El pol¨ªgrafo como cr¨ªtico literario
Manuel Alberca reproduce las l¨®gicas binarias de aquellos que consideran la autobiograf¨ªa un g¨¦nero menor por poco ¡°imaginativo¡±
Hace m¨¢s de dos siglos, el rom¨¢ntico Friedrich Schlegel afirmaba en su Carta sobre la novela que las Confesiones de Rousseau eran la mejor novela rom¨¢ntica, por encima de las m¨¢s convencionales novelas del ginebrino. A la vez que reivindicaba la narraci¨®n de la experiencia con una facultad de la imaginaci¨®n, Schlegel aborrec¨ªa la novela en cuanto pretend¨ªa ser un g¨¦nero particular, porque esta hab¨ªa surgido, precisamente, como desmoronamiento de las jerarqu¨ªas gen¨¦ricas del clasicismo. Si durante el siglo XIX la novela se construy¨® como g¨¦nero cerrado, prefiriendo lo veros¨ªmil a lo veraz (siguiendo a Arist¨®teles), valiosos momentos de la vanguardia del siglo XX han vuelto a desjerarquizar la novela con herramientas de la autobiograf¨ªa (Proust, Bernhard, Sarraute, Ginzburg, Naipaul, Coetzee¡). Pero dos siglos despu¨¦s, la herida que separa verdad y ficci¨®n como conceptos antag¨®nicos parece no querer cerrarse. Un ejemplo de ello es La m¨¢scara o la vida. De la autoficci¨®n a la antificci¨®n, del profesor Manuel Alberca; quiz¨¢, junto a Anna Caball¨¦, quien m¨¢s ha hecho en los ¨²ltimos a?os por reivindicar el estatus de la autobiograf¨ªa como gran obra literaria en Espa?a. Alberca comienza con las obras de nuestros modernistas y realiza un exhaustivo an¨¢lisis de las grandes autobiograf¨ªas espa?olas del XX y XXI: Francisco Umbral, Jes¨²s Pardo, Manuel Vicent¡ hasta las ¨²ltimas publicaciones de Marcos Giralt y Marta Sanz, entre otros.
La tesis de Alberca en este libro es similar a la de su anterior, El pacto ambiguo (2007), que fue le¨ªdo como vadem¨¦cum de la autoficci¨®n cuando, m¨¢s bien, era un intento de desmontarla como falacia posmoderna: la autoficci¨®n ser¨ªa una moda pasajera de la autobiograf¨ªa ¡°esencial¡±, aquella que se somete ¡°a principios de veracidad¡±. Alberca dedica numerosas p¨¢ginas, con voluntad pol¨¦mica, a defender un criterio de la ¡°verdad biogr¨¢fica¡± que vuelve decepcionante buena parte de los libros analizados (de Caballero Bonald y Javier Mar¨ªas, por ejemplo). Para Alberca, estos autores, pudiendo contar la verdad, decidieron hacer literatura¡
La herida que separa verdad y ficci¨®n como conceptos antag¨®nicos parece no querer cerrarse
Sorprende la brocha gorda de este marco epistemol¨®gico, su limitado concepto de la verdad como un absoluto referencial. En cierto sentido, Alberca reproduce las l¨®gicas binarias de aquellos que consideran la autobiograf¨ªa un g¨¦nero menor por poco ¡°imaginativo¡±; y sus tesis terminan recordando a la cr¨ªtica biogr¨¢fica de Sainte-Beuve (valorar una obra por su fidelidad a una supuesta verdad interior de un supuesto autor objetivo) antes que a Foucault o Ricoeur, a los que cita descontextualizados. Entendida con esta gran simplificaci¨®n, la autobiograf¨ªa acabar¨ªa convertida en arte de ingenuos. Porque ?qu¨¦ lleva a una persona a dar cuenta de su vida, cu¨¢les son sus intenciones?, ?qu¨¦ materiales utiliza para construir la experiencia, qu¨¦ palabras fetiche o narraciones heredadas? Preguntas b¨¢sicas en un momento en que las guerras ideol¨®gicas se juegan, en primer t¨¦rmino, en la construcci¨®n de la identidad, bien en el testimonio literario o en las redes sociales.
Afortunadamente, las contradicciones no impiden que Alberca escriba p¨¢ginas brillantes sobre las excepciones a su riguroso m¨¦todo. Por ejemplo, las Sonatas de Valle-Incl¨¢n (Alberca es autor de la excelente La espada y la palabra. Vida de Valle-Incl¨¢n), donde la m¨¢scara, Bradom¨ªn, es la ¨²nica posibilidad de enunciar ciertas verdades. En cierto sentido, son todas estas ¡°excepciones decepcionantes¡± para el pol¨ªgrafo de Alberca las que convierten la autobiograf¨ªa en uno de los g¨¦neros m¨¢s complejos y valiosos de la literatura de este tiempo.
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Autor: Manuel Alberca Serrano .
Editorial: P¨¢lido Fuego (2017).
Formato: tapa blanda (354 p¨¢ginas)
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