?Maravilla de carril?
Pesa sobre la excelencia de ¡®Kingdom hearts 3¡¯ una duda. Si estamos ante lo de siempre o solo lo parece
Titulo entre los temidos interrogantes por una buena raz¨®n. Tras pasar hora y media en compa?¨ªa de Kingdom hearts 3, no logro vislumbrar esa duda fundamental: ?Estamos ante lo de siempre o solo lo parece? Esta incapacidad m¨ªa creo que se disculpa por lo imposible que es, para algunos juegos, mostrar su verdadera piel en un vislumbrar tan breve. S¨ª, si uno est¨¢ jugando a algo tan honesto y directo como un Cuphead, los 10 minutos de experiencia se igualan con las decenas de horas. Pero, ?qu¨¦ pasa cuando uno se enfrenta a una catedral como este t¨ªtulo? Pues pasa que necesita mucho m¨¢s que hora y media para juzgar.
Pesa sobre Kingdom hearts 3 unas expectativas merecidas. Las suyas y las de otros. Tras el inolvidable, pero hasta cierto punto fallido, Final fantasy XV, y ante la intensidad implacable de la competencia ¡ªel Nier. Automata de Platinum Games (aunque Square Enix ejerciera de publisher) o el Persona 5 de Atlus, por nombrar dos¡ª, los fans del gran hogar del rol japon¨¦s que es Square Enix esperan la gran revelaci¨®n de esta d¨¦cada. Y todas las papeletas de ese peso, con el remake de Final fantasy VII desvaneci¨¦ndose en el horizonte, recaen ahora sobre esta gran sinfon¨ªa entre la marca nipona y el infinito erario ic¨®nico de Walt Disney Pictures y c¨ªa. Un juego excelente, de nueve, no llega en este caso. Hay que hacer historia.
?Har¨¢ historia Kingdom hearts 3? Vuelvo a la reflexi¨®n inicial. No lo s¨¦. Lo que s¨ª s¨¦ es que esta hora y media no da argumentos para aseverarlo con un rotundo s¨ª. Despeja dudas, eso que quede claro, ante la magnitud y calidad del t¨ªtulo. Es excelente en todos los aspectos que despliega. El caso es si esos elementos que ejecuta con abrumador talento son los suficientes o se quedan escuetos en el actual panorama del videojuego que, como saben nuestros lectores, vive un momento irrepetible.
Jugamos dos niveles muy diferenciados en el evento de revelaci¨®n del juego. El primero, brev¨ªsimo, es un combate contra un tit¨¢n ambientado en la excelente y algo olvidada H¨¦rcules. Es este un chute de acci¨®n admirablemente coreografiado y que sirve para desplegar la que se adivina como una de las mec¨¢nicas principales de Kingdom hearts 3 en lo que a movimiento se refiere. Sora y sus colegas pueden caminar por cualquier pared vertical que resplandezca, burlando la gravedad y facilitando la exploraci¨®n sin apenas tener que recurrir al salto. Este combate tit¨¢nico lo aprovecha a las mil maravillas, pues su pr¨®logo consiste en esquivar una lluvia de rocas mientras Sora asciende decenas de metros de rocosa ladera.
Tras un breve combate contra unos sombr¨ªos (y sencillos) sincoraz¨®n, comienza la verdadera batalla. Los habituales de God of war se sentir¨¢n bastante familiarizados. Se trata de acabar con un gigante por partes; en concreto, de los pies a la cabeza. Al conseguir que el tit¨¢n se tambalee, un mero mover del joystick nos lleva cerca de sus cabezas y tras unos cuantos golpes permite activar una de las mec¨¢nicas de combate m¨¢s espectaculares del t¨ªtulo y con evidente aroma Disney. Atracciones de parque tem¨¢tico cuajadas de luces brillantes. La de este final boss, una monta?a rusa que dispara fuegos artificiales. Una aut¨¦ntica delicia para el ojo y el o¨ªdo con la que concluye el ¨¢gape.
Es en la segunda parte, mucho m¨¢s amplia, donde se espesan mis dudas. Transcurre en un mundo extraordinariamente esperado, el de Toy story. Y tras 40 minutos habit¨¢ndolo una verdad inc¨®moda se asienta. No da la sensaci¨®n de mundo. La experiencia de este fragmento sigue la estructura de los viejos Kingdom hearts; esto es, r¨ªgidamente cinematogr¨¢fica. Cinem¨¢tica-(m¨ªnima)exploraci¨®n-combate son los ladrillos invariables con los que se cimienta este transitar por el mundo de Woody y Buzz Lightyear. Dir¨ªa que hasta la sensaci¨®n de explorar, en parte por la mec¨¢nica de ascenso vertical que achica el escenario por hacerlo tan accesible en sus niveles horizontales y verticales, es menor incluso que en las primeras entregas de Kingdom hearts.
Esto resulta algo alarmante porque los est¨¢ndares del hoy nos dicen que el jugador, sin necesidad de que todo sea un sandbox, s¨ª debe tener unos m¨¢rgenes amplios para explorar su curiosidad. Adem¨¢s, el tiempo de digesti¨®n de este esperad¨ªsimo episodio, m¨¢s de una d¨¦cada, deja pocas excusas a la falta de tiempo para a?adir ese vital contenido secundario que permite parcelar la experiencia entre el avance implacable de la historia y el goce por la mera exploraci¨®n.
En los Kingdom hearts originales, por razones t¨¦cnicas y de producci¨®n, los mundos eran limitados laberintos ideados con una mentalidad m¨¢s propia de metroidvania que de JRPG. Ciertos caminos se bloqueaban tras habilidades que permit¨ªan redescubrirlos seg¨²n avanzaba el juego. Memorable era, por ejemplo, la exploraci¨®n vertical de los jardines de la Reina de Corazones en el Pa¨ªs de las Maravillas. Pero aqu¨ª, al menos en este mundo de Toy story, la sensaci¨®n no es de localizaciones interconectadas plagadas de caminos secundarios. Parecen, m¨¢s bien, inmensos escenarios de combate muy vac¨ªos de exploraci¨®n. Alg¨²n cofre all¨ª y all¨¢. Pero nada que induzca a pensar que han sido dise?ados con una segunda o tercera vuelta en mente.
Como digo, estos peros est¨¢n al albur del limitado tiempo que pudimos tener con la demo. Puede que la estrategia de Square Enix sea la de apuntalar en esta primera puesta de largo los pilares est¨¦ticos y jugables del t¨ªtulo. Nada que decir ah¨ª, salvo elogios. El aspecto visual y la fluidez a la que se despliega (muy por encima de los 30 frames) son abrumadores; la variedad ecl¨¦ctica del combate y la sencillez con la que se manejan sus m¨²ltiples opciones, tambi¨¦n. Eso s¨ª, queda completamente en el aire si esa linealidad es casual de este bloque o una constante que nos encontraremos durante la aventura. Linealidad, repito, mayor incluso que la de los originales.
?Y qu¨¦ pasa con la historia, se preguntar¨¢ el ac¨¦rrimo seguidor de esta hermosa y enrevesada saga? Pues poco, de momento. Atisbos s¨ª hay. Vemos al primero de los Xehanort nobody, Xenmas, de la Organizaci¨®n XIII en el mundo de Toy story. Los di¨¢logos sugieren que ha copiado el mundo de Pixar y lo ha poblado con los sincoraz¨®n; se desconoce, eso s¨ª, si destruyendo el original o simplemente ocult¨¢ndolo. Lo cu¨¢l deja otra duda argumental para los que est¨¦n bien informados de ese d¨¦dalo narrativo que enreda la franquicia; si es un mundo copiado, ?tendr¨¢ tambi¨¦n cerradura que sellar o descerrajar? ?Es forjado con la energ¨ªa de uno de los tres Kingdom hearts? ?Y por qu¨¦ imitar el mundo en lugar de saquear el original? Preguntas que penden en el aire a la espera de su, de momento, desconocida fecha de estreno.
En resumidas cuentas. ?Combate? s¨ª. ?Est¨¦tica? s¨ª. ?Narrativa? damos por hecho que s¨ª. ?Experiencia global? Se queda para septiembre, porque es capital conocer hasta qu¨¦ punto estos mundos son de cart¨®n piedra, infinitamente bellos pero huecos m¨¢s all¨¢ de servir de tel¨®n de fondo a la trama, o si realmente desplegar¨¢n una riqueza ausente en esta demo.
Ojal¨¢ sea as¨ª.
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