¡®El presidente ha desaparecido¡¯, Bill Clinton ha vuelto
El ex mandatario publica una novela de suspense junto con el mago de los superventas policiacos James Patterson. La trama transcurre en la Casa Blanca
Bill Clinton ha entrado en el mundo de la ficci¨®n. El 42? presidente de Estados Unidos se ha lanzado a la ins¨®lita aventura de escribir una novela de suspense junto con el mago de los superventas policiacos James Patterson. La obra, de la que EL PA?S ofrece hoy un adelanto, no busca subterfugios. Muy al estilo Clinton, va directa al grano y ya en su t¨ªtulo, El presidente ha desaparecido marca el rumbo de su trama: una terror¨ªfica crisis mundial y un mandatario, Jonathan Lincoln Duncan, en paradero desconocido. A lo largo de 600 p¨¢ginas, Clinton vuelve a la Casa Blanca y juega a la intriga.
La oratoria de Clinton fue alabada en su tiempo; la prosa, algo menos. Hasta la fecha, su obra escrita m¨¢s importante correspond¨ªa a su autobiograf¨ªa, Mi vida, publicada en 2004. Pero su ¨¦xito se debi¨® m¨¢s a la curiosidad, en especial por episodios como el caso Lewinsky, que a la estil¨ªstica.
Ahora, Clinton se ha adentrado en un universo nuevo y ha pasado a crear una trama propia y situarla en el Despacho Oval. Para ello, ha contado con la ayuda del prol¨ªfico Patterson, un bulldozer editorial que lleva vendidos en el mundo 375 millones de libros y posee el r¨¦cord de best-sellers en EEUU. ¡°Hay muy pocos antecedentes de presidentes novelistas. Jimmy Carter public¨® El avispero, sobre la Guerra de Independencia. Y Franklin Rooselvelt empez¨® a escribir novelas de misterio, pero no las termin¨®¡±, explica Patrick Maney, historiador del Boston College.
Cu¨¢nto han pagado a Clinton por su autor¨ªa y hasta qu¨¦ punto ha intervenido en la manufactura del libro es un misterio. En su ¨²nica comparecencia hasta la fecha, ambos autores dieron a entender que la obra, que en Espa?a publica la editorial Planeta, es el fruto de una estrecha colaboraci¨®n.
¡°A veces, cuando est¨¢bamos escribiendo o discutiendo un giro en la trama, suger¨ªa cosas que a Jim le parec¨ªan tra¨ªdas por los pelos. Yo entend¨ªa por qu¨¦ se lo parec¨ªan, pero le ten¨ªa que decir: `Sabiendo lo que s¨¦, Jim, esto podr¨ªa pasar sin problemas¡±, ha explicado Clinton.
¡°Ni hace falta decir que tuvimos grandes conversaciones sobre la presidencia, la vida en Washington y la situaci¨®n de EEUU y el resto del mundo¡±, ha indicado Patterson, cuyo personaje de ficci¨®n m¨¢s conocido es Alex Cross, un psic¨®logo que perteneci¨® al FBI y que ya ha sido el protagonista de 63 novelas, en su mayor¨ªa grandes ¨¦xitos.
El resultado de este trabajo mancomunado es una novela donde prima la intriga. Escrita en primera persona, no se trata de una reflexi¨®n sobre el mundo contempor¨¢neo, la crisis de la democracia liberal o la era Trump. No. Son p¨¢ginas destinadas a devorarse sin servilleta. Una trama que condensa tres d¨ªas de pura acci¨®n.
¡°Esto va de un presidente de Estados Unidos que se ve envuelto en una terror¨ªfica crisis mundial y desaparece. ?Suena dram¨¢tico? Pues lo es. La novela te lleva al interior de la Casa Blanca, te hace sentir el filo de las decisiones, el stress, los peligros del mundo y la importancia de la presidencia americana¡±, ha dicho Patterson.
La publicaci¨®n viene precedida por los tambores del ¨¦xito. Firmas archiconocidas, editoriales poderosas y tramas de digesti¨®n acelerada. Pero, junto a su posible tir¨®n de ventas, el libro tambi¨¦n supone la vuelta al ruedo de un presidente que, sin necesidad de cat¨¢strofes mundiales, andaba medio desaparecido.
Desde que el 20 de enero de 2001 abandon¨® la Casa Blanca, Clinton ha visto difuminarse su figura pol¨ªtica. No ha sido un fen¨®meno brusco ni ha llegado a completarse, pero la distancia recorrida en estos 17 a?os le ha alejado mucho de aquel brillante e invencible pol¨ªtico que se march¨® con la valoraci¨®n m¨¢s alta obtenida desde la II Guerra Mundial por un presidente al dejar el cargo.
Durante los primeros a?os fuera del Despacho Oval, mantuvo cierta presencia pol¨ªtica e hizo lo esperable. Public¨® su libro de memorias, dio conferencias y particip¨® en un pu?ado de causas nobles. Sin grandes destellos, prosigui¨® ese lento declive hasta que la emergencia de su esposa, Hillary Clinton, acab¨® por eclipsarle y le releg¨® a un espacio difuso, donde su figura cada d¨ªa es m¨¢s anecd¨®tica, aunque no menos querida. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de decir adi¨®s al poder a¨²n es m¨¢s popular que su mujer y, desde luego, que el turbulento Trump. ¡°Aunque los esc¨¢ndalos y el fallido impeachment redujeron su influencia hist¨®rica, su gran legado fue reconvertir y devolver la relevancia al Partido Dem¨®crata. Y eso no se olvida¡±, indica Russell Riley, profesor de historia de la Universidad de Virginia.
A sus 71 a?os, parte de esta popularidad se debe a que evita cuidadosamente las pol¨¦micas. A diferencia de Hillary, que a¨²n bebe la hiel de la derrota, Bill Clinton, vegano y sonriente, se ha lanzado por la pendiente dulce de los d¨ªas. Una semana se le puede ver tost¨¢ndose al sol de Haw¨¢i con el actor Pierce Brosnan y a la otra participar en un homenaje sorpresa a Alec Baldwin. No es que reh¨²ya de las causas humanitarias, pero s¨ª se percibe que se sit¨²a siempre lo m¨¢s lejos posible de la Casa Blanca. Despu¨¦s de haber sobrevivido a tantos golpes, es due?o de su vida y, desde ahora, el autor de sus propias ficciones.
Contratos millonarios
Cada presidente de Estados Unidos busca su propio camino. Jimmy Carter, mediante su fundaci¨®n, hace tiempo que hizo olvidar su desastroso mandato y en 2002 lleg¨® a ganar un Premio Nobel de la Paz. George Bush padre se veng¨® de la historia a trav¨¦s de su hijo y, en una pirueta impredecible, vio c¨®mo su figura de estadista se engrandec¨ªa gracias a los desmanes de su v¨¢stago en Irak. Este, denostado en su d¨ªa por republicanos y dem¨®cratas, va camino de lograr su absoluci¨®n gracias a los excesos de Trump, pero tambi¨¦n por el florecimiento de su faceta de hombre campechano y dedicado a la pintura.
En este ramillete, Obama a¨²n sigue siendo una inc¨®gnita. En su primer a?o, ha mantenido un perfil pol¨ªtico bajo, pero ha corrido lo suyo para asegurarse los ingresos futuros. Junto con su esposa, Michelle, ha vendido sus memorias a Penguin Random House por 61 millones de d¨®lares, y ha firmado por una cantidad oculta con Netflix para producir en exclusiva documentales, series y pel¨ªculas originales.
Frente a las fortunas personales de los Bush y los contratos astron¨®micos de los Obama, las ganancias de Clinton palidecen. Aparte de su ingreso fijo como presidente (207.000 d¨®lares anuales), la mayor¨ªa de sus beneficios proceden de sus conferencias (200.000 d¨®lares cada una, la mitad que Obama y un poco m¨¢s que Bush hijo). A ello ha a?adido ahora, el fajo de millones que a buen seguro le han pagado las editoriales por el thriller.
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