Me gust¨® m¨¢s el libro
No hay original literario del que surja una buena adaptaci¨®n al cine sin un buen guion. Y guionistas ha habido muchos y buenos en el cine espa?ol
Dice el chiste que hab¨ªa un rat¨®n de biblioteca tan voraz que no solo se com¨ªa los libros de papel, sino que tambi¨¦n le dio por el celuloide y se com¨ªa las pel¨ªculas. Se lo coment¨® a un amigo, asegur¨¢ndole que le gustaban m¨¢s las novelas en papel. Esto se propag¨® hasta llegarse a la teor¨ªa de que las adaptaciones al cine eran siempre peores que los originales literarios.
Desde el origen de los tiempos, o sea, desde los primeros d¨ªas del largometraje, era l¨®gico e inevitable que el cine se alimentara de la literatura. Luego fue ocurriendo que a veces la pel¨ªcula llegaba a ser m¨¢s popular que el libro en que se basaba. Lo que el viento se llev¨®, novela de Margaret Michell, podr¨ªa ser un temprano ejemplo.
En cuanto al cine espa?ol, han sido ¨Cy siguen siendo¨C abundantes las adaptaciones de novelas al cine, una costumbre que se generaliz¨® en tiempos de la censura franquista por eso de que el pedigr¨ª de una obra literaria les daba una p¨¢tina de legitimidad. As¨ª nos lo est¨¢ recordando esta semana el programa Historia de Nuestro Cine, que arranc¨® rescatando del pasado El capit¨¢n veneno (1950), una obra aguda y c¨ªnica de Pedro Antonio de Alarc¨®n que con La pr¨®diga o El esc¨¢ndalo super¨® las cotas de la censura cinematogr¨¢fica. Esta comedia se mantiene fresca y divertida gracias sobre todo a un magistral Fernando Fern¨¢n G¨®mez y a una jovenc¨ªsima y muy bella Sara Montiel, adem¨¢s de por un guion bueno y original.
Siempre se ha seguido adaptando novelas y obras literarias al cine, muchas veces con gran acierto. Hablando hace poco con Imanol Uribe record¨¢bamos La carta esf¨¦rica de Arturo P¨¦rez Reverte y Plenilunio de Antonio Mu?oz Molina, ambas dirigidas por ¨¦l. Curiosamente el primitivo proyecto de Plenilunio (2000) se propon¨ªa hacer una nueva versi¨®n de El cebo, pel¨ªcula hispano-suizo-alemana basada en una novela de D¨¹rrenmatt ¨C¨¦l particip¨® en el guion con su director Ladislao Vajda¨C que tuvo un gran impacto en 1958. Pero cuando surgi¨® la novela de Mu?oz Molina se entendi¨® que era m¨¢s actual y compleja que la narraci¨®n que hab¨ªa dado pie a El cebo. Fue una opci¨®n inteligente. A?os m¨¢s tarde, en 2001 Sean Penn har¨ªa su propia versi¨®n en The Pledge (El juramento).
Hay grandes directores que se han arriesgado con la literatura con menos fortuna, como fue el caso de La plaza del Diamante, la bella obra de Merc¨¦ Rodoreda, rodada como serie y que para frustraci¨®n de su director Francesc Betriu inicialmente se exhibi¨® solo como largometraje, aunque m¨¢s adelante TVE la emiti¨® como serie en cuatro cap¨ªtulos de una hora. O los que han llevado a cabo experimentos personales con una novela ajena como es el caso de Las crueles de Vicente Aranda, basada en un historia de Gonzalo Su¨¢rez, quien con el tiempo ha resultado ser un prol¨ªfico escritor y cineasta que no siempre se ha limitado a versionarse a si mismo.
Y es que no hay original literario del que surja una buena adaptaci¨®n al cine sin un buen guion. Y guionistas ha habido muchos y buenos en el cine espa?ol.
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