El enredo del cine-ojo
La narrativa de Sara Facio es radical. Desde su mirada los h¨¦roes se reescriben, los relatos se vuelven vulnerables y se hacen m¨¢s tajantes
No s¨¦ si es cierto que hay un modo de retratar la realidad donde se permite a quien la mira ser ojo sin contemplaciones; el ojo-lente que observa libre de componendas y acuerdos previos, ese ojo al cual aspiraba Dziga Vertov en su noticiero Kino-Pravda. No s¨¦ si es cierto, pues en esta ¨¦poca de infinitos enredos documentales que habitan los museos como nueva construcci¨®n de la verdad convertida en sofisticado relato de consumo para la ¡°alta cultura¡±, hemos aprendido que el Kino-Pravda contaba ¨²nicamente una parte de la historia, quiz¨¢s porque no hay ¡°verdad¡± sino versiones, las que cada testigo recuerda o cree recordar. El mismo Grierson pon¨ªa en tela de juicio la expresi¨®n ¡°documental¡±, inventada por ¨¦l para hablar de un cine centrado en la ¡°verdad¡± sin manipulaciones: ¡°Documental es un t¨¦rmino un poco torpe, pero bueno¡¡±.
Grierson sab¨ªa que narrar ¡ªa trav¨¦s de una lente-ojo tambi¨¦n¡ª es construir una ficci¨®n y sumergirse en un irremisible ejercicio autobiogr¨¢fico. Fotografiar o filmar los acontecimientos es una trampa de contaminaciones: del que mira y del que es mirado. A partir de esa imagen captada, del intercambio incluso inconsciente, el mundo de los implicados habr¨¢ cambiado para siempre, lo sepan o no.
La narrativa de Sara Facio es radical. Desde su mirada los h¨¦roes se reescriben, los relatos se vuelven vulnerables y se hacen m¨¢s tajantes
Cuando Sara Facio (San Isidro, Argentina, 1932) se echa a la calle con su peque?a c¨¢mara fotogr¨¢fica, no piensa en esa transformaci¨®n, ni en la trascendencia del gesto para su mirada futura y para las miradas del futuro. Cuando sale con la pulsi¨®n de contar el mundo, no piensa en el futuro ¡ªning¨²n periodista gr¨¢fico lo hace¡ª. Facio es una reportera que colabora con la agencia francesa SIPA, pero lo que la mueve a documentar el regreso de Per¨®n a Argentina el 17 de noviembre de 1972 ¡ªtras su largo exilio espa?ol¡ª es la curiosidad; buscar una respuesta al fervor y las perplejidades, al miedo, a los sentimientos enfrentados que percibe en las calles de Buenos Aires. Hallar una respuesta a esa emoci¨®n profunda, antigua, que a veces la contamina en su reportaje, a pesar de no ser peronista, recuerda. Ser¨¢n las sensaciones que captar¨¢ su Leica hasta la muerte de Per¨®n el 1 de julio de 1974, fabuloso relato visual de la historia argentina narrado desde m¨¢s all¨¢ de las t¨ªpicas escenas heroicas.
La narrativa de Sara Facio es radical, como la de tantas reporteras. Desde su mirada perspicaz los h¨¦roes se reescriben, los relatos se vuelven vulnerables y se hacen m¨¢s tajantes precisamente en sus fragilidades. Tampoco Facio ¡ªcomo Kati Horna, Berenice Abbott, Lee Miller o Agn¨¨s Varda y el resto de mujeres que cambiaron el modo de entender la llamada fotograf¨ªa ¡°documento¡±¡ª ha tenido miedo de mirar como una fuera de la ley o, incluso, de convertirse en una fuera de la ley en el acto mismo de mirar lo que al cine-ojo de Vertov pas¨® inadvertido, lo m¨¢s cotidiano de lo cotidiano que entre las miradas de las fotorreporteras adquir¨ªa un inusi?tado protagonismo.
En las salidas por Buenos Aires, parapetada tras la impunidad de su condici¨®n de mujer ¡ª?c¨®mo temer la c¨¢mara de una fot¨®grafa en busca de momentos fr¨¢giles, de tiempos muertos?¡ª, la narraci¨®n antiheroica e inesperada de Sara Facio presenta una deslumbrante biograf¨ªa de esos a?os en Argentina. Buena parte del material se ha hecho p¨²blico s¨®lo ahora en las salas del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires ¡ªFacio no quer¨ªa una lectura politizada de su reportaje sobre Per¨®n¡ª. En el museo, la sucesi¨®n de im¨¢genes ofrece al espectador una especie de fractura deslumbrante: la propia autobiograf¨ªa de Facio y la del resto de miradas que en el acto de documentar no aspiraron a contar verdades, sino a escribir relatos.
¡®Sara Facio. Per¨®n¡¯. MALBA. Buenos Aires. Hasta el 30 de julio.
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