Exaltaci¨®n de la extrema juventud

En los a?os treinta, en Par¨ªs, un joven, al que la ciudad parece pertenecerle, lleva bien visible sobre el rostro la marca de su libertad. Quiere cambiarlo todo y detesta a los burgueses, les insulta en cuanto se le ponen a tiro. Pero no es como un ¡°indignado¡± farruco de nuestro tiempo, sino m¨¢s bien un poeta de gran talento, el rimbaud de un grupo de j¨®venes (Roger Gilbert-Lecomte y Ren¨¦ Daumal, entre otros) que han creado la radical revista Le Grand Jeu (El Gran Juego). Es uno de los que se concentran en el c¨¦lebre cruce Vavin, en la cima de la colina del Monte Parnaso, donde los poetas parisinos se re¨²nen para intercambiar ideas. Se llama Pierre Minet, ha llegado a Par¨ªs desde la provinciana Reims, y es uno de los m¨¢s ac¨¦rrimos ¡°enemigos de la vida cotidiana¡±. Est¨¢ dispuesto a crear una vida nueva. Aunque una noche, detr¨¢s de la ?pera, un burgu¨¦s socarr¨®n le vaticina que acabar¨¢ como todos, volviendo al reba?o de los imb¨¦ciles. No lo creo, le dice Minet, incapaz de verse un d¨ªa vestido con la librea del vencido.

Veinte a?os despu¨¦s, en 1947, Minet escribe La derrota (Pepitas de Calabaza) para narrar que, en efecto, acab¨® vencido. Por el amor de una mujer, por la artista Lillian Fisk, dej¨® la poes¨ªa y los abismos. Arrastra una gran verg¨¹enza por ello y rememora algunos de aquellos d¨ªas radicales escribiendo una exaltaci¨®n brillant¨ªsima de la libertad y de la felicidad que estuvieron en el n¨²cleo central de su juventud extrema: ¡°Borracho o no, yo lanzaba feroces reprimendas, pon¨ªa a caldo a vivos y muertos: ?La literatura es una porquer¨ªa! ?C¨®mo? ?Balzac? ?Eso es la obesidad! ?Hay que demolerlo todo! ?La verdad est¨¢ en la destrucci¨®n! ?Me hac¨¦is re¨ªr con vuestros grandes hombres!¡±.

No deber¨ªa renunciarse nunca, dice un maduro Minet en La derrota, a la radical libertad que nos da la juventud, y, menos a¨²n, renunciar a la poes¨ªa. Con su potente libro logr¨® impresionar a uno de los cr¨ªticos m¨¢s l¨²cidos de la Europa del siglo pasado, Bobi Bazlen, que, en su informe de lectura para una editorial turinesa, subray¨® la alucinante euforia radical de La d¨¦faite (La derrota). Seg¨²n Bazlen, el libro le dejaba a uno calado hasta los huesos, profundamente abochornado por la horrible vida cotidiana que llevamos todos. No recordaba, dec¨ªa Bazlen, haber le¨ªdo nunca un texto en el que la intolerancia fuera tan instintiva, y tan aut¨¦ntica, y tan alejada de toda posibilidad de compromiso.

En su pr¨®logo, Julio Monteverde resalta c¨®mo La derrota es un concentrado, la cristalizaci¨®n del esp¨ªritu de revuelta de toda una ¨¦poca; un libro en el que Minet no nos cuenta su vida, ni tampoco exactamente una derrota, sino que describe un estado. Un estado de gloria. Una forma genial ¡ªla poes¨ªa¡ª de estar en el mundo. Pero hoy Par¨ªs nada tiene que ver con aquel esp¨ªritu del cruce Vavin. Hoy el joven Minet, nos dice Monteverde, no habr¨ªa durado ni un d¨ªa sin ser descubierto, grabado, telemetrado, rastreado, fichado, indexado, delatado, detenido, interrogado y finalmente neutralizado. Y borrado.