He venido solo para verte
Marc Vives propone en Barcelona una acci¨®n que consiste en el encuentro ¨ªntimo del artista con cada uno de sus visitantes
Marc Vives ha regresado recientemente a Barcelona despu¨¦s de unos a?os de ausencias y presencias intermitentes. Inmerso en un proceso de interrogaci¨®n sobre s¨ª mismo y su circunstancia vital, se ha impuesto d¨ªa tras d¨ªa una rutina natatoria en la playa de la Barceloneta. Cada ma?ana se adentra en el mar, a unos cientos de metros de distancia de la orilla, hasta que divisa la monta?a de Montju?c. Pertrechado con algunos dispositivos b¨¢sicos para la escucha y el registro fotogr¨¢fico, Marc le habla a la monta?a. En ocasiones le canturrea. Una vez situado en un punto indeterminado e infirme, se confronta con su propio cuerpo resiliente ante las inclemencias propias del movimiento y de la temperatura del mar.
Dir¨ªamos que esta es la situaci¨®n experiencial que precede a la acci¨®n Es que ahora no puedo, y que tiene lugar pr¨¢cticamente cada tarde en la galer¨ªa etHall de Barcelona. En cada cita es convocado un grupo de no m¨¢s de 10 personas que son recibidas por el artista con un parlamento escueto que explica la liturgia de la acci¨®n. Adem¨¢s, se reparte un texto, dedicado amorosamente a sus amigas, familia y a las que est¨¢n por venir, en el que relata algunos episodios de su vida personal y profesional, alegr¨ªas, penurias y titubeos existenciales, desde un tono que oscila entre el ¡°hasta aqu¨ª he llegado¡± y una franca desnudez ante el futuro.
La lectura silenciosa del texto por parte de cada asistente supone ya la primera parte del asunto. Entretanto, el artista se ha desplazado a la trastienda de la galer¨ªa. All¨ª recibir¨¢, sin un orden de llegada planificado, a cada uno de los participantes de esta acci¨®n ¨ªntima y personalizada.
Lo que sucede en esos escasos minutos es un asunto privado. La cualidad eminentemente p¨²blica, es decir, los protocolos y convenciones de lo que entendemos como performance, est¨¢ ausente. Cada participante decide el nivel de aproximaci¨®n con el artista, con su cuerpo actuante. Todo lo dem¨¢s, en su brevedad, constituye una experiencia compartida y secreta. La acci¨®n no computa en t¨¦rminos de producci¨®n y validaci¨®n art¨ªstica, y en su lugar permanece en un registro ¡°otro¡± en sinton¨ªa con algunas actividades de nuestra cotidianidad no reglada: los encuentros amorosos fugaces, los gestos imperceptibles de la seducci¨®n o los pensamientos no dichos en la esfera del deseo.
Cualquier an¨¢lisis cr¨ªtico es vano y la inserci¨®n de lo vivido en las cuestiones y problem¨¢ticas consustanciales a la endogamia del arte no nos sirven. Muy al contrario, hemos de asumir forzosa y gozosamente que tambi¨¦n nosotros estamos en el otro lado.
Es que ahora no puedo. Marc Vives. Galer¨ªa etHall. Barcelona. Hasta el 18 de mayo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.