La Barcelona que alumbr¨® a Loquillo
El m¨²sico rememora su infancia y adolescencia en la ciudad que le vio nacer como artista. Este a?o cumple 40 a?os de carrera y lo celebra con un gran recopilatorio y una gira
Como si fuera una gran estatua de bronce en mitad del parque, Loquillo (Barcelona, 1961) se detiene e intenta dibujar con sus palabras unas v¨ªas de tren, aquellas que ve¨ªa desde la ventana de su casa, all¨¢ por los sesenta del siglo pasado. "Me sab¨ªa de memoria los horarios, de ma?ana, de tarde, de noche. El ruido de los trenes me persegu¨ªa. ?C¨®mo no querer escapar lejos?", confiesa. El primer recuerdo que tiene de aquellas v¨ªas, ahora sustituidas por arboledas y zonas de descanso, fue cuando su madre le llev¨®, "agarrado de la mano", a ver en 1965 a los cientos de "melenudos" que hab¨ªan salido del hist¨®rico concierto de los Beatles en La Monumental, la misma plaza en la que, en 1976, ya adolescente, trabaj¨® de seguridad o "lo que hiciese falta" para ver a los Rolling Stones. "A la gente del barrio nos colaban durante el ¨²ltimo toro de las corridas, pero esto era otra cosa. Aqu¨ª los grises repartieron y mi trabajo consisti¨® en recoger las botellas que la gente tiraba", cuenta.
Este a?o se cumplen cuatro d¨¦cadas desde que Loquillo debut¨® en la m¨²sica. Es mediod¨ªa y el m¨²sico ha regresado a su barrio barcelon¨¦s, unos d¨ªas antes de publicar este viernes un gran recopilatorio de tres discos en el que repasa toda su carrera y al que seguir¨¢ una gira. La primera de las composiciones que se recogen en la antolog¨ªa es Esto no es Hawai, la canci¨®n que le cambi¨® la vida despu¨¦s de que Jes¨²s Ordov¨¢s la pinchase en Radio 3 en 1981. Aquel chaval, que se hab¨ªa quedado prendado de las historias de Julio Verne, Robert Louis Stevenson y Tint¨ªn, estaba pensando en hacer carrera militar con el fin de subirse a un barco para recorrer el mundo. "Me hubiera ido a cualquier parte", reconoce. "Ya ten¨ªa decidido que me sub¨ªa a El Cano y me largaba del barrio. De hecho, supe que la canci¨®n sonaba en la radio cuando, haciendo pr¨¢cticas de tiro, un oficial vino y me lo dijo".
El Clot, cuya traducci¨®n es "agujero", tal y como recuerda Loquillo con algo de sorna, es uno de los lugares m¨¢s simb¨®licos de la vieja Barcelona, un barrio industrial que se conoc¨ªa como "el Manchester catal¨¢n". Pese a la imparable gentrificaci¨®n de la ciudad, todav¨ªa se pueden ver algunos edificios de ladrillo rojo como el mercado, donde se produjo la primera aparici¨®n nada conocida del m¨²sico en la radio cuando siendo un ni?o Joaqu¨ªn Soler Serrano le pidi¨® en su programa que dedicase una canci¨®n a alguien y Jos¨¦ Mar¨ªa Sanz Beltr¨¢n pidi¨® para su madre Summertime de Mondo Jerry. Otro edificio es la Farinera, una antigua f¨¢brica harinera convertida hoy en un centro cultural, en donde Loquillo se vuelve a detener para remarcar que este era "un barrio fronterizo" y se?ala la plaza de las Glorias, "eternamente en obras". "Era un gran descampado donde se hac¨ªa mercadillo y, sobre todo, era centro de tr¨¢fico de droga", cuenta. Durante una parada en el bar La Coctelera, presidido por fotograf¨ªas en blanco y negro del antiguo barrio, uno de sus camareros m¨¢s veteranos, Joaqu¨ªn, rememora que el mismo lugar donde Loquillo jugaba al baloncesto era "territorio habitual del Vaquilla y El Torete para vender g¨¦nero".
La frontera del Clot quedaba tambi¨¦n marcada por la l¨ªnea ferroviaria en direcci¨®n a Francia y por los talleres de Renfe, que estaban justo enfrente de la casa de 49 metros cuadrados de la calle Hern¨¢n Cort¨¦s donde el cantante viv¨ªa con sus padres, su t¨ªa y su abuela. Desde el balc¨®n ve¨ªa a los grises "dando hostias" a los trabajadores de la f¨¢brica Hispano Olivetti que se manifestaban contra el franquismo. El Clot era un destacado asentamiento obrero y sindicalista desde que fue sitio de resistencia republicana, llegando a esconder en uno de los edificios al lado de la carboner¨ªa de sus abuelos a Buenaventura Durruti, una de las figuras m¨¢s relevantes del anarquismo espa?ol y de la organizaci¨®n sindical CNT. "Pero, con todo, la vida en el barrio se hac¨ªa en familia, de puertas afuera", apunta.
El barrio todav¨ªa conserva cierto ambiente cercano y acogedor. Loquillo pasea tranquilo mientras los j¨®venes le piden fotograf¨ªas y los m¨¢s veteranos se detienen a charlar con ¨¦l, entre ellos el padre de la familia Ballesta cuyo hijo le dio a conocer el ¨¢lbum Paul Simon Songbook, que le marc¨®, como otros de Bob Dylan o Buddy Holly. Sucedi¨® igual con las primeras bandas de rock and roll barcelonesas que supo por su padre, un estibador que trabajaba con el hermano del cantante de Los S¨ªrex y le pasaba discos. "Me los met¨ªa en vena", dice. Tanto que Paqui, que le conoce desde ni?o y es due?a del Celler La Paqui donde se para a tomar un verm¨², reconoce que le ve¨ªa pasear por las calles con ¡°sus pintas¡± de chupa de cuero, botas y tup¨¦, y se cambiaba de acera ¡°por si no era ¨¦l¡±.
Al pasear por La Rambla llena de turistas y comercios de souvenirs, marcas de ropa y comida r¨¢pida, Loquillo, que en mayo publicar¨¢ el libro En las calles de Madrid donde narra su llegada a la capital, reconoce que ¡°Barcelona ahora es un horror¡±. Hace 15 a?os se mud¨® a San Sebasti¨¢n y desde entonces han sido varias las ocasiones que no se ha mordido la lengua para opinar contra lo que no le gusta de la ciudad. ¡°Soy barcelon¨¦s¡±, sentencia. Tambi¨¦n se indigna con los lazos amarillos en solidaridad con los presos independentistas catalanes que cuelgan de balcones y edificios p¨²blicos. ¡°No s¨¦ qu¨¦ dir¨ªa mi padre, que era republicano. Esos s¨ª eran presos pol¨ªticos y sufr¨ªan represi¨®n. Muchos pagaban con su vida¡±, asegura. Y vuelve a hablar de la ¡°Barcelona libertaria¡± que ¨¦l conoci¨®.
En esa Barcelona que ¡°tiraba tomates a los se?oritos que entraban al Liceo¡±, se subi¨® por primera vez a un escenario en 1978. Fue en la sala Taboo, entonces un lugar de reuni¨®n de se?oras. Buscaban a gente que cantase oldies en ingl¨¦s. Loquillo y su amigo ?scar Manresa no ten¨ªan ni idea y se inventaban la letra de las canciones de Chuck Berry. ¡°Era divert¨ªdisimo¡±, reconoce Manresa. ¡°Pod¨ªa haber sido un fracaso, pero al ganador se le conoce en la l¨ªnea de salida¡±, a?ade. El ganador era Loquillo, que como cantar¨ªa poco despu¨¦s en uno de sus himnos quer¨ªa ser una rock and roll star, aquel chico del Clot que sab¨ªa cu¨¢ndo pasaba el tren nocturno hacia la gloria.
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