La carta del amante de Proust: ¡°Nunca me desanimar¨¦ mientras sienta por usted un gran afecto...¡±
Sotheby¡¯s pone en venta papeles privados del autor de ¡®En busca del tiempo perdido¡¯, incluida parte de su correspondencia con el m¨²sico Reynaldo Hahn, su ¡°dios disfrazado al que ning¨²n mortal reconoce¡±
Marcel Proust (1871-1922) fue un hombre de relaciones. Hoy dir¨ªamos de redes. Su vida y su obra son un constante entrar y salir de amigos y conocidos, de autores admirados y de admiradores, de parientes y amantes.Puede constatarse f¨¢cilmente en las cartas, manuscritos y libros dedicados por escritores contempor¨¢neos que ayer se subastaron en la sede de Sotheby¡¯s del proustiano Faubourg Saint Honor¨¦ de Par¨ªs, por un total de 745.464 euros.
Procedente de la colecci¨®n de Marie-Claude Mante, una de las tres sobrinas-nietas del autor de En busca del tiempo perdido, la colecci¨®n ilumina detalles de su vida privada. Desde asuntos en apariencia menores, pero significativos para los miembros devotos del culto a Proust, como es la ubicaci¨®n exacta de la habitaci¨®n donde pas¨® largas temporadas en el Grand H?tel de Cabourg, en Normand¨ªa, hasta su relaci¨®n con el gran amor de su vida, el m¨²sico de origen venezolano Reynaldo Hahn.
¡°Es sorprendente que en una colecci¨®n familiar todav¨ªa haya cosas in¨¦ditas, a¨²n no publicadas¡±, dice Beno?t Puttemans, especialista de Sotheby¡¯s. No todos los documentos eran in¨¦ditos, explica. Muchas de las cartas y manuscritos ya se hab¨ªan visto o publicado, como las 138 cartas que le dirige el editor Gaston Gallimard. Estas cartas permiten entender la compleja relaci¨®n con la editorial que inicialmente rechaz¨® la publicaci¨®n de su obra.
¡°En algunos casos, los especialistas no lo hab¨ªan visto, estaban guardados en casa¡±, a?ade Puttemans. Es el caso de nueve cartas, hasta ahora desconocidas, de Hahn a Proust, una nota de gastos del Grand H?tel de Cabourg, o, en un terreno m¨¢s literario, un pastiche in¨¦dito ¡ªProust practicaba con talento el arte de la imitaci¨®n literaria¡ª del cr¨ªtico brit¨¢nico John Ruskin, o los libros dedicados de contempor¨¢neos como Andr¨¦ Breton y Philippe Soupault, Charles Maurras, Maurice Maeterlinck o Blaise Cendrars.
¡°La particularidad [de esta venta] son las cartas a Proust y los libros de su biblioteca personal¡±, dice Anne Heilbronn, vicepresidenta de Sotheby¡¯s Francia. Son documentos que Marcel Proust dej¨® en herencia a su hermano, Robert. De este pasaron a su hija Suzy Mante-Proust y, a la muerte de esta, se repartieron entre sus tres hijos: Patrice, Marie-Claude y Dominique. Con esta ¨²ltima venta habr¨¢n salido al mercado los lotes de la rama de Patrice y Marie-Claude. Faltar¨¢ el tercero.
¡°En la venta hay una parte cient¨ªfica que es real pero finalmente modesta¡±, dice Jean-Yves Tadi¨¦, seguramente el mayor especialista en Proust, bi¨®grafo del escritor y responsable de la edici¨®n cr¨ªtica can¨®nica. Se refiere a que las revelaciones filol¨®gicas, las novedades para los estudiosos, son escasas. Pero a?ade: "La parte afectiva que es considerable¡±. Tadi¨¦, autor del texto que encabeza el cat¨¢logo de la subasta, alude las cartas, dibujos, libros y documentos sobre su vida privada, que, en un autor que una novela monumental en primera persona, es dif¨ªcil de disociar de su obra literaria.
Reynaldo Hahn, que fue una presencia constante de Proust durante toda su vida, es el gran protagonista de estos documentos. Hahn (1874-1947) no aparece disfrazado bajo ning¨²n personaje en En busca del tiempo perdido, pero s¨ª en Jean Santeuil, la novela inconclusa escrita en su juventud. En una de las cartas, que estos d¨ªas se han expuesto en el Faubourg Saint-Honor¨¦, datada a finales de marzo de 1896, Proust escribe a Hahn: ¡°Quiero que usted est¨¦ [en la novela] todo el tiempo, pero como un dios disfrazado al que ning¨²n mortal reconoce¡±.
Entre las cartas escritas por Hahn, destaca una sin fecha en la que, en tono jocoso, relata una jornada tipo en la vida sedentaria amigo Marcel, y otra de 1898 en la que, en ocasi¨®n de la muerte del poeta St¨¦phane Mallarm¨¦, le rega?a por no dar noticias suyas. ¡°Todo en la vida es cuesti¨®n de malentendidos, quiz¨¢ usted piense que yo prescindo de sus noticias: es un signo de que usted prescindir¨ªa f¨¢cilmente de las m¨ªas: pero nunca me desanimar¨¦ mientras sienta por usted un gran afecto¡±.
Tadi¨¦ explica que Hahn fue ¡°el gran amor¡± de Proust, ¡°aunque hubo otros¡±. ¡°Marcel Proust era un escritor de genio, Reynaldo Hahn era un m¨²sico de talento, no de genio. Desgraciadamente Proust y Debussy no fueron amigos. Habr¨ªa sido mucho mejor en el plano del arte¡±. No compart¨ªan gustos musicales, m¨¢s modernos en el caso del escritor y m¨¢s conservadores en el del m¨²sico. ¡°El problema de Reynaldo Hahn es que fue un genio a los 15 a?os pero despu¨¦s no intent¨® crear un lenguaje nuevo, al contrario que Proust¡±.
En la herencia de Marie-Claude Mante, figura un dibujo in¨¦dito de Proust en el que aparece Hahn con el nombre de algunas de sus obras musicales en el vestido, y otro de Proust en el lecho de muerte, obra de uno de los m¨²ltiples artistas que le retrataron en este trance, Jean-Claude Eschemann.
Pero si hay una scoop entre estos papeles, una verdadera noticia ¡ªnoticia en el mundillo de los proustianos¡ª es la nota de gastos de agosto de 1911 en el Grand H?tel de Cabourg, modelo de Balbec en En busca del tiempo perdido. Gracias a este documento se sabe ahora que Proust ocup¨® las habitaciones 417, 418 y 419. Hasta ahora se desconoc¨ªa el n¨²mero de la habituaci¨®n: la 418 en el cuarto y ¨²ltimo piso.
¡°?Por qu¨¦ el cuarto piso?", se pregunta Tadi¨¦. "Porque no hab¨ªa clientes encima. Y alquilaba tres habitaciones para no tener ruido a izquierda y derecha¡±.
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