Sally Mann: la amarga belleza de un paisaje
Una exposici¨®n recorre la trayectoria de la fot¨®grafa y profundiza en su relaci¨®n con su tierra natal, el sur de Estados Unidos
Hay artistas cuya identidad creativa gana fuerza con el destierro y en el desarraigo encuentran su propia voz. Otros, en cambio, permanecen ligados a sus ra¨ªces y ahondando en ellas definen su arte y su existencia. La fot¨®grafa americana Sally Mann (1951) pertenece a este ¨²ltimo grupo; su obra no es solo inseparable de su propia historia sino de la historia de su tierra natal: el sur de Estados Unidos. ?Tiene la tierra recuerdos?, se pregunta la artista en su ¨²ltima exposici¨®n Sally Mann: A Thousand Crossings.
Se trata de la primera gran exposici¨®n itinerante dedicada a la controvertida artista, considerada una de las grandes fot¨®grafas de nuestro tiempo. Organizada por la National Gallery of Art de Washington, la muestra recorre una trayectoria de m¨¢s de cuatro d¨¦cadas en 115 im¨¢genes, muchas de ellas in¨¦ditas. Indaga en c¨®mo la relaci¨®n de la artista con el Sur ha moldeado su obra, y en c¨®mo el legado de esta tierra contin¨²a conformando la identidad y experiencia americana. ¡°Sin miedo a hacer grandes preguntas, Mann es una artista que oscila entre lo ¨ªntimo y lo ¨¦pico, lo local y lo universal¡±, escriben las comisar¨ªas Sarah Greenough y Sarah Kennel en el pr¨®logo del cat¨¢logo que acompa?a la exhibici¨®n. Sus poderosas y experimentales im¨¢genes, cargadas de misterio y a?oranza, nos hablan de la familia, del deseo, de la memoria del paisaje -tambi¨¦n de su indiferencia ante los empe?os del hombre-, de la muerte y del peso de la atribulada historia b¨¦lica y racial del Sur. Es en la obsesi¨®n de la artista "con el lugar, la familia, el pasado, su amor por la luz del sur y su deseo de experimentar con el misterio, mucho m¨¢s all¨¢ de lo que la mayor¨ªa de los artistas del siglo XX podr¨ªan tolerar¡±, donde radica su esp¨ªritu sure?o, seg¨²n sus propias declaraciones.
Mann naci¨® en Lexington, Virginia, donde ha transcurrido la mayor parte de su vida. All¨ª fotografi¨® a sus tres hijos. En una remota caba?a orilla del rio Maury, Emmett, Jessie y Virginia se constituyeron en protagonistas de una ser¨ªe de im¨¢genes que la lanzar¨ªa a la fama en 1992 con la publicaci¨®n del libro Inmmediate Family. Una fama no exenta de controversia; lo que para ella no eran m¨¢s que tiernas y maternales im¨¢genes que documentaban el proceso de crianza de sus reto?os, en un entorno natural en el que con frecuencia aparec¨ªan desnudos, otros no dudaron en calificarlo de pornograf¨ªa. ¡°Mann refut¨® los almibarados estereotipos de la ni?ez, ofreciendo a cambio inquietantes visiones de su complejidad, que inclu¨ªan insinuaciones de violencia y sensualidad¡±, se?alan las comisarias.
Fue en los noventa cuando la fot¨®grafa americana comenz¨® a investigar utilizando tanto c¨¢maras de gran formato como procesos del siglo XIX. Una elecci¨®n que hoy en d¨ªa podr¨ªa parecer prof¨¦tica dado el revival que estos est¨¢n experimentando. Eran tiempos en los que la mayor¨ªa de los fot¨®grafos abandonaba el formato anal¨®gico para adentrarse en el mundo digital ¨Cmuchos lo hac¨ªan con im¨¢genes de vibrante colorido impresas en grandes formatos-. Mann permaneci¨® fiel a sus formatos habituales, utilizando fundamentalmente el blanco y negro, huyendo de los temas de ¨ªndole conceptual y centr¨¢ndose en las grandes cuestiones de nuestra existencia. Subrayando as¨ª la atemporalidad de su arte tanto en el contenido como en la forma.
As¨ª lo hace en los paisajes que componen la segunda parte de la exposici¨®n, donde la artista sale en busca de ¡°la luz radical del sur de Am¨¦rica¡±. Mann recorri¨® las ci¨¦nagas, las mansiones en ruinas y los campos del Mississippi. Tambi¨¦n el escenario del crimen de Emmett Till, un adolescente negro de Chicago, que fue raptado, mutilado y asesinado en la zona. El brutal incidente obsesion¨® a la fot¨®grafa durante su infancia y llam¨® a su primer hijo Emmett en recuerdo de la v¨ªctima. Utiliza la t¨¦cnica del colodi¨®n h¨²medo, de forma que la imperfecci¨®n del resultado (manchas, ara?azos, desenfoques, fogonazos de luz, etc.) sirve a la autora intencionadamente como met¨¢fora del Sur; un para¨ªso perdido, escenario de violencia y segregaci¨®n racial, cargado de un trauma hist¨®rico. Hizo uso de la misma t¨¦cnica en la tercera parte dedicada a la Guerra Civil. ¡°Los sure?os viven en el nexo entre el mito y la realidad donde una peculiar amalgama de tristeza, humildad, honor, lealtad, amabilidad y renegada resistencia se proyecta sobre un fondo de una derrochadora belleza f¨ªsica¡±, escribe la fot¨®grafa.
En la cuarta parte de la exposici¨®n, la fot¨®grafa indaga en c¨®mo la esclavitud y la lucha por la libertad han marcado el paisaje f¨ªsico y cultural de su tierra. Para ello utilizando ferrotipos fotografi¨® el ¨¢rea pantanosa del Great Dismal Swamp, refugio de muchos fugitivos antes la Guerra Civil y las tierras que bordean los r¨ªos del sureste de Virginia, donde Nat Turner encabez¨® una rebeli¨®n de esclavos en 1831. Tambi¨¦n fotografi¨® iglesias del siglo XIX, donde inmediatamente despu¨¦s de la guerra los afroamericanos pudieron rezar sin la presencia de los blancos. Es la parte dedicada a Gee Gee Carter, que trabajo durante cincuenta a?os para la familia Mann, la m¨¢s conmovedora de esta secci¨®n. El importante papel que la afroamericana desempe?¨® en la vida de la artista fue fundamental para su toma de conciencia de la complicada naturaleza de los problemas raciales en el Sur. A trav¨¦s de su recuerdo la autora se plantea la ¡°enormidad de todo aquello que no hab¨ªa visto, ni sabido, ni preguntado¡±.
En la ¨²ltima parte de la muestra, Mann retoma el tema de la familia. Su marido, Larry, enfermo de distrofia muscular se convierte en el protagonista de unas inquietantes im¨¢genes que sirven a la autora para abordar de nuevo el tema del tiempo, de la transformaci¨®n y de la muerte. Tambi¨¦n incluye sus autorretratos realizados despu¨¦s de sufrir un grave accidente de equitaci¨®n.
¡°Las fotograf¨ªas abren las puertas del pasado, pero tambi¨¦n permiten echar un vistazo al futuro¡± se?ala la fot¨®grafa¡±. ?Tiene la tierra memoria? Quiz¨¢s somos nosotros quienes se la imponen. Pero la hierba vuelve a crecer sobre las ruinas, conscientes de que como escrib¨ªa el escritor turco Ahmet Rasim: ¡°la belleza del paisaje est¨¢ en su amargura¡±.
Sally Mann: A Thousand Crossings. National Gallery of Art. Washington. Hasta el 28 de mayo.
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