Museos: siete problemas y una soluci¨®n
Un repaso al presente de las instituciones de arte y sus sombras tras los recientes episodios de injerencia pol¨ªtica
Los museos son como icebergs. Lo que vemos es un porcentaje muy peque?o de lo que son, lo que hacen y lo que implican. Se expone siempre una peque?a parte de la colecci¨®n que atesoran y el archivo restante queda en un campo visual subterr¨¢neo, igual que el extenso trabajo de investigaci¨®n que hay detr¨¢s. El presupuesto para gestionar lo visible y lo invisible fluct¨²a, y apenas sale a la luz la compleja relaci¨®n que mantienen con los pol¨ªticos y, a su vez, con la situaci¨®n espa?ola actual. Alrededor de ese museo invisible se acumulan muchas otras tensiones: los p¨²blicos y audiencias; la dicotom¨ªa entre programaciones f¨¢ciles o complejas; las operaciones de rentabilidad de imagen; la necesidad de la educaci¨®n o por qu¨¦ el arte contempor¨¢neo sigue sin estar de moda¡ A partir de las conversaciones con directores de instituciones art¨ªsticas espa?olas, planteamos los siete interrogantes que acechan al sector, que ayer celebr¨® el D¨ªa Internacional de los Museos y que atraviesa uno de los momentos m¨¢s complejos de su historia.
1. La indefinici¨®n ante el futuro
En alg¨²n lugar entre la avalancha de espacios surgidos al calor del petr¨®leo y de la cultura de la franquicia en los Emiratos ?rabes Unidos (del Louvre de Abu Dabi al Museo Nacional de Qatar, ambos de Jean Nouvel) y la fiebre por la ampliaci¨®n (hoy se inaugura la Royal Academy de Londres, firmada por David Chipperfield) debe de estar la respuesta a la pregunta de c¨®mo debe ser el museo del futuro. Dub¨¢i llama as¨ª al ¨®valo de plata gigante que inaugurar¨¢ en 2019, un ¡°ojo vigilante¡± dise?ado por Killa Design. Pretende ser ¡°una incubadora de innovaci¨®n e invenci¨®n¡± centrada en el suministro de agua, la seguridad alimentaria y las ciudades autosuficientes.
Algo hay ah¨ª de cambio clim¨¢tico y algo del cambio del museo tiene que ver con ¨¦l. Un microclima alterado que est¨¢ llevando, incluso, a la desaparici¨®n del museo tal y como lo conoc¨ªamos. Las tentativas de escape vienen de lejos, desde la famosa Bo?te-en-Valise de Marcel Duchamp hasta el Robert Walser Museum, creado por Hans Ulrich Obrist: la vitrina del restaurante donde el escritor sol¨ªa ir a beber. Hoy la pluralidad abruma. Hay museos estatales, auton¨®micos, universitarios o de mecenas. Museos patrimoniales y tur¨ªsticos. Museos laboratorio, grandes almacenes y parques tem¨¢ticos. Ecomuseos e hipermuseos. Museos sin comisarios. Roc¨ªo Robles actualiza su definici¨®n en Museograf¨ªas (La Oficina, 2015), seguramente el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la actual literatura sobre museos, cuando dice que ¡°la idea acad¨¦mica e ilustrada del museo de las musas ha quedado superada por la del museo como ¨¢gora primero y como plataforma despu¨¦s¡±. El museo como proyecto.
El a?o 2020, cuando terminan muchos contratos de los actuales directores, marcar¨¢ un nuevo ciclo
2. Ponga un museo en su vida
Uno de los fen¨®menos m¨¢s llamativos de la historia reciente de la cultura espa?ola fue, desde finales de los noventa, la proliferaci¨®n de museos de arte contempor¨¢neo. Una fiebre que alcanz¨® la categor¨ªa de boom. La mayor¨ªa fueron de titularidad local y regional, construidos en ocasiones sin demanda social, por antojo pol¨ªtico y sin contexto. En ese tiempo abrieron Es Baluard en Palma de Mallorca, el Centro Jos¨¦ Guerrero en Granada, Artium en Vitoria, Marco en Vigo, CAF en Almer¨ªa, Patio Herreriano en Valladolid, ?Musac en Le¨®n, LABoral en Gij¨®n, CAB en Burgos, La Panera en Lleida, La Casa Encendida en Madrid, Matadero Madrid, el CA2M en M¨®stoles¡ Cada autonom¨ªa quer¨ªa su museo y la que no se lo inventaba aunque fuera desde la s¨¢tira, como hizo el colectivo de artistas del Museo Riojano de Arte Contempor¨¢neo (MuRAC), en protesta por el d¨¦ficit de La Rioja. Uno de los pocos centros que surgieron a partir de unas jornadas de debate sobre la necesidad de un museo de arte contempor¨¢neo en Galicia fue el CGAC, a?os antes de su apertura en 1993. Lleg¨® con la segunda oleada de museos, que aglutin¨® tambi¨¦n al CAAC de Sevilla, el Macba en Barcelona o el Guggenheim de Bilbao. El museo como s¨ªmbolo de renovaci¨®n de las ciudades cuyo efecto se sigue debatiendo 20 a?os despu¨¦s. Estaban liderados por el Museo Reina Sof¨ªa y el IVAM, nacidos con la renovaci¨®n institucional de finales de los setenta y primeros ochenta, cuando Espa?a se convirti¨® en el pa¨ªs que m¨¢s museos renov¨®. La ampliaci¨®n de la National Gallery de Washington en 1978 marc¨® un hito que acarre¨® una larga cadena de ampliaciones que seguimos viendo hoy, desde la Tate con The Switch House, de Herzog & de Meuron, en 2016 hasta la del MOMA en el antiguo American Folk Art, prevista para 2019. En Espa?a, el Museo del Prado celebraba el a?o pasado el d¨¦cimo aniversario de la ampliaci¨®n de Moneo poniendo en marcha otra m¨¢s, la del Sal¨®n de Reinos, de Norman Foster. Tambi¨¦n est¨¢ en esa fase el Museo Sorolla de Madrid, el Arqueol¨®gico Regional de Alcal¨¢ de Henares y el de Tarragona, y el Bellas Artes de Burgos.
3. Ponga una colecci¨®n en su museo
Desde que la crisis estall¨® no han dejado de abrirse o remodelarse nuevos museos en Espa?a. El Chillida-Leku lo har¨¢ este a?o, junto a la marca Hauser & Wirth. M¨¢laga ha incorporado a su elenco el Pompidou y el Museo Ruso, que junto al CAC o el Thyssen responden m¨¢s a otro tipo de operaci¨®n, cercana a la promoci¨®n tur¨ªstica y al museo franquicia. Seguramente, el ¨²ltimo espacio de nueva planta sea el Museo ?bero de Ja¨¦n, inau?gurado en diciembre de 2017. Poco antes lo hizo Bombas Gens en Valencia, la Fundaci¨®n Bot¨ªn en Santander o la Cerezales en Le¨®n. Son los que hay que sumar a los 1.521 museos que el Ministerio de Cultura registr¨® en 2016. Apenas 40 menos que en 2008, el a?o en que estall¨® la crisis.
Todo parece indicar que 2020 marcar¨¢ un nuevo ciclo. En torno a esa fecha finalizan numerosos contratos de los actuales directores. Tambi¨¦n porque ese a?o culminar¨¢n previsiblemente muchos de los grandes proyectos que hay en marcha. Entre ellos est¨¢ el Museo de las Colecciones Reales, en el complejo del Palacio Real de Madrid, el proyecto del Estado m¨¢s importante de la pol¨ªtica muse¨ªstica reciente. Junto al Paseo del Arte, en Recoletos, el entorno de la plaza de Oriente est¨¢ llamado a convertirse en otro gran eje tur¨ªstico de Madrid. La antigua idea de ocupar el Centro Nacional de las Artes Visuales en Tabacalera all¨¢ por 2007 qued¨® en nada. Lo que parece fraguarse en este emblem¨¢tico espacio de Embajadores es la renovaci¨®n para acoger la Colecci¨®n de Arte Contempor¨¢neo de las Am¨¦ricas de la coleccionista cubana Ella Fontanals-Cisneros. Compartir¨¢ espacio con la ampliaci¨®n del Reina Sof¨ªa ante su deseo de crear una zona de residencias para artistas y para exposici¨®n (en 2021 o 2022). Ser¨¢, m¨¢s o menos, cuando se abra la sede asociada del Reina Sof¨ªa en Santander, con el Archivo Lafuente en el Banco de Espa?a. Y en los alrededores de 2019 est¨¢ prevista tambi¨¦n la apertura de la Fundaci¨®n Sandretto Re Rebaudengo Madrid en una de las naves de Matadero. Pol¨¦mica trae, sobre todo por no abrir un concurso dados los 50 a?os de cesi¨®n del espacio por parte del Ayuntamiento y los posibles intereses comerciales que pudiera tener la empresa de la familia Re Rebaudengo. Hay quien abre la duda ante el ¨²ltimo movimiento de su colecci¨®n, instalada ahora en el Rockbund Art Museum de Shangh¨¢i, propiedad de un multimillonario chino con negocios en la industria energ¨¦tica como ellos.
4. El dinero
Si hubo un a?o malo fue 2013. El recorte p¨²blico fue de 4,5 millones de euros y hasta los grandes museos tuvieron que pensar en otras f¨®rmulas de financiaci¨®n. Con una disminuci¨®n del 25,5% de dinero del Estado, el Reina Sof¨ªa recurri¨® a la creaci¨®n de una fundaci¨®n formada por patronos, la mayor¨ªa relevantes empresarios y coleccionistas de Latinoam¨¦rica y Portugal. Los costes de mantenimiento del edificio son altos: 28 millones de euros solo por abrir las puertas. Aunque los ingresos que entran por ellas compensan: 41 millones de euros. El museo, que este a?o cuenta con 39,5 millones de euros (1,6 m¨¢s que el a?o anterior), se autofinancia en un 20%, mientras que el Prado ha logrado incrementar este porcentaje hasta el 69,2% de su presupuesto (49,7 millones de euros este a?o, un 7,5% m¨¢s que el anterior). El Ministerio de Cultura ha aumentado este a?o el presupuesto para museos en un 5% hasta alcanzar los 153,6 millones de euros. Pero la mayor¨ªa de los centros de arte se mueven en magnitudes m¨¢s modestas, como los dos millones de euros de Es Baluard. Parece razonable pensar que los modelos mixtos, p¨²blico-privados, son los ideales, aunque no hay que olvidar los contrapesos. Financiaci¨®n privada s¨ª, pero responsabilidad p¨²blica tambi¨¦n.
Antes no se hablaba tanto de cifras de visitantes, pues el contrapeso de la pol¨ªtica cultural era menor
Uno de los mayores cambios de los ¨²ltimos a?os es el de las leyes de la Administraci¨®n espa?ola, que conlleva contratos de directores como personal aut¨®nomo ante la desaparici¨®n de la posibilidad de crear nuevos puestos de alta direcci¨®n. A eso hay que a?adir la precarizaci¨®n de los empleados que han entrado en la Administraci¨®n p¨²blica por la puerta de atr¨¢s (en el CGAC o en el Musac) y los problemas con los auxiliares de sala que tanto ruido han hecho ¨²ltimamente en el Guggenheim, en el Macba o en el CA2M. Temas que no est¨¢n resueltos.
5. Lo popular y lo populista
El peso de las cifras de visitantes es algo reciente en la historia de los museos. Hace unas d¨¦cadas, nadie hablaba de ello, seguramente porque el contrapeso de la pol¨ªtica cultural era menor y la libertad creativa mayor. En realidad, es relativamente f¨¢cil hacer un museo con una inmensa audiencia. Se requieren una arquitectura espec?tacular, un programa con los gustos de la audiencia masiva y mucho dinero. Lo m¨¢s dif¨ªcil es hacer un museo con gran audiencia, con un edificio digno, una programaci¨®n cr¨ªtica y con un escaso presupuesto. Habitualmente, un museo bascula entre la presi¨®n por unos buenos resultados y la oferta de buenos proyectos. Aunque no se puede hablar de rentabilidad econ¨®mica en relaci¨®n con un museo, sino de otro tipo de resultados mucho m¨¢s dif¨ªciles de cuantificar, es dif¨ªcil abstraerse de la idea del p¨²blico. Muchos museos le han dado la vuelta a ese t¨¦rmino de ¡°audiencia¡±. Frente a la idea de ¡°grandes masas¡±, hablan de una pluralidad de ¡°microp¨²blicos¡±.
6. La injerencia pol¨ªtica
La presi¨®n por las cifras tiene mucho que ver con la libertad para programar que tiene el director de un museo, y ¨¦sta, con el peso de la pol¨ªtica que tiene detr¨¢s. Interferencias hay, desde hace tiempo. Reiteradas. Y museos sin direcci¨®n en manos de pol¨ªticos, como el EACC de Castell¨®n, el Casal Solleric en Palma o el TEA en Tenerife. Sonada fue la m¨ªtica destituci¨®n de Mar¨ªa Corral del Reina Sof¨ªa, la dimisi¨®n de Alicia Chillida del CAAM y el caso del Musac, cuando dimitieron Eva Gonz¨¢lez-Sancho y el comit¨¦ asesor al un¨ªsono en 2013. Tambi¨¦n la destituci¨®n de ?scar Abril Ascaso de LABoral en 2015, la doble pirueta de destituciones y dimisiones del ?Macba con Bartomeu Mar¨ª al frente o el cese de Cristina Fontaneda del Patio Herreriano en 2016¡ El ¨²ltimo caso flagrante es el Marco de Vigo. El populismo, de hecho, ha tenido mucho que ver ah¨ª. Tras la marcha de su director, I?aki Mart¨ªnez Antelo, y parte de su equipo ante las presiones de la alcald¨ªa, el museo se ha convertido en un mercadillo. Literal. Est¨¢ por ver qu¨¦ pasa con Artium en Vitoria, ante la anunciada salida de su director, Daniel Castillejos.
7. Paredes y techo de cristal
Tambi¨¦n es enorme en el campo de los museos. Lo hay para las mujeres artistas que exponen en ellos y, especialmente, para las que lo dirigen. Todav¨ªa son minor¨ªa: Karin Ohlenschl?ger en LABoral, Anne Rodr¨ªguez en Tabakalera, Nuria Enguita en Bombas Gens, Luc¨ªa Casani en La Casa Encendida, Rosa Ferr¨¦ en Matadero, Soledad Guti¨¦rrez en CentroCentro, Nekane Aramburu en Es Baluard¡ Lourdes Fern¨¢ndez estaba al mando de Azkuna Zentroa, pero tambi¨¦n lo deja. El ¨²ltimo informe de la asociaci¨®n Mujeres en las Artes Visuales (MAV) al respecto, de 2013, le pone cifra a esa desigualdad: un 22%. Es decir, ellos casi multiplican por cuatro sus oportunidades de acceder a cargos de direcci¨®n. Algo que contrasta con todo el trabajo interno del museo: conservadores, jefes de departamento y coordinadores de exposiciones. Ah¨ª las mujeres alcanzan un 81%. Son el pulm¨®n de este gran iceberg invisible.
8. Una idea
Efectivamente, se ha tocado techo. ?Alguien cree que volver¨¢n los tiempos de las grandes producciones? La econ¨®mica no es una crisis pasajera, ni tan s¨®lo sist¨¦mica, sino un cambio de modelo. Un modelo que no confunda autor¨ªa con autoritario y autoridad. Uno que actualice el c¨®digo de buenas pr¨¢cticas formulado en un momento de bonanza y que no puede respetarse por las leyes de la Administraci¨®n. Uno que libere a los museos del anquilosamiento. Uno basado en la colaboraci¨®n y en el intercambio de ideas m¨¢s all¨¢ del ¡°trabajo en red¡±. Uno con patronatos equilibrados e independientes, en que los que est¨¦ presente la sociedad civil. El museo est¨¢ en crisis igual que lo est¨¢ el sistema del arte y la propia idea de ¡°instituci¨®n¡±. Muchos intentan bordear sus l¨ªmites, cuestionarlos, rebatirlos. Hacerse preguntas. ?Y si la gran instituci¨®n no fuera el museo? ?Y si ¡°la instituci¨®n¡± fueran estructuras m¨¢s peque?as cercanas a la cultura base? ?Y si lo institucional fuera lo alternativo? ?Y si lo pens¨¢ramos como un artist run-space? As¨ª naci¨® en 1966 el Museo de Arte Abstracto Espa?ol de Cuenca, pensado, dise?ado y dirigido por artistas, con Fernando Z¨®bel a la cabeza, uno de los primeros museos de arte contempor¨¢neo de nuestro pa¨ªs. Y que tambi¨¦n ayer celebramos.
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