El mundo de Martin Scorsese desembarca en Monterrey
El Museo de Arte Contempor¨¢neo del Estado de Nuevo Le¨®n inaugura una exposici¨®n del cineasta
Una peque?a agenda est¨¢ abierta de par en par bajo un expositor. La libreta muestra la semana del 16 al 22 de mayo de 1994 en la vida de Martin Scorsese. El cuaderno revela que el famoso cineasta estadounidense no comenz¨® una jornada sin desayunar al menos un filme. El lunes comenz¨® a las ocho de la ma?ana con Cartago en llamas (Carmine Gallone, 1960), despu¨¦s sigui¨® con Battle Cry (Raoul Walsh, 1955) y hacia el mediod¨ªa finaliz¨® con The night of the party (Michael Powell, 1935). Esa semana vio en total 15 cintas proyectadas en su cine privado en diferentes formatos: 35 mil¨ªmetros, video y los hoy extintos discos l¨¢ser. Hay quienes prefieren el gimnasio, pero as¨ª arranca el d¨ªa el director de m¨¢s de 20 cintas y que, injustamente, solo tiene un premio Oscar.
El mundo de Scorsese ha desembarcado en el Museo de Arte Contempor¨¢neo (MARCO) de Monterrey, la capital del industrioso Estado de Nuevo Le¨®n. Hay algo de extra?o en que 400 pedazos de vida de un cineasta vivo aterricen en las salas de exposiciones pensadas para artes pl¨¢sticas. Los museos no escapan del furor por la audiencia y el p¨²blico masivo. Los programadores de MARCO siguen la estela hecha por otros centros culturales, que han organizado muestras de cineastas como Stanley Kubrick. A finales de abril, la Cineteca Nacional presentar¨¢ una exhibici¨®n de Luis Bu?uel.
La exposici¨®n, que se ha inaugurado este fin de semana y ser¨¢ visible hasta el 15 de julio en el centro de Monterrey, es un extenso recorrido por la vida y el m¨¦todo de trabajo del director nacido en Queens (Nueva York) en 1942. El primer objeto en el que aparece uno de los grandes referentes del cine estadounidense es una peque?a fotograf¨ªa familiar donde aparece en los brazos de su madre. La imagen fue tomada en 1943 en la azotea de una casa de la calle Elizabeth, en el barrio de la peque?a Italia. Ese sitio sirvi¨® de influencia para casi todo el cine que Scorsese har¨ªa en el futuro, incluyendo Goodfellas, Casino o Taxi driver. En las calles de ese barrio fue donde fue influenciado por la iglesia cat¨®lica y donde conoci¨® la violencia ejercida por la mafia italiana.
Los curadores de la exposici¨®n, Kristina Jaspers y Nils Warnecke, del Museo alem¨¢n del cine y la televisi¨®n, han hecho un trabajo que revela el detalle microsc¨®pico de la vida ajena. En una carta fechada en octubre de 1991, por ejemplo, el director escribe al encargado de los cr¨¦ditos de su versi¨®n de Cape Fear. Scorsese quer¨ªa que los t¨ªtulos dijeran ¡®a Martin Scorsese Picture¡¯ en lugar de ¡®a film by Martin Scorsese¡¯. ¡°Tengo una fuerte raz¨®n personal para esto¡±, se justific¨®. ¡°Mientras crec¨ªa, mi aspiraci¨®n siempre fue ser pintor¡ Despu¨¦s descubr¨ª que ten¨ªa una severa alergia a la pintura y me vi forzado a encontrar otras formas de expresarme¡ Mientras m¨¢s pel¨ªculas ve¨ªa m¨¢s me fascinaba la idea de que cada cuadro es en realidad una pintura en miniatura. La combinaci¨®n de estas im¨¢genes en cuadros vivos es lo que creo que da a las pel¨ªculas su poder y su fuerte impacto espiritual¡±, escribi¨® el director al se?or Marcel Glacusa.
Estas cartas y objetos son particularmente reveladores del grado de detalle al que Scorsese entra en sus producciones. Para esa misma cinta, protagonizada por Robert De Niro (cuyo archivo est¨¢ parcialmente recogido en esta muestra junto con el de Paul Schrader), se investig¨® los tatuajes utilizados por pandilleros. Incluso una de las investigadoras de la cinta se carte¨® con un convicto de Tennessee para consultar la veracidad de una escena de violaci¨®n.
Durante un momento de la exposici¨®n se hace una pausa a la veneraci¨®n a la obra de Scorsese para hablar de la devoci¨®n de este a las pel¨ªculas de los dem¨¢s. A finales de 1979, el cineasta, entonces con seis largometrajes a cuestas, comenz¨® un movimiento para exigir a Eastman Kodak un negativo m¨¢s duradero y de mejor calidad. ¡°?Te sorprender¨ªas si te digo que tan solo despu¨¦s de cinco a?os el azul se est¨¢ gastando en las aguas de Jaws mientras que el rojo que sale de la boca de Robert Shaw es cada vez m¨¢s rojo?¡±, le dijo Steven Spielberg en la carta de adhesi¨®n a su movimiento. Scorsese recibi¨® mensajes similares de apoyo de Leni Riefenstahl, Sidney Lumet, Frank Capra, Andrzej Wajda, Nagisa Oshima y otros.
Sin embargo, otras piezas solo muestran garabateos ilegibles en piezas supuestamente valiosas para la historia del cine. Esta memorabilia quita espacio a otros objetos de vestuario o dise?o de arte que podr¨ªan haber sido exhibidos en un sitio que comparte espacio con la obra de Rufino Tamayo, el indiscutible padre del modernismo mexicano.
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