Paloma Aguilar: ¡°Nunca se puede pasar p¨¢gina del todo¡±
Coautora de 'El resurgir del pasado en Espa?a', la experta defiende que el Estado debe cerrar las heridas del franquismo
M¨¢s de 80 a?os despu¨¦s de que se produjera el golpe de los militares rebeldes contra la Rep¨²blica en 1936, la Guerra Civil que vino despu¨¦s sigue pesando sobre la Espa?a que conquist¨® la democracia hace 40 a?os. La polit¨®loga Paloma Aguilar (Madrid, 1965) lleva a?os ocup¨¢ndose de las formas de gestionar el pasado, y ha vuelto al tema tratando las fosas de las v¨ªctimas y las confesiones de los verdugos, junto a la soci¨®loga Leigh A. Payne, en El resurgir del pasado en Espa?a (Taurus).
- P. ?C¨®mo es posible que la guerra siga estando ah¨ª?
- R. Dur¨® casi tres a?os y luego vino una larga dictadura que perpetu¨® la discriminaci¨®n entre vencedores y vencidos; ni siquiera se le permiti¨® hacer duelo a la mitad de la poblaci¨®n. Son heridas profundas que tardan mucho en cerrarse.?
- P. La Transici¨®n intent¨® cerrarlas.
- R. Se decidi¨® en el ¨¢mbito pol¨ªtico ¡ªy en parte tambi¨¦n social¡ª liquidar el pasado de forma precipitada con una serie de medidas de reparaci¨®n fragmentadas e incompletas. Pero no hay que olvidar que no s¨®lo se trata del trauma de una guerra, sino de la terrible represi¨®n de la posguerra. Los especialistas consideran que la dictadura mat¨® entre 30.000 y 50.000 personas despu¨¦s del conflicto.
- P. ?Hubo realmente un pacto de silencio? La bibliograf¨ªa sobre la Guerra Civil es verdaderamente inmensa.
- R. Se pas¨® del silencio obligado a un olvido aparente, pero no en el ¨¢mbito cultural, donde siempre he dicho que la producci¨®n fue muy abundante. Los investigadores y los creadores culturales empezaron con la tarea desde muy pronto. Pero se encontraron con numerosos escollos, como el acceso a los archivos y la destrucci¨®n de informaci¨®n. Algunos fondos fueron deliberadamente destruidos: el propio Mart¨ªn Villa ha reconocido que hizo desaparecer los de la Falange. Muchos de los archivos de los Gobiernos Civiles se destruyeron. Adem¨¢s, Espa?a tiene una pol¨ªtica de acceso a determinado tipo de documentaci¨®n mucho m¨¢s restrictiva que otros pa¨ªses de Europa. Seguimos funcionando con una ley de secretos oficiales del a?o 1968 que no tiene l¨ªmites temporales, ni contempla mecanismos de desclasificaci¨®n.
- P. Hubo muchos que no quer¨ªan escuchar hablar de la guerra, que prefer¨ªan el olvido.
- R. La sociedad espa?ola ten¨ªa un miedo atroz a que se repitiera el conflicto si se miraba el pasado de una manera descarnada. Y la larga dictadura nos ofrece una imagen fea de nosotros mismos: dur¨® mucho tiempo y cont¨® con un apoyo nada desde?able.
- P. ?C¨®mo volver atr¨¢s entonces en ese contexto de la Transici¨®n?
- R. Llevo tres a?os investigando las iniciativas que llevaron a cabo en esos a?os familiares que ten¨ªan a los suyos en cunetas despu¨¦s de que los fusilaran los vencedores. Decidieron que la reconciliaci¨®n no pod¨ªa saldarse a costa de que no pudieran recuperar los restos y rendirles homenaje.
- P. ?Lo consiguieron?
- R. Ya entonces hubo gente que no acept¨® pasar p¨¢gina y, cuando consiguieron recuperar los restos, construyeron unos mausoleos extraordinariamente vistosos en los cementerios. No lo tuvieron nada f¨¢cil, pues con frecuencia sufrieron amenazas, pero muchos municipios de Navarra, Badajoz, La Rioja y otros lugares lo consiguieron. Sin embargo, los medios apenas se hicieron eco de aquellas iniciativas, salvo la revista Intervi¨².
- P. Tiene sentido la idea de no convertir el pasado en un arma arrojadiza en la pol¨ªtica de aquellos d¨ªas.
- R. Ten¨ªan que acordar nuevas reglas de juego, y era una tarea demasiado delicada como para que unos y otros se echaran encima las culpas de lo que hab¨ªa ocurrido. As¨ª que hubo un acuerdo de no instrumentalizaci¨®n del pasado. Se quiso compensar a las v¨ªctimas del franquismo con una serie de medidas parciales; el problema es que se cre¨® la ficci¨®n de que con eso se hab¨ªan saldado las cuentas. La asimetr¨ªa en relaci¨®n con las reparaciones que recibieron las v¨ªctimas del bando vencedor ¡ªhonores, homenajes, pensiones, oportunidades para encontrar acomodo en la dictadura¡ª fue brutal. Las otras v¨ªctimas quer¨ªan recuperar los restos de los suyos para darles una sepultura digna, y que se conociera lo que les hab¨ªa ocurrido. Lo tuvieron que hacer por su cuenta, hasta que lleg¨® algo de dinero con la Ley de Memoria Hist¨®rica. Hoy, como el PP ha cancelado las ayudas, han tenido que volver a recurrir a la autofinanciaci¨®n, como en la Transici¨®n. Es lamentable.
- P. ?Por qu¨¦ no se atendi¨® a las v¨ªctimas cuando la izquierda lleg¨® al poder en 1982 con Felipe Gonz¨¢lez?
- R. Los socialistas funcionaron como si la sociedad espa?ola hubiera, realmente, pasado p¨¢gina. Es algo que hoy en d¨ªa les reprochan los familiares de las v¨ªctimas, muchas de las cuales eran de la familia socialista.
- P. ?Hubo entonces muchas reclamaciones formales?
- R. Las v¨ªctimas, hasta el a?o 2000, han estado escasamente asociadas y poco movilizadas, pues no exist¨ªan est¨ªmulos institucionales para ello. Pero es bien sabido que siempre han querido encontrar los restos de los suyos y darles una sepultura digna. El problema es que se las ha escuchado poco, y que el Estado y la sociedad han sido muy poco emp¨¢ticos con ellas.
- P. ?Qu¨¦ queda pendiente para pasar p¨¢gina?
- R. Nunca se puede pasar p¨¢gina del todo. En la Transici¨®n se les dijo a las v¨ªctimas que era demasiado pronto, ahora se les dice que es demasiado tarde, que sus reivindicaciones son extempor¨¢neas. Lo que debe hacerse es cumplir con la Ley de Memoria Hist¨®rica y paliar sus d¨¦ficits con medidas complementarias. Eso apaciguar¨ªa mucho el debate sobre el pasado en Espa?a. Hace poco he pasado por el Pasaje General Mola de Madrid. Siguen existiendo lugares con nombres como el de este militar que invit¨® p¨²blicamente al exterminio sin piedad del adversario. Eso s¨ª que es extempor¨¢neo.
- P. Vayamos a cuestiones concretas.
- R. El Estado sigue estando ausente, cuando deber¨ªa tomar la iniciativa para recuperar los restos que quedan a¨²n en las fosas y trasladarlos a los cementerios. Hay que terminar lo que queda pendiente en cuanto a pol¨ªticas simb¨®licas ¡ª?c¨®mo puede ser que la Fundaci¨®n Francisco Franco se dedique a obstaculizar muchas de estas iniciativas?¡ª y llevar a cabo las recomendaciones de la comisi¨®n que se cre¨® sobre el Valle de los Ca¨ªdos. El Estado debe anular los juicios injustos y devolver los patrimonios que fueron requisados. Y hay una cuarta tarea pendiente: s¨®lo el Estado tiene capacidad y recursos para acabar con la disputa que existe entre los historiadores sobre cu¨¢ntos muertos hubo en la guerra y en la posguerra. Una comisi¨®n de expertos ayudar¨ªa mucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.