Tres viajes con Lorca por Am¨¦rica
Una trilog¨ªa de documentales repasa la huella del poeta en su paso por Nueva York, Buenos Aires y Montevideo
Su sal¨®n est¨¢ lleno de fotos. Nietos, bisnietos, por supuesto sus hijos. Con 93 a?os, Dorita Neuman guarda los recuerdos m¨¢s queridos donde pueda verlos siempre. Entre tantos familiares, sorprende la imagen de un intruso, aunque hasta cierto punto. Porque Federico Garc¨ªa Lorca, para ella, es como ¡°un hijo o un novio¡±, explica su nieto, el escritor Andr¨¦s, ante la c¨¢mara. Han pasado 84 a?os desde que esta argentina acudiera al estreno en Buenos Aires de Bodas de sangre. Tan solo rememora un momento de la obra que su padre le descubri¨® ¨C¡°?Con un cuchillito que apenas cabe en la mano!¡±¡ª, pero el hechizo contin¨²a desde entonces. As¨ª lo cuenta en Luna grande. Un tango por Garc¨ªa Lorca, uno de los tres documentales que presenta el cineasta Juan Jos¨¦ Ponce sobre el poeta y sus viajes por Am¨¦rica. A trav¨¦s de entrevistas, cartas e im¨¢genes de archivo, el filme persigue revivir otra huella: la que el granadino dej¨® en la urbe que le asombr¨® y le acogi¨® con entusiasmo en 1933. ¡°Como a un torero¡±, por usar sus palabras.
El filme se ver¨¢ en un ¨²nico estreno en toda Espa?a ¡ªen la lista, de momento, falta Granada¡ª, Argentina y varios pa¨ªses m¨¢s (EE UU, Francia, Canad¨¢, Italia¡) el 5 de junio, cuando se cumplan 120 a?os del nacimiento del autor. La proyecci¨®n tambi¨¦n incluir¨¢ Lunas de Nueva York, segundo cap¨ªtulo de la trilog¨ªa f¨ªlmica, sobre el paso de Lorca por EE UU. La tercera entrega empezar¨¢ su producci¨®n en noviembre. Y afrontar¨¢ la visita a M¨¦xico que so?¨® y plane¨® antes de ser asesinado en 1936.
Pero, ?qu¨¦ se puede contar sobre un autor ya desmenuzado por libros y pel¨ªculas? ¡°Quiero narrar Lorca y sus viajes con una visi¨®n contempor¨¢nea. M¨¢s que el aplauso de los expertos, busco que espectadores como mi madre entiendan su figura¡±, explica Ponce. El director admite no ser ¡°experto¡± en el poeta ¡ªs¨ª lo es Antonio Ramos Espejo, el periodista que concibi¨® el proyecto¡ª, as¨ª que ha pedido una doble ayuda: al pasado y al presente. Fotos y grabaciones en blanco y negro del granadino y sus destinos desfilan mientras la voz en off de Antonio de la Torre interpreta las cartas que Lorca remit¨ªa a su familia; se muestra la irrefrenable Buenos Aires de los treinta, capital del teatro latinoamericano, en pleno auge del tango, y se ense?an peri¨®dicos locales celebrando la llegada del granadino a la ciudad.
Por otro lado, una marea de expertos y admiradores del escritor, de Ver¨®nica Forqu¨¦ a Juan Echanove, de Ian Gibson a Antonio Mu?oz Molina o Laura Garc¨ªa Lorca, reconstruye sin pausa pedazos del gigantesco puzle que vivi¨® Lorca esos a?os. Y la c¨¢mara de Ponce sale a la caza de sus improntas actuales: la tumba donde yace su padre, Federico Garc¨ªa Rodr¨ªguez, en Nueva York, el mural que el grafitero El ni?o de las pinturas le acaba de dedicar en la misma ciudad, o los titiriteros que representan El retablillo de Don Cristobal para criticar la sociedad contempor¨¢nea.
Justo en Buenos Aires Lorca estren¨® por primera vez una obra de t¨ªteres. Y no solo: la capital argentina le regal¨® mucho m¨¢s. ¡°Fue la primera estrella medi¨¢tica de la literatura en espa?ol¡±, asegura en el documental el escritor Santiago Roncagliolo. Porque el Lorca que viaj¨® a Nueva York, en 1929, "era un muchacho de pueblo, que antes solo hab¨ªa estado en Madrid¡±, seg¨²n Ponce, y se qued¨® fascinado con los edificios, los locales de jazz y la libertad sexual de EE UU. Pero el que visita Buenos Aires y Montevideo cuatro a?os despu¨¦s es un astro literario que decenas de periodistas acogen en el aeropuerto, que se encuentra con Borges y se hace amigo de Neruda y que confiesa en una carta estar ¡°deslumbrado de tanta popularidad¡±. En Argentina, Lorca persigue tambi¨¦n otro cambio: mantenido hasta entonces por su padre y las subvenciones a su compa?¨ªa teatral, el documental considera que el triunfo sudamericano le entrega al fin cierta independencia econ¨®mica.
Por m¨¢s que buscara, eso s¨ª, hay una huella de Lorca que ni la trilog¨ªa de Ponce encontr¨®: su voz. M¨¢s all¨¢ del lugar de su sepultura, nadie ha hallado tampoco archivos que permitan escuchar c¨®mo hablaba Lorca. Y eso que a la saz¨®n dio decenas de entrevistas en radios argentinas. ¡°Si hay un lugar donde encontrar su voz, debe ser alg¨²n s¨®tano de Buenos Aires¡±, se dice en el documental. Todo un indicio. Tal vez, alg¨²n d¨ªa, sea el arranque de otra historia.
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