Eurovisi¨®n, el mayor ¡®circo¡¯ de la televisi¨®n
Las baladas de Letonia, Irlanda y Espa?a pierden enteros ante las en¨¦rgicas propuestas de Israel y Chipre
El d¨ªa en que las casas de apuestas previeron el triunfo de Trump, el olfato period¨ªstico muri¨®. As¨ª que con permiso de la cursi Merci y del sueco Ingrosso, que va de Michael Jackson blanco, el triunfo en el festival de Eurovisi¨®n de esta noche (La 1, 21.00) debe estar entre el Fuego de la chipriota volc¨¢nica Eleni Foureira y la estramb¨®tica israel¨ª Neta, con Toy y sus Pikachu. Amaia y Alfred, con Tu canci¨®n, son los segundos en salir al escenario.
El circo ha dejado de ser el mayor espect¨¢culo del mundo, tenemos Eurovisi¨®n. Pase y vean a cinco vikingos con nieve (Dinamarca); un vampiro en su ata¨²d (Ucrania) y a la mujer ruleta (Finlandia). No se pierdan la fuerza de la Tina Turner aborigen (Australia) ni La forza de la soprano de Estonia; bajen el volumen con el heavy metal de Ucrania y abran los ojos para ver si el checo Josef da un aut¨¦ntico salto mortal -fue hospitalizado tras los ensayos- o no.
Hace un a?o el portugu¨¦s Salvador Sobral se llev¨® la victoria despu¨¦s de 53 participaciones de su pa¨ªs. Parad¨®jicamente, antieurovisivo antes, durante y despu¨¦s del triunfo, su mensaje son¨® algo pretencioso: ¡°Vivimos en un mundo de m¨²sica fast food, sin contenido. La m¨²sica no son fuegos artificiales, es sentimiento¡±. Su m¨²sica -hay que aclarar-, era del segundo tipo. En fin, en la m¨²sica hay sitio para todo, para El barbero de Sevilla y para Parsifal; para jalear Toreador y llorar con Nessum Dorma.
¡°?Por qu¨¦ no puede haber fuegos artificiales?¡±, se pregunta Alfred, "ah¨ª discrepo de Sobral". Waylon, que representa a Holanda con una canci¨®n entre country y rockabilly, tambi¨¦n sale al paso de las cr¨ªticas. ¡°Mi m¨²sica fue escrita por un ruso, un americano y un holand¨¦s; las bailarinas son del Congo. Somos todas personas diferentes y las personas que suben al escenario tratan de hacer las cosas lo mejor posible¡±.
Eurovisi¨®n garantiza la diversidad en estilos musicales, nacionalidades y mensajes. En la edici¨®n de esta noche son 26 las atracciones para todos los gustos y para todos los p¨²blicos (excepto el chino, pues Eurovisi¨®n ha roto el contrato con una televisi¨®n china por censurar en semifinales im¨¢genes con s¨ªmbolos gais). Cada cual trae a este inmenso foro su mensaje. Hay cr¨ªticas al miedo, al maltrato, al terrorismo, y tambi¨¦n amor, mucho amor. ¡°Es una competici¨®n de almas, no de canciones¡±, opina la eslovena Lea Sirk.
La diversidad es, sin duda, el mayor atractivo de Eurovisi¨®n, pero la atenci¨®n de eurofans y apostantes se centra en un ramillete de canciones: el noruego Alexander Rybak encanta con su viol¨ªn pero ya gan¨® una vez y eso juega en su contra; la cursi Merci, de los franceses Madame Monsieur, ¡°ni muertos¡±, resume un grupo de espa?oles llegados desde Castilla; el stingniano alem¨¢n, Michael Schulte, gusta a todos pero nunca como primera opci¨®n. Al final, las previsiones sobre el ganador se reducen a Israel y Chipre.
Durante 45 d¨ªas, Toy, de la israel¨ª Netta, ha estado encabezando todas las encuestas; la racha se quebr¨® el martes con la primera semifinal, donde tambi¨¦n particip¨® la representante de Chipre, la volc¨¢nica Eleni Foureira.
Toy es una apuesta original -y no es f¨¢cil- en Eurovisi¨®n, con una gran escenograf¨ªa y la impactante ejecuci¨®n de Netta. Es un grito rompedor y positivo contra el bullying que sufri¨® en su infancia y contra los estereotipos de belleza. Al margen de todo ello, la d¨¦cima vez que escuchas Toy te deja la cabeza como un tambor de Calanda en Viernes Santo.
Eleni Foureira va de la Beyonc¨¦ chipriota. Su interpretaci¨®n es como la canci¨®n, Fuego. Se comi¨® el escenario en semifinales. Representa a un pa¨ªs que nunca ha ganado que, adem¨¢s, se encuentra, situado entre el Este y el Oeste. Una ventaja poderosa para creer en su victoria: Foureira nace en Albania, representa a Chipre, triunfa en Grecia y su novio es espa?ol, el futbolista Bot¨ªa. En la vertiente sentimental del voto popular cuenta con graneros en un pu?ado de pa¨ªses.
En esta pelea de furias, poco van a contar las melod¨ªas, m¨¢s o menos acertadas, de Espa?a, Lituania, Irlanda o la misma Portugal, que compite en el estilo que cultiv¨® su h¨¦roe Sobral hace un a?o. Pero los h¨¦roes ni los milagros abundan.
"Cada a?o el nivel es m¨¢s alto"
El holand¨¦s Jurgen Boernig, periodista de Radio International, lleva, con ¨¦ste, trece a?os cubriendo Eurovisi¨®n. Su compa?ero de mesa de trabajo, el ingl¨¦s David Mann, seis. Ambos echan pestes de las dificultades puestas a la Prensa en esta edici¨®n, pero alaban la calidad de las canciones. "A?o tras a?o se mejora, el nivel es m¨¢s alto, pero quiz¨¢s nunca hab¨ªamos visto tanta calidad como en la primera semifinal de esta edici¨®n", explica Boernig.
Sobre la cuesti¨®n de si el estilo de Salvador Sobral puede dejar huella en Eurovisi¨®n, no tienen ninguna duda: no. "El futuro de Eurovisi¨®n son los j¨®venes y a quien quiere la industria discogr¨¢fica es a los j¨®venes. Hacia ellos hay que mirar. Sobral no tuvo ninguna influencia en Europa, tuvo m¨¢s la canci¨®n sueca".
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