Muere el escritor Philip Roth a los 85 a?os
Novelista, ensayista, autor de colecciones de cuentos, Roth fue uno de los grandes narradores americanos del siglo XX
Philip Roth, uno de los autores m¨¢s importantes de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX, ha fallecido este martes por la noche en Manhattan a los 85 a?os seg¨²n ha confirmado su agente, Andrew Wylie. La causa ha sido una insuficiencia cardiaca.
Nacido el 19 de marzo de 1933 Newark (Nueva Jersey), hijo de un matrimonio de descendientes de emigrantes jud¨ªos de Europa del Este y criado en el barrio de clase media de Weequahic, Philip Milton Roth, eterno candidato al premio Nobel, que nunca lleg¨® a conquistar, recibi¨® otros de los premios m¨¢s se?alados como dos National Book Awards, dos National Book Critics, tres PEN/Faulkner Awards, un Pulitzer y un Man Booker International.
Tras publicar 31 obras a lo largo de su carrera, el autor de El lamento de Portnoy (1969), que lo catapult¨® al ¨¦xito con la tormentosa relaci¨®n con el sexo del personaje Alexander Portnoy, y de la ya legendaria Trilog¨ªa americana, que le abri¨® definitivamente las puertas del Olimpo literario ¨CPastoral americana (1997), Me cas¨¦ con un comunista (1998) y La mancha humana (2000)¨C, tom¨® la decisi¨®n de dejar la escritura en 2012, a?o en que fue galardonado con el Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras, cerrando una trayectoria magistral que arranc¨® con la publicaci¨®n en 1959, cuando ten¨ªa 26 a?os, de Goodbye Columbus, un conjunto de cinco relatos y una novela de amor que le vali¨® uno de los premios m¨¢s prestigiosos de Estados Unidos, el National Book Award.
Con Roth desaparece el ¨²ltimo de los gigantes de las letras americanas del siglo pasado, junto con Saul Below (1915-2005) y John Updike (1932-2009), y una figura central de la fecunda narrativa jud¨ªa estadounidense al lado del propio Bellow, Bernard Malamud (1914-1986) y Norman Mailer (1923-2007), brillando por su capacidad para profundizar en las obsesiones de la cultura de su propia comunidad.
Roth no se sent¨ªa c¨®modo con su reiterada categorizaci¨®n como escritor jud¨ªo-american
Roth, sin embargo, no se sent¨ªa c¨®modo con su reiterada categorizaci¨®n como escritor jud¨ªo-americano. "Ese ep¨ªteto no tiene sentido para m¨ª", dijo. "Si no soy un americano, no soy nada", o, como resumi¨® en otra ocasi¨®n rechazando la acotaci¨®n comunitaria y resaltando su prop¨®sito de universalidad: "Yo no escribo jud¨ªo, escribo estadounidense". En su autobiograf¨ªa Los hechos (2008), dec¨ªa con humor a prop¨®sito de su padre: "Su repertorio nunca ha sido enorme: familia, familia, familia, Newark, Newark, Newark, jud¨ªo, jud¨ªo, jud¨ªo. M¨¢s o menos como el m¨ªo".
La introspecci¨®n psicol¨®gica ¨Crecurriendo al uso del alter ego; como el novelista Nathan Zuckerman, voz de nueve de sus novelas¨C fue permanente campo de batalla del prol¨ªfico Roth, con obras memorables como Patrimonio (1991), en la que el protagonista examina su compleja relaci¨®n con su padre y se sit¨²a ante la dificultad de ser testigo de su agon¨ªa hasta su muerte. En su obituario, The New Yorker ha recordado los temas preferidos de Roth: ¡°La familia jud¨ªa, el sexo, los ideales americanos, la traici¨®n de los ideales americanos, el fanatismo pol¨ªtico y la identidad personal¡±.?
En una entrevista en 1985, Roth defin¨ªa as¨ª la cuesti¨®n esencial sobre la que rotaba como su literatura: "Es la tensi¨®n entre el hambre de libertad personal y las fuerzas de la inhibici¨®n", dec¨ªa aludiendo a la lucha del individuo contempor¨¢neo con los cors¨¦s tradicionales y personales.
En enero, despu¨¦s de a?os alejado de los medios, el autor de La visita al maestro (1979) concedi¨® una entrevista a The New York Times en la que afirmaba que la lectura ¨Csobre todo obras de Historia¨C hab¨ªa reemplazado su pasi¨®n por la escritura y explicaba que hab¨ªa dado por finalizada su carrera al tomar conciencia de que hab¨ªa dado de s¨ª todo lo que llevaba dentro: ¡°Hab¨ªa sacado lo mejor de mi trabajo, y lo siguiente ser¨ªa inferior¡±. ¡°Ya no pose¨ªa la vitalidad mental, ni la energ¨ªa verbal o la forma f¨ªsica necesarias para construir y mantener un largo ataque creativo de cualquier duraci¨®n sobre una estructura tan compleja y exigente como una novela¡±. Cuando opt¨® por dejar el oficio, Philip Roth peg¨® un post-it en su ordenador que le¨ªa: "La lucha con la escritura ha terminado". Para evaluar su obra, citaba esta frase que dijo hacia el final de su vida el boxeador Joe Louis: "Lo hice lo mejor que pude con lo que ten¨ªa".
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