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Autor: Fernando Aramburu Irigoyen.
Editorial: Tusquets Editores S.A (2018).
Formato: versi¨®n kindle y tapa dura (192 p¨¢ginas)
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