Cuerpo, disconformidad y epifan¨ªa ¡®trans¡¯
Una muestra recorre cuatro d¨¦cadas de vaiv¨¦n creativo de Miguel Benlloch, de la disidencia al hedonismo
"Un comunismo de la escritura que venciese las seducciones de la condici¨®n del autor¡±. As¨ª imaginaba Dionys Mascolo un escribir genuinamente disruptivo, y de esta manera podr¨ªa pensarse la pr¨¢ctica art¨ªstica y activista de Miguel Benlloch: como una poiesis que rechaza sistemas legitimadores y categor¨ªas sacramentales, un hacer que se balancea de forma an¨¢rquica entre la desautorizaci¨®n, la confesi¨®n y el carnaval.
Cuerpo conjugado, la muestra que atraviesa sus cuatro d¨¦cadas de trayectoria, explora este vaiv¨¦n y, de paso, coloca a las contragenealog¨ªas del arte de los ochenta y los noventa en la esquina del pensar. Mar Villaespesa y Joaqu¨ªn V¨¢zquez, comisarios de la exposici¨®n, han construido un relato que de tan pr¨ªstino resulta inesperado, o subversivo. Tambi¨¦n es cierto que el trip pol¨ªtico, est¨¦tico y vital de Miguel Benlloch impide ejemplaridades fatuas. Quiz¨¢ por ello ocup¨® un lugar hasta ahora an¨®malo para la institucionalizaci¨®n de la ruptura en el campo te¨®rico y museogr¨¢fico. Algo que obliga a plantearse qu¨¦ papel deber¨ªan adquirir los archivos mal llamados minoritarios en las colecciones art¨ªsticas, c¨®mo se recoge la interpelaci¨®n del cuerpo-archivo-de-vida en el cuerpo de la instituci¨®n-museo.
Tres focos de disidencia hist¨®rica y un mismo hedonismo cr¨ªtico, ¨¦se ser¨ªa el esqueleto de Cuerpo conjugado. La militancia de Benlloch durante los a?os setenta y ochenta en diversos movimientos comunistas, pacifistas ¡ªsuya es la consigna anti-OTAN ¡°Reagan lo que Reagan Vota No¡±¡ª y de lucha por los derechos de los homosexuales en Andaluc¨ªa; el empuje a la vida contracultural granadina en plena Transici¨®n, desde la sala Planta Baja, un espacio de experimentaciones musicales, alternativas y noct¨¢mbulas; por ¨²ltimo, la cofundaci¨®n de BNV producciones, plataforma de trabajo cooperativo cuya andadura permite entender que, aparte del jard¨ªn tem¨¢tico de museos, fundaciones y centros de arte nacidos tras la ¡°normalizaci¨®n democr¨¢tica¡±, tambi¨¦n existieron otras modalidades de reinvenci¨®n de la esfera p¨²blica y creativa. En mitad de todo ello, acaso intercept¨¢ndolo, una praxis que se aviene con exactitud al concepto de ¡°desobra¡± de Jean-Luc Nancy, y que encuentra en la actividad performancera ¡ªcomo el propio artista la califica¡ª su formato m¨¢s apote¨®sico.
Desde los Cutre Chous, parodias pol¨ªticas que beb¨ªan del cabaret y la telenovela, sus 'performances' crean una gram¨¢tica corporal
Desde los Cutre Chou, parodias sobre acontecimientos pol¨ªticos que beb¨ªan de la comedia costumbrista, la telenovela, el cabaret y los espect¨¢culos trans de los ¡°bares de ambiente¡± de finales de los setenta, hasta Tengo tiempo (1994), una de sus acciones m¨¢s emblem¨¢ticas, donde el gesto de quitarse la ropa se convierte en despojamiento de las asignaciones de g¨¦nero, las performances de Benlloch construyeron una gram¨¢tica articulada sobre su cuerpo, ¡°un cuerpo diverso, difuso, l¨²dico, vago, impropio, migrante, ilegal, desidentificado, diluido¡¡±, seg¨²n los comisarios.
Paulatinamente ese ¡°cuerpo sin teorema¡±, como lo llama Paul B. Preciado, ir¨¢ deviniendo un espacio meton¨ªmico del que parten, hacia el que regresan y desde el que se problematizan sus posiciones como artista, sus resistencias ideol¨®gicas, sus procesos de erosi¨®n de ciertos discursos binarios: masculino/femenino, productivo/improductivo, salud/enfermedad.
?smosis. Mi ¡Á Ti = Zaje (1997), El detective (2012) y DERERUMNATURA. Quien canta su mal espanta (2016) forman una suerte de tr¨ªptico que relaciona alteridad, autobiograf¨ªa y enfermedad. Se trata de un viaje completo desde los v¨¦rtices entre seres pol¨ªticos hasta la celebraci¨®n de los cuerpos disnormativos y abiertos a lo trans, que se rubrica con un informe sobre las reversibilidades del dolor. Un traje de espejos emitiendo destellos de luz y diferencia, una m¨¢scara que precede a la desnudez y, por ¨²ltimo, una bata blanca que es sustituida por un top de plumas son las vestimentas que el artista utiliza en esta odisea cris¨¢lida.
Conjugar el cuerpo significa hacerlo pasar por todas las declinaciones, por todos los g¨¦neros, las voces, los tiempos y las personas. Tambi¨¦n quiere decir recorrer el camino inverso a aquella irrupci¨®n primera o legendaria: ¡°Y el verbo se hizo carne¡±. Cuerpo de cham¨¢n, de clown y de m¨¢rtir, el cuerpo de Miguel Benlloch se presenta dispuesto, impuesto y sobreexpuesto a la vez. Como Roberta, el personaje omnipresente de los tableaux vivant de Pierre Klossowski, como los santos queer de Guido Cagnacci o como esa arqueolog¨ªa de la piel narrada por Severo Sarduy, hay en todos los trabajos de Miguel, igualmente en su escritura, la conciliaci¨®n siempre disconforme entre impudicia, gravedad y de-generaci¨®n: eso que Manuel Puig denominaba nuestras epifan¨ªas transformistas y tropicales.
Cuerpo conjugado. Miguel Benlloch. Sala At¨ªn Aya. Sevilla. Hasta el 8 de abril.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.