La exquisitez del plato recalentado
El d¨¦cimo ¨¢lbum de Jayhawks recibe una calificaci¨®n de 6 sobre 10.
Quienes conozcan la saga Fargo se har¨¢n una idea de lo que significa la expresi¨®n ¡®¡¯Minnesota nice¡¯¡¯, la mezcla de inefable afabilidad y elocuente simpleza con que se comportan los ciudadanos del estado norte?o del que proviene la banda liderada por Gary Louris. Desde 1985, en una de esas alianzas art¨ªsticas que tan fruct¨ªferas resultan en un contexto pop ¡ªcompleja y vol¨¢til en el caso de Louris y el desterrado Mark Olson¡ª, The Jayhawks contribuyeron a la activaci¨®n de un nuevo revivalismo de las ra¨ªces que contradec¨ªa el furor del grunge. Concibieron elep¨¦s grandiosos, Hollywood town hall (1992) y Tomorrow the green grass (1995), inagotables para quienes gustan del cruce entre esencias campestres y melod¨ªas a varias voces, un sonido org¨¢nico donde guitarras, teclados y voces se funden en deleitosa ambros¨ªa. Tras la baja de Olson, que regresar¨¢ al grupo ocasionalmente, el proyecto queda en manos de Louris en obras que, como Sound of lies (1997) o Smile (2000), ampl¨ªan el horizonte de una formaci¨®n especializada en brochazos de melancol¨ªa aliviados por gr¨¢ciles armon¨ªas. Una f¨®rmula perfeccionada hasta sedimentar la ampulosa elegancia que anim¨® a Ray Davies a contratarles para su d¨ªptico Americana.
No son The Jayhawks m¨²sicos dados a las emociones fuertes; de hecho, pueden resultar empalagosos. Su fortaleza se trama en la suavidad de fibras que al enhebrarse producen prendas c¨®modas m¨¢s que vistosas. Lo reafirma su d¨¦cimo ¨¢lbum, asalto al frigor¨ªfico en el que Louris, al parecer improductivo en su rol compositor, recurre a nueve antiguos manjares firmados a medias con otros artistas ¡ªalgunos publicados, otros in¨¦ditos¡ª y a?ade dos recientes temas propios. Reformular estas canciones con la banda, en solo dos jornadas de reconcentradas sesiones, aporta prestancia al material y les devuelve a su senda tras pasados experimentos con tonalidades m¨¢s artificiosas. Desbarata asimismo la cuesti¨®n de si Louris compondr¨¢ en distinta tesitura para Jayhawks a cuando trabajaba con las tejanas Dixie Chicks, de las que se incluyen las sensacionales Everybody knows y Bitter end. Es precisamente la perspectiva consensuada del encargo, m¨¢s que la espont¨¢nea creaci¨®n, lo que parad¨®jicamente engrandece esta selecci¨®n de platos recalentados. Y el gesto democr¨¢tico del jefe, que deja cantar a la teclista Karen Grotberg en la cimbreante Cryin¡¯ to me o en Eldorado, y al bater¨ªa Tim O¡¯Regan en otras dos tonadas.
THE JAYHAWKS
Back Roads and Abandoned Motels.
Legacy Recordings-Sony Music.
Calificaci¨®n: 6 sobre 10.
Entre tanta miel sobre hojuelas, exhiben gravedad dram¨¢tica y poso emocional en las sustanciosas Gonna be a darkness, compuesta junto a Jakob Dylan para la serie True blood, o Bird never flies, maravilla escrita junto al neoyorquino Ari Hest. Finalmente, la suma de narrativas sentimentales y erosionados paisajes hace de Back roads and abandoned motels ¡ªt¨ªtulo ilustrado en portada por una crepuscular fotograf¨ªa de Wim Wenders¡ª algo m¨¢s que otro ejercicio de esmerada profesionalidad. Al contrario que en Fargo, no hay truculencia en estas once grabaciones: les puede el proverbial y gentil recato de Minnesota. A cambio, rebosan la refinada artesan¨ªa de una dign¨ªsima maquinaria de rock suave y bals¨¢micos lamentos. Ahora toca volver a la carretera.
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