De los anticuarios de lujo a las arcas del terrorismo islamista
La polic¨ªa espa?ola encuentra los v¨ªnculos entre el tr¨¢fico de arqueolog¨ªa en Europa y la financiaci¨®n del yihadismo radical en Libia
Cuando Marco Antonio regres¨® victorioso de la campa?a armenia, Alejandr¨ªa le recibi¨® con una fiesta como no se recordaba en mucho tiempo. Cuentan las cr¨®nicas que desfil¨® por las calles junto a Cleopatra ante el fervor ciudadano. Y decidi¨® acabar la celebraci¨®n repartiendo entre sus hijos t¨ªtulos nobiliarios y territorios. A sus seis a?os, la peque?a Cleopatra Selene fue coronada reina de Cirene. Una ciudad fabulosa, fundada por los griegos, que se hab¨ªa convertido en una de las joyas del Roma. Todas las culturas del Mediterr¨¢neo pasaron por esa f¨¦rtil zona de Libia dejando sus huellas y sus tesoros. Siglos despu¨¦s, los tesoros han sido expoliados. Los dioses ya no reinan en los templos de Cirene donde eran adorados, ni las esculturas funerarias decoran una de las mayores necr¨®polis de la Antig¨¹edad.
Algunas de esas piezas han aparecido en el almac¨¦n de un afamado anticuario barcelon¨¦s, Jaume Bagot. Con solo 31 a?os tiene una reputaci¨®n que muchos otros tardan d¨¦cadas en conseguir. En las vitrinas de su floreciente negocio en el centro de la ciudad exhibe bustos de emperadores, bronces de J¨²piter o de Atenea, mosaicos de villas romanas, cer¨¢micas griegas y hasta sarc¨®fagos egipcios. Empez¨® a los 12 a?os coleccionando monedas y antes de cumplir los 18 a?os ya hab¨ªa abierto su primera tienda de antig¨¹edades. Su carrera fue fulgurante. 2013 fue su a?o dorado: se trasladaba a un nuevo local en la zona de las galer¨ªas m¨¢s prestigiosas y asist¨ªa a la feria de antig¨¹edades m¨¢s importante de Bruselas. Era el ¨²nico espa?ol. Todo un triunfador.
Hasta que a finales de marzo, cincuenta agentes de la polic¨ªa registraban su galer¨ªa en Barcelona, su almac¨¦n, su taller de restauraci¨®n y su llamativa villa en Argentona. No solo le acusaban de tr¨¢fico de antig¨¹edades, tambi¨¦n de financiar al ISIS con el dinero que pagaba por ellas. Detenido junto a su socio, Oriol Carreras, Bagot fue llevado a la Audiencia Nacional. Qued¨® en libertad con cargos tras pagar una fianza de 12.000 euros, lo mismo que cuesta, por ejemplo, una de las piezas m¨¢s baratas de su cat¨¢logo: una cabeza de Heracles del siglo I a.C.
La Brigada de Patrimonio Hist¨®rico llevaba trabajando en el caso desde octubre de 2016, cuando recibi¨® una petici¨®n de ayuda de la polic¨ªa italiana para seguir la pista de un sarc¨®fago egipcio que hab¨ªa pasado por Espa?a. Pocos meses despu¨¦s, fueron apareciendo los v¨ªnculos de financiaci¨®n del terrorismo y la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n se sum¨® a la operaci¨®n. Las sospechas eran claras, probarlo m¨¢s dif¨ªcil. Fernando Porcel, inspector jefe de la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico sostiene que es la primera vez que se encuentran pistas suficientes para trazar la cadena que va desde la elegante galer¨ªa de un anticuario hasta el que se lleva la pieza pagando a los se?ores de la guerra en Cirene. Bagot,?que no ha querido hacer declaraciones a este diario por consejo de sus abogados, alega que no conoc¨ªa la procedencia real de sus tesoros. ¡°Todav¨ªa me acuerdo que despu¨¦s de todo el d¨ªa con los registros, cuando nos desped¨ªamos me dijo: 'Pero, ?en qu¨¦ cabeza cabe que voy a financiar yo el terrorismo?¡±, explica Fernando Porcel. Pero la pregunta que la polic¨ªa se hac¨ªa era otra: ?en qu¨¦ cabeza cabe que un especialista en arte griego y romano desconozca de donde proced¨ªan?
Marc Balcells es profesor de criminolog¨ªa de la UOC y colabora con ARCA, una asociaci¨®n internacional que investiga cr¨ªmenes contra el arte. ¡°Ya no podemos decir que hay el mismo desconocimiento que hace 30 a?os¡±, comenta, ¡°lo que pasa es que el colectivo de los anticuarios es un gremio muy peque?o, en el que se ha trabajado durante mucho tiempo con mucha impunidad¡±. Explica Balcells que, durante a?os, contrabandistas de guante blanco y fama intachable se han valido de su prestigio social para ocultar sus negocios m¨¢s turbios. Delincuentes invisibles que sacan beneficios de lo que los libios llaman tesoros silenciosos.
La planta delatora
Ni una piedra se mov¨ªa en Libia sin el permiso de los islamistas radicales. Lo explica el jefe del Grupo 2 de la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico: ¡°para extraer esas piezas, los expoliadores tienen que tener un permiso expedido por el ISIS. Y eso est¨¢ documentado¡±. Esa es una de las pruebas del v¨ªnculo entre el tr¨¢fico de arqueolog¨ªa y la financiaci¨®n de terrorismo. Otra, los suministradores. La polic¨ªa ya tiene identificados a cuatro que trabajaban regularmente con Bagot y con otros anticuarios europeos.
Pero no bastaba con seguir la pista del dinero, tambi¨¦n hab¨ªa que seguir la de las piezas. Acreditar que pertenec¨ªan a esa zona de Libia. El rocambolesco trayecto que hac¨ªan desde Cirene, pasando por Emiratos ?rabes Unidos hasta Tailandia para acabar en Europa, levant¨® las sospechas de los investigadores. ¡°Si fuera tan legal¡±, dice el Inspector Jefe Fernando Porcel, ¡°la importaci¨®n ser¨ªa desde Tr¨ªpoli o desde Bengasi¡±.
Adem¨¢s hab¨ªa un rasgo estil¨ªstico ¨²nico que delataba inequ¨ªvocamente la procedencia. Un motivo floral que se repet¨ªa en muchas de las esculturas funerarias de Cirene. Se trataba de una planta de propiedades legendarias que los romanos veneraban y que hizo rica a la regi¨®n. Julio C¨¦sar lleg¨® a guardar 680 kilos como tesoro. Serv¨ªa para condimentar la comida, para alimentar el ganado y que su carne resultara m¨¢s jugosa y como anticonceptivo. Tanto la explot¨® Roma que se extingui¨® en el siglo I. Aunque ya no exista ha obrado su ¨²ltimo milagro: convertirse en testigo de cargo de una investigaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de las riquezas de petr¨®leo y gas, las tierras de la regi¨®n de Cirene guardan otro recurso de valor incalculable: los restos de su pasado. Conscientes de su importancia, las autoridades libias colaboraron desde el principio con la polic¨ªa espa?ola en el caso Bagot. Han aportado datos de los yacimientos, dataci¨®n de las piezas y a expertos arque¨®logos que pueden acreditar su procedencia. El asunto era prioritario tanto para Libia como su para el encargado de Negocios de la Embajada en Madrid, Walid Abuabdalla. ¡°Un grupo se encargaba de vender, otro de comprar y un tercer grupo se encargaba de llevar las piezas de un sitio a otro. Una persona que se lleva una pieza que es parte del legado mundial deber¨ªa ser condenada. Es un crimen contra la humanidad¡±, explica en su despacho en Madrid mientras muestra en su m¨®vil fotograf¨ªas de la operaci¨®n. Con cierta tristeza, destaca el estado en que aparecieron algunas de esas esculturas griegas y romanas. Todav¨ªa con la tierra de las excavaciones, da?adas por el trabajo apresurado de los expoliadores. Walid Abuabdalla no menciona a Bagot por su nombre. No lo pronuncia ni una sola vez. ¡°La persona que ha sido detenida en Barcelona no era un traficante normal y corriente, era una de las cabezas que dominaba el tr¨¢fico de piezas arqueol¨®gicas, la venta y la comercializaci¨®n¡±, dice. No entiende que a un experto no le extra?ara que una escultura de 3000 a?os de antig¨¹edad fuera vendida por solo 2.000 d¨®lares, ni le llamaran la atenci¨®n los da?os evidentes que hab¨ªan sufrido las piezas al ser retiradas apresuradamente. En la Brigada de Patrimonio Hist¨®rico insisten en lo mismo, el material confiscado a Bagot solo puede venir de Libia. Hay rasgos estil¨ªsticos evidentes que lo acreditan.
¡°No es m¨¢s que la punta del iceberg¡±, explica Walid Abuabdalla, ¡°Es toda una red que est¨¢ en Am¨¦rica, est¨¢ en Europa. El asunto no va a quedar aqu¨ª, va a seguir. Calculamos que hay entre 19 y 23 piezas que est¨¢n en Europa y m¨¢s de la mitad, en Espa?a. Me causa inquietud. ?Por qu¨¦ esa facilidad para introducir piezas aqu¨ª?¡±.
Espa?a es el segundo pa¨ªs en comercio de objetos arqueol¨®gicos, solo por detr¨¢s de Italia. Esconder obras de procedencia dudosa resulta m¨¢s f¨¢cil cuando hay mucho mercado. ¡°Los canales de comercializaci¨®n ya existen, en Espa?a ha habido mucho expolio de su propio material arqueol¨®gico y los anticuarios est¨¢n acostumbrados a falsificar papeles para vender esas antig¨¹edades¡± explica Arthur Brand, un detective holand¨¦s especializado en tr¨¢fico de arte. Sostiene Brand que el mercado negro funciona en Libia, Siria o Afganist¨¢n desde antes de los 70, cuando la UNESCO dict¨® normas para proteger un patrimonio que se estaba vendiendo sin control: ¡°La cadena de contrabando sigue siendo la misma, lo ¨²nico que ha cambiado es que hay un grupo como ISIS que tiene ahora un lugar en ese tr¨¢fico. Si los grupos terroristas no hubieran entrado, nadie se habr¨ªa interesado por un expolio que se viene haciendo desde hace cientos de a?os¡±.
Pero ahora s¨ª interesa detener a los mercaderes de la guerra. Tanto, que la polic¨ªa ya ha recibido peticiones de otros pa¨ªses para que expliquen c¨®mo han llevado a cabo esta investigaci¨®n. ¡°Es la primera operaci¨®n que se hace de este tipo¡±, comenta el Inspector Jefe de la Comisar¨ªa General de Informaci¨®n, ¡°hemos marcado el camino. Nadie quer¨ªa dar el primer paso y hemos sido nosotros los que lo hemos hecho¡±. Est¨¢n ya en la segunda fase y no descartan que se encuentre m¨¢s material. Se habla incluso de un almac¨¦n en Suiza donde descansar¨ªa un extraordinario tesoro arqueol¨®gico que ahora no tiene comprador. Ese es uno de los efectos colaterales del golpe policial a Bagot: quienes ten¨ªan obras expoliadas aguardan pacientemente un momento m¨¢s discreto para introducirlas en el mercado.
Walid Abuabdalla espera que ese momento no llegue. Y que las autoridades judiciales espa?olas sigan trabajando para desmantelar las redes de tr¨¢fico que financian el terrorismo. ¡°Hemos llegado a descubrir una pieza casi cada semana en una parte del mundo. Y te puedo confesar que hasta tenemos miedo por los expertos arque¨®logos que nos est¨¢n ayudando. Uno de ellos ya ha sido objeto de amenazas si contin¨²a investigando. Es una guerra abierta entre el bien y el mal¡±. Una guerra tambi¨¦n por preservar un pasado que, insiste, no solo pertenece a Libia. Es un legado de la humanidad.
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