El dif¨ªcil viaje del libro en espa?ol
?Por qu¨¦ cuesta encontrar la obra de un autor salvadore?o en Bogot¨¢? ?Sigue siendo el Atl¨¢ntico una frontera editorial insalvable? Radiograf¨ªa de un mercado separado por la lengua
Al acad¨¦mico Javier Mar¨ªas no le dieron aut¨¦ntico cr¨¦dito como escritor en Am¨¦rica Latina hasta que en 1996 estall¨® en Alemania el ¨¦xito de Coraz¨®n tan blanco (1992), su s¨¦ptima novela. Al colombiano Fernando Vallejo llegaron realmente los espa?oles cuando Francia se rindi¨® en 1997 a su sexta ficci¨®n, La Virgen de los sicarios (1994). Tambi¨¦n les cost¨® reconocer el genio de Ricardo Piglia. Hac¨ªa dos d¨¦cadas que el argentino, fallecido en 2017, era un referente al otro lado del charco para cuando, ya sesent¨®n, su talento cruz¨® el Atl¨¢ntico con el cambio de siglo¡
Este suma y sigue de reconocimientos tard¨ªos es el reflejo de un mal que padece desde hace d¨¦cadas el mercado del libro en espa?ol, convertido en uno de los diez m¨¢s poderosos del mundo, sin acabar de lograr que las literaturas de los pa¨ªses que lo integran se traten como hermanas. Internet, el incipiente negocio del e-book, la eclosi¨®n de festivales, premios y ferias, y el innegable empuje de las pol¨ªticas p¨²blicas ¡ªleyes del libro, redes de bibliotecas, IVA cero al papel en todos los pa¨ªses salvo en tres, entre ellos Espa?a¡¡ª han animado la circu?laci¨®n de los autores y sus libros en una regi¨®n de desarrollo socioecon¨®mico muy desigual. Pero la enfermedad a¨²n no ha remitido. El gran p¨²blico espa?ol rara vez se aventura m¨¢s all¨¢ de los autores del boom; y el latinoamericano, m¨¢s bien los latinoamericanos, no suelen darse por enterados del potencial de los escritores ocultos tras las listas de m¨¢s vendidos, sean espa?oles o de naciones vecinas.
Compra por impulso
Cuesti¨®n de gustos. "La literatura es compra por impulso. Est¨¢s atacando un asunto absolutamente subjetivo como es el gusto", apunta Marisol Schulz, directora de la FIL. Las listas de libros m¨¢s vendidos en Kindle Espa?a y M¨¦xico en 2017 ilustran esa realidad. Ninguno de los cinco t¨ªtulos m¨¢s demandados en un listado figura en el otro. Adem¨¢s, no hay un solo autor latinoamericano en el top cinco espa?ol ¡ªencabezado por Patria, de Fernando Aramburu¡ª ni un espa?ol en el latinoamericano ¡ªliderado por Origen, de Dan Brown¡ª. Tampoco lo hay entre los m¨¢s vendidos en Espa?a contabilizados por Nielsen pero s¨ª entre los m¨¢s comercializados en M¨¦xico: el cuarto es Arturo P¨¦rez Reverte.
La pirater¨ªa. "La defensa de los derechos de autor es un problema en Latinoam¨¦rica", lamenta el colombiano Juan Gabriel V¨¢squez. "Ustedes son unos aficionados en comparaci¨®n con lo que ocurre en Per¨² o en Colombia". Hay pirater¨ªa digital, y tambi¨¦n en papel. Rodolfo Fogwill, cuenta Juli¨¢n Rodr¨ªguez Marcos, su editor en Espa?a, exigi¨® a una editorial argentina los derechos de autor correspondientes a los libros que salieron para la venta ilegal de la misma imprenta donde se imprimieron aquellos destinados a las librer¨ªas.
El crecimiento del 'e-book'. El libro digital crece de manera desigual ¡ªun 7% en el mercado global en espa?ol (11,3% en Espa?a, 0,9% en Latinoam¨¦rica y -1,4% en EE UU en 2016, seg¨²n Libranda)¡ª pero crece. Amazon se estren¨® en Espa?a en 2011 con un cat¨¢logo de 20.000 obras y hoy tiene m¨¢s de 200.000, adem¨¢s de un servicio de lectura por suscripci¨®n que permite acceder a m¨¢s de mill¨®n y medio de t¨ªtulos por 9,99 euros al mes. "Si das facilidades para leer, la gente lee un 30% m¨¢s", dice Carlos Li¨¦vano, responsable de Kindle Direct Publishing en espa?ol.
?Cu¨¢l es el origen de esta sordera?
¡°En Espa?a no interesa nada la literatura latinoamericana y en Latino?am¨¦rica interesa a¨²n menos la espa?ola¡±, dice Claudio L¨®pez de Lamadrid, director editorial de Literatura Random House. ¡°M¨¢s que de desinter¨¦s, hablar¨ªa de unas caracter¨ªsticas de los mercados a ambos lados del Atl¨¢ntico que dificultan la visibilidad, como es la sobreabundancia de t¨ªtulos que se producen¡±, disiente Marianne Ponsford, directora del Centro Regional para el Fomento del Libro en Am¨¦rica Latina y el Caribe (CERLALC). Julio Ortega, profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Brown (EE?UU), a?ade al debate otra perspectiva que interpela a medios y editoriales: ¡°La l¨®gica del mercado se basa hoy en evitar el riesgo, la apuesta, el compromiso con un autor y su obra. Prefiere apostar por los malos libros de un autor de alg¨²n renombre y evita el riesgo de los mejores y m¨¢s j¨®venes. Lo m¨¢s penoso es que la prensa cultural, que acompa?¨® con br¨ªo la internacionalidad de las nuevas letras, no tenga una pol¨ªtica m¨¢s cr¨ªtica de la producci¨®n editorial, con lo cual ha perdido la fe del lector. Deber¨ªa haber espacio para los best sellers y para las peque?as editoriales, donde est¨¢ el futuro¡±.
Con epicentro en Espa?a, un valor superior a los 3.700 millones de euros, seg¨²n CERLALC, y una formidable incontinencia editora ¡ªpublica al a?o alrededor de 185.000 t¨ªtulos de todos los g¨¦neros, 79.000 en Espa?a¡ª, el del libro en espa?ol es un mercado interdependiente ¡ªeditoriales espa?olas vadearon la crisis gracias a Am¨¦rica Latina¡ª que sufre un importante y l¨®gico desequilibrio a ambas orillas del Atl¨¢ntico. Si en 2015 el 36% de las exportaciones espa?olas de libros impresos tuvo como destino Hispanoam¨¦rica, apenas el 1,2% de las latinoamericanas desembarc¨® en Espa?a ¡ªel 59% de lo exportado qued¨® en la regi¨®n¡ª. ¡°La cifra es mis¨¦rrima¡±, apunta Ponsford, y eso quiere decir ¡°que hay espacio para crecer¡±. En todos los campos, tambi¨¦n en el de la literatura, del que no hay datos desglosados comparables.
De entrada, hay obst¨¢culos que salvar en la base del negocio: unos paup¨¦rrimos ¨ªndices de lectura, un escaso respeto por los derechos de autor y un irregular despliegue de la industria en Hispanoam¨¦rica que a veces hace que el camino m¨¢s corto entre Colombia y Bolivia pase por Espa?a. ¡°El gran reto es que Am¨¦rica Latina se conecte entre s¨ª, y M¨¦xico y Argentina tendr¨ªan que tomar el protagonismo. Es fundamental pensar en el viaje del libro de norte a sur, no solo cruzando el Atl¨¢ntico¡±, dice Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara. A esa asimetr¨ªa hay que sumar el impacto de barreras arancelarias, dificultades de distribuci¨®n, elevados precios de transporte y frenos a la importaci¨®n ¡ªla Argentina de Kirchner fue paradigma¡ª, que en naciones muy inestables en lo econ¨®mico (hiperinflaci¨®n) y lo pol¨ªtico (Venezuela, Cuba) pueden acabar por convertir el libro en objeto de lujo. ¡°Puede darse el caso de que un ejemplar que en Espa?a cuesta 10 euros est¨¦ en Chile al equivalente a 10 euros si ha llegado a trav¨¦s del distribuidor y a 30 si ha sido importado¡±, explica Juli¨¢n Rodr¨ªguez Marcos, editor de Perif¨¦rica.
Espa?a export¨® a Am¨¦rica Latina en 2015 el 36% de sus libros impresos; el flujo inverso fue de un 1,2%
Quiz¨¢ La uruguaya, de Pedro Mairal, sea una de las novelas recientes que mejor ilustran la fragmentaci¨®n de este mercado que gobiernan los colosos Planeta y Penguin Random House. Publicada con ¨¦xito originalmente por Emec¨¦ (Planeta) en Argentina, no lleg¨® a Espa?a a manos de la multinacional, sino de Libros del Asteroide. ¡°Hoy, quienes dominan el cotarro quieren lectores-consumidores. Ya no existe alguien que diga: ¡®Esta obra va a hacer canon, esta va a romper la tradici¨®n¡±, dice Ana Gallego, profesora de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Granada. ¡°Ahora circulan muy poco los autores m¨¢s transgresores y si est¨¢n en el mercado es gracias a las editoriales independientes, que con un lector hiperformado, mucho m¨¢s culto, est¨¢n garantizando la bibliodiversidad¡±.
Perif¨¦rica, Alpha Decay, P¨¢ginas de Espuma, Laurel, Sexto Piso, Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo¡ Desde los noventa, los sellos independientes se han ido haciendo fuertes. Con apuestas singulares en la lengua y en traducci¨®n y acuerdos de coedici¨®n y distribuci¨®n, est¨¢n contribuyendo a construir el nuevo canon de lo que Carlos Fuentes dio en llamar el territorio de la Mancha. ¡°Si publicamos a tanto latinoamericano es porque hay en ellos un voltaje literario que aqu¨ª no es tan evidente. Al no tener una industria como la entendemos aqu¨ª, los autores no tienen que hacer caso al mercado, y eso ha generado textos m¨¢s hondos y atrevidos¡±, opina el editor de Perif¨¦rica.
El trabajo de estos sellos de nuevo cu?o ha venido a complementar el que llevan d¨¦cadas realizando veteranas como Anagrama y Fondo de Cultura Econ¨®mica o los grandes conglomerados. Con casas locales en casi todos los pa¨ªses del territorio del espa?ol y cat¨¢logos con un corpus com¨²n y virajes locales, tambi¨¦n han creado algunos programas para visibilizar propuestas m¨¢s literarias enterradas en la jungla de novedades. Alfaguara y Literatura Random House (Bertelsmann) lanzaron en 2015 El mapa de las lenguas, un proyecto por el que cada uno publica cada mes la obra de un autor latinoamericano y la distribuye a la vez en formato e-book y en las librer¨ªas m¨¢s literarias. ¡°Solo con El mapa de las lenguas publicamos tres veces m¨¢s nuevas voces de literatura latinoamericana que cualquier editorial¡±, defiende L¨®pez de Lamadrid. ¡°Pero la realidad es la que es. Hay mucho papanatismo. Si la autora de Black out, en vez de llamarse Mar¨ªa Moreno, se llamar¨¢ Mary Brown, y el libro, en lugar de transcurrir en Buenos Aires, sucediera en Nueva York, aqu¨ª ser¨ªa la bomba. Y all¨ª ocurre lo mismo. Los tres ¨²ltimos premios de la FIL han reconocido a extranjeros. Est¨¢ muy bien premiar a Norman Manea, Claudio Magris y Emmanuel Carr¨¨re, pero hay autores lo suficientemente importantes en espa?ol como para tener que premiarles a ellos. Dejaron que se muriera Piglia sin d¨¢rselo¡±, dice L¨®pez de Lamadrid. Juan Cruz, periodista de EL PA?S y director entre 1992 y 1998 de Alfaguara, m¨¢s que papanatismo advirti¨® en esos a?os una ¡°conspiraci¨®n perversa¡± entre las editoriales y los medios. ¡°Si resulta que los peri¨®dicos, que siempre estaban proclamando que hab¨ªa que publicar a los nuevos, cuando llegaban los nuevos los dejaban de lado porque no vend¨ªan, las editoriales dec¨ªan: ¡®Vamos a traer a los conocidos¡¯. Era un c¨ªrculo vicioso horrible. Hay que excitar al lector desde las editoriales y los medios¡±.
El sector ve en Internet el gran mirlo blanco para estimular la circulaci¨®n del libro. No hablan solo de las plataformas de suscripci¨®n y el e-book, que, aunque tiene sus problemas ¡ªacceso a los terminales, pirater¨ªa e IVA m¨¢s elevado que el libro f¨ªsico en Espa?a¡ª en lengua espa?ola experiment¨® el pasado a?o un crecimiento global del 7%, tiene un coste menor de producci¨®n que el papel, un precio m¨¢s asequible y hace posible el sue?o de todo editor de que todos los t¨ªtulos est¨¦n disponibles en cualquier momento en todas partes. Hablan de que la Red ha comenzado a cambiar la relaci¨®n entre lectores, editores y escritores, y ha hecho, como dice Pilar Reyes, que ya no tenga que ¡°estallar un ¨¦xito literario en Francia para que lleguen los ecos de esa informaci¨®n. El lector tiene ahora absoluto acceso a lo que se publica fuera de su pa¨ªs y tiene algo que decir¡±, observa. ¡°Hoy ya no son solo el cr¨ªtico o el suplemento literario quienes prescriben. Hay blogs que prescriben, hay un intercambio entre los lectores. Y, adem¨¢s, el editor puede analizar qu¨¦ le interesa a ese lector. Y eso es importante. No olvidemos que la literatura es ofrecerle a la gente algo que no sabe que quiere y hacer que lo quiera¡±.
Hubo un momento, en los sesenta, en que el editor Carlos Barral acert¨® en ofrecer a los lectores en espa?ol lo que no sab¨ªan que quer¨ªan. Animado por el sue?o de llegar a un p¨²blico potencial de hoy 500 millones de personas y el bagaje de la amistad ¡ªfue Am¨¦rica Latina quien abri¨® las puertas a editores e intelectuales espa?oles que hu¨ªan de la Guerra Civil¡ª, comenz¨® a publicar desde Espa?a a un pu?ado de autores de aquel continente y los puso a circular por toda la geograf¨ªa del espa?ol con acuerdos con sellos locales. Con el Premio Seix Barral a Vargas Llosa por La ciudad y los perros en 1962 inaugur¨® una nueva era en la que no solo abri¨® los ojos del lector hacia los autores del boom (Garc¨ªa M¨¢rquez, Cort¨¢zar, Fuentes, Donoso¡), sino tambi¨¦n hacia sus predecesores. De repente, cuando a¨²n resonaban los ecos de la revoluci¨®n cubana, la literatura latinoamericana se puso de moda en Espa?a y dio el salto a la traducci¨®n. ¡°En plena censura, el lector espa?ol volvi¨® la mirada hacia Am¨¦rica Latina porque hab¨ªa ciertos aires de libertad¡±, apunta Marisol Schulz, directora de la Feria del Libro de Guadalajara (FIL).
Pilar Reyes: ¡°El gran reto es que Hispanoam¨¦rica se conecte entre s¨ª. M¨¦xico y Argentina deben liderarlo¡±
El momento pol¨ªtico, en efecto, explica ese acercamiento. Pero tampoco puede obviarse que aquellos autores, muchos residentes en Espa?a, rompieron moldes en un momento en el que tampoco hab¨ªa demasiadas propuestas en la lengua. Ahora se produce mucho m¨¢s y es m¨¢s dif¨ªcil hacer que un libro sea visible. ¡°Y hoy, adem¨¢s, la literatura compite con muchas cosas. Pensar hoy que el paradigma es el boom es un error. Hay que juzgar estos tiempos dentro de lo que son, atomizados, dispersos¡±, afirma Pilar Reyes.
Los tiempos han cambiado tanto que, aunque Espa?a sigue siendo la puerta de entrada a Europa, ya no se ve desde Latinoam¨¦rica como un lugar de consagraci¨®n, seg¨²n la periodista argentina Leila Guerriero. ¡°El mercado latinoamericano ahora es importante para el escritor latinoamericano. Y si durante un tiempo algunos autores espa?oles fueron su referente, ahora beben de otras fuentes; la literatura norteamericana y la propia latinoamericana¡±. En el otro extremo est¨¢ el lector que, a juicio de Ana Gallego, ha vivido un proceso paralelo de distanciamiento. ¡°El autor espa?ol es poco valorado en Latinoam¨¦rica. Se ha quedado la imagen del escritor costumbrista. Por otra parte, el lector com¨²n espa?ol est¨¢ poco o nada interesado en el autor latinoamericano actual, sigue pensando en la literatura latinoamericana bajo los estereotipos del boom: literatura ex¨®tica y de compromiso pol¨ªtico. La cuota de lo ex¨®tico la est¨¢n ocupando ahora los n¨®rdicos o los asi¨¢ticos¡±.
¡°El flujo crecer¨¢ seg¨²n crezcan nuestras econom¨ªas y se abran m¨¢s las fronteras¡±, dice la directora de CERLALC
El desapego comenz¨® con la muerte de Franco (1975), la apertura del pa¨ªs y el florecimiento de la literatura en la Pen¨ªnsula. Con Antonio Mu?oz Molina, Almudena Grandes, Javier Mar¨ªas, Soledad Pu¨¦rtolas, Luis Landero¡ Espa?a se concentr¨® en lo propio. Y Latinoam¨¦rica bastante ten¨ªa con asumir su regresi¨®n pol¨ªtica y los movimientos de la antigua metr¨®poli, que en un momento de poder¨ªo econ¨®mico gener¨® puntos literarios de consagraci¨®n ¡ª?premios, suplementos¡¡ª y comenz¨® a absorber sellos en el continente americano, alumbrando entre otros a Alfaguara Global, emblema del panhispanismo editorial. ¡°Una de nuestras obsesiones era que los libros no viajaban en Am¨¦rica Latina, y Alfaguara Global, impulsada por Isabel Polanco [de cuya muerte se cumplen ahora 10 a?os], hizo que al mismo tiempo un escritor chileno tuviera sus libros en M¨¦xico, Nicaragua, Colombia y Argentina¡±, explica Juan Cruz. ?l fue quien recuper¨®, tras 25 a?os, e hizo trasatl¨¢ntico el Premio Alfaguara, galard¨®n que, como dice por experiencia el autor colombiano Juan Gabriel V¨¢squez ¡ªlo gan¨® en 2011¡ª, ¡°rompe todas las barreras de circulaci¨®n de los libros¡±. ¡°Poco a poco, otras editoriales fueron imitando nuestras pol¨ªticas¡±, contin¨²a Cruz. ¡°Las cosas han cambiado a mejor y un factor decisivo ha sido la FIL¡±.
Dec¨ªa, pesimista, Ricardo Piglia que en la era del autor-performer, que se mueve de feria en premio y de premio en festival, ¡°viajan los escritores, no viajan sus libros¡±. Pero la sensacional proliferaci¨®n de espacios para el debate ¡ªque en opini¨®n de Santiago Tob¨®n, de Sexto Piso, es positiva, pero tambi¨¦n el ¡°s¨ªntoma de la imposibilidad de una oferta permanente¡±¡ª ha servido para que ¡°la ficci¨®n viaje a la zaga de sus autores y se quede en el territorio que visita¡±, como confirma Cristina Fuentes, directora internacional del Festival Hay. ¡°Siempre nos parecer¨¢ poco¡±, subraya Ponsford, que pide pol¨ªticas de est¨ªmulo a la lectura. ¡°Siempre nos quejaremos porque queremos m¨¢s, y eso est¨¢ bien. Pero ese flujo crecer¨¢ en la medida en que crezcan nuestras econom¨ªas, se consoliden los sectores editoriales locales y se abran m¨¢s las fronteras¡±.
Ah¨ª es nada.
A vueltas con el accidentado viaje de la literatura
Juan Gabriel V¨¢squez, escritor colombiano.
"Nos quejamos todo el tiempo de que no llegamos a Espa?a como conviene y de que en Espa?a no se nos lee, pero hay que ver cu¨¢ntos latinoamericanos se preocupan por conocer realmente en profundidad la literatura espa?ola. En Latinoam¨¦rica, incre¨ªblemente, Juan Mars¨¦ no tiene el lugar que se merece".
"Hay circunstancias materiales que olvidamos, seguramente, porque son demasiado evidentes: el tiempo de un lector es limitado y solo tiene unas horas disponibles para meter a los cl¨¢sicos de la literatura universal, los cl¨¢sicos de su lengua, los cl¨¢sicos vivos... Tiene que escoger. Y muchas veces el lector acudir¨¢ a su lengua y a su tradici¨®n en desmedro de otras".
"Nuestra responsabilidad es escribir el mejor libro posible y que luego tenga la suerte que tenga en los pa¨ªses que tenga. Pero escribir con un ojo puesto en consideraciones mercantiles me parece profundamente nocivo y contraproducente".
Santiago Tob¨®n, editor de Sexto Piso, con sedes en M¨¦xico y en Espa?a
"Las editoriales no tenemos la fuerza para estar del mismo modo en todas partes, no somos capaces de promocionar los libros de la misma manera en todos los pa¨ªses. Por otra parte, los intereses de los lectores son muy distintos. Temas como la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil son mucho mejor recibidos en Espa?a que en Am¨¦rica Latina, donde triunfa m¨¢s el tema de Estados Unidos en ensayo".
"Siempre se habla de que el mercado del libro en espa?ol es un mercado grande, pero tampoco hay tantos lectores".
"El proceso de legitimaci¨®n que tienen los libros en los distintos pa¨ªses es muy distinto en cuanto al modelo de la cr¨ªtica, de la prensa. Es raro que un libro trascienda en todos los pa¨ªses de la misma forma".
Cristina Fuentes, directora internacional del Festival Hay
"Todav¨ªa queda mucho por hacer, pero tenemos un panorama literario, sin duda, mucho m¨¢s sano que hace diez a?os. Las editoriales independientes, tanto en Espa?a como en Latinoam¨¦rica, trabajan entre ellas, se venden derechos, distribuyen mucho m¨¢s all¨¢ de sus propios pa¨ªses... Tambi¨¦n es interesante que las filiales de las editoriales espa?olas en Latinoam¨¦rica hablan mucho entre ellas, se compran libros, decide cada filial qu¨¦ quiere de otros pa¨ªses del continente sin necesidad de que la decisi¨®n se tome en Espa?a".
Marianne Ponsford, directora de CERLALC
"Leer libros es una actividad de minor¨ªas y lo es m¨¢s todav¨ªa leer literatura. Las pol¨ªticas p¨²blicas son determinantes si se quiere revertir esta situaci¨®n. Un pa¨ªs cuyo gobierno no invierta en un plan nacional de lectura que fortalezca las competencias lectoras, ni disponga de recursos para la consolidaci¨®n de su red nacional de bibliotecas p¨²blicas, ni ofrezca est¨ªmulos a sus peque?os editores, no podr¨¢ aspirar al desarrollo de una sociedad lectora".
"Los premios, las selecciones a manera de listado del estilo Bogot¨¢ 39 nos han abierto los ojos a nuevas escrituras, a autores j¨®venes y han acelerado el rec¨ªproco conocimiento de nuestras literaturas nacionales".
"No se pueden desde?ar, ni mucho menos, las posibilidades que se abren con la edici¨®n digital para conseguir una efectiva circulaci¨®n del libro en espa?ol. El costo de distribuci¨®n de un libro digital es ¨ªnfimo comparado con el de uno f¨ªsico. Es preciso tambi¨¦n explorar el camino que se abre con la impresi¨®n por demanda. Se trata de cuestiones a¨²n incipientes, pero que terminar¨¢n por redefinir el sector del libro en los pr¨®ximos cinco-diez a?os. Para ese momento, lo dif¨ªcil no ser¨¢ que un libro latinoamericano est¨¦ disponible en Espa?a y viceversa, sino c¨®mo hacer que un libro sea visible".
Ana Gallego, profesora de Literatura Hispanoamericana
"Se necesitan, claramente, pol¨ªticas estatales de ayuda a la edici¨®n del libro y a peque?as empresas. Y en educaci¨®n hay que hacer una labor important¨ªsima, adquisiciones para bibliotecas incluso en los mismos institutos. Hay que ense?ar a leer. Es lo m¨¢s revolucionario que hay hoy d¨ªa".
Claudio L¨®pez de Lamadrid, director editorial de Literatura Random House
"Es dif¨ªcil que nosotros podamos hacer llegar libros a una provincia de Bolivia porque el libro llegar¨ªa a un precio alt¨ªsimo...?Yo creo que el libro electr¨®nico es la salvaci¨®n de los sellos literarios y del fondo, pero todav¨ªa est¨¢ buscando su lugar".
"Hay que fomentar la lectura y luchar contra la pirater¨ªa"
"La gente mira a Nueva York. Los medios de comunicaci¨®n, los primeros. Basta ver las listas de los libros del a?o en Espa?a: la ausencia de autores latinoamericanos es notable y notoria".
Julio Ortega, profesor de Literatura Latinoamericana
"Hoy todo lector hace su propia biblioteca. Leemos por convicci¨®n, no por persuasi¨®n. Lo que ocurre es que ya no leemos a partir de la geograf¨ªa sino por complicidad, filiaci¨®n o gusto por un autor u otro. Y eso ocurre tanto en el lector espa?ol como en el latinoamericano. Cada lector organiza hoy su propia biblioteca como si armara su ¨¢rbol geneal¨®gico. Ya no hay una editorial (como Seix Barrall o OCNOS en mi juventud) que nos sea imprescindible".
"Hay que defender la independencia de las editoriales m¨¢s independientes, a¨²n si son regionales, m¨ªnimas y peri¨®dicas. All¨ª sigue el pulso vivo de la mejor literatura".
Juli¨¢n Rodr¨ªguez Marcos, editor de Perif¨¦rica
"Para nosotros es muy importante que los libros tengan un precio de pa¨ªs. De hecho, en ocasiones, licenciamos a autores nuestros en sitios como Cuba o Venezuela, donde hay dificultades econ¨®micas evidentes, para que sus libros puedan ser fotocopiados para bibliotecas. Entendemos que en estos pa¨ªses tambi¨¦n debe circular la cultura".
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