Cuarenta a?os despu¨¦s, apelando otra vez a la Constituci¨®n
Las feministas creen llegado el momento de que la ley fundamental visibilice y potencie la igualdad entre sexos
La palabra mujer se cita solo dos veces en la Constituci¨®n. La primera para describir el matrimonio y la segunda para eliminar el derecho a la sucesi¨®n de la Corona de las hijas si tienen alg¨²n hermano. El resto est¨¢ escrito en ese gen¨¦rico masculino en el que muchas ya no se reconocen: los espa?oles, los trabajadores, los ciudadanos, o aquel ¡°todos tienen derecho a la vida¡± en lugar de ¡°todas las personas¡± donde se ha atascado durante a?os el debate del aborto. Y eso que las feministas ya avisaron en 1978... Con la f¨®rmula ¡®todos¡¯ caben tambi¨¦n los fetos, con ¡®personas¡¯ quiz¨¢ no.
?Han pasado 40 a?os desde que se redactaba la Constituci¨®n y ahora que sobre ella planea una reforma las mujeres no quieren perder la oportunidad que les fue negada entonces. Ni una sola hubo en aquella comisi¨®n; la oposici¨®n se ejerci¨® puertas afuera. La vicepresidenta Carmen Calvo ha pedido a la Real Academia Espa?ola (RAE) que informe sobre la posibilidad de cambiar esa redacci¨®n de la ley fundamental por un lenguaje inclusivo y se ha armado el bel¨¦n. Algunos acad¨¦micos manifiestan cierta alergia al lenguaje inclusivo, aunque no conocen las propuestas que sobre este asunto se hacen desde los a?os ochenta. Y algunas acad¨¦micas son de otro parecer.
¡°El lenguaje inclusivo no es un lujo cultural, ni solo una oportunidad de visibilizar a la mujer, tambi¨¦n tiene efectos pr¨¢cticos y en la Constituci¨®n qued¨® demostrado¡±, empieza Bego?a San Jos¨¦, del F¨®rum de Pol¨ªtica Feminista, una hist¨®rica del movimiento. Recuerda que entonces no se hablaba de lenguaje inclusivo como tal, pero en algunos art¨ªculos el redactado dejaba cierto tufillo ¡°de supeditaci¨®n de la mujer al hombre o a un concepto familiar muy franquista¡± que ellas trataban de eliminar. ¡°Si se abre la Constituci¨®n habr¨¢ que emplearse en la garant¨ªa de los derechos sociales y ah¨ª el lenguaje inclusivo ser¨¢ muy importante¡±, dice.
Carmen Calvo cree llegado el momento de que el texto constitucional ¡°tenga un lenguaje respetuoso con ambos g¨¦neros que eso se corresponda con una democracia desarrollada con los derechos plenos de las mujeres¡±. Asegura, en declaraciones a este peri¨®dico, que se ha consultado a la RAE por deferencia con la instituci¨®n y no entiende por qu¨¦ se ha montado esa pol¨¦mica. ¡°Quien no entienda que las mujeres no nos podemos sentir llamadas en masculino es que no quiere entenderlo¡±, zanja. ¡°Hay que ir cambiando las cosas con normalidad, cuidado y esfuerzo¡±, a?ade.
La muchacha tom¨® la palabra y solo dijo una cosa: ?cojones!
En 1975, Teresa Meana estaba en una asamblea estudiantil multitudinaria en la Universidad de Oviedo. All¨ª nadie se aclaraba. Un joven se quej¨®: "?Esto es una asamblea o qu¨¦ cojones es?". Otro le respondi¨®: "Cuidado compa?ero, que hay se?oritas aqu¨ª". Algo despu¨¦s le lleg¨® el turno de palabra a Bego?a, la amiga de Teresa. "Solo quiero decir una cosa: ?cojones!". "Entonces era una liberaci¨®n. Las palabras nos pertenecen a todos y a todas y lo que no se nombra, no existe, llevamos a?os record¨¢ndolo", dice Teresa Meana. Por eso el mundo feminista no reconoce gran autoridad a la RAE, donde no encuentran eco. En 1889, Teresa Claramunt escrib¨ªa: "En el orden moral, la fuerza se mide por el desarrollo intelectual, no por la fuerza de los pu?os. Siendo as¨ª, ?por que se ha de continuar llam¨¢ndonos sexo d¨¦bil?". Lo recuerda Nuria Varela en su libro Feminismo para principiantes ?(Ediciones b). M¨¢s de un siglo se ha a?adido un "¨²sese con intenci¨®n despectiva o discriminatoria". En 2001, la RAE defin¨ªa feminismo como una "doctrina favorable a la mujer...". Ahora es: " Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre".
¡°Si dicen que ellos son meros notarios de los que ocurre, que est¨¦n m¨¢s atentos¡±, pide Justa Montero.
El asunto ha saltado r¨¢pido a un primer plano y en esta ocasi¨®n las mujeres no parecen dispuestas a que otros aspectos, como las nacionalidades o los territorios, arrumben la igualdad. ¡°En aquellos a?os fuimos gradualmente posibilistas. Yo en el PSOE me pas¨¦ 20 a?os tratando de que los l¨ªderes nos mencionaran en sus discursos y siempre se les olvidaba¡±, se?ala Mar¨ªa Izquierdo, diputada constituyente en 1978, quien valora lo conseguido en aquel texto, pero hoy ve otras exigencias de calado feminista. Y recuerda el muy digno papel que jugaron las mujeres diputadas de todos los partidos que hab¨ªa entonces, "incluso aquellas que pertenec¨ªan a partidos que las hab¨ªan nombrado con cierta voluntad de lo que se llamaba entonces mujeres floreros".
En efecto, los art¨ªculos 9 (¡°la libertad y la igualdad del individuo¡±) y 14 (¡°los espa?oles son iguales ante la ley¡±) han dado cobertura a numerosas leyes como la de Igualdad, Violencia de G¨¦nero, etc¨¦tera. ¡°Pero ahora podr¨ªa definirse el concepto de igualdad¡±, quiz¨¢ en el cap¨ªtulo preliminar, ¡°y eso dar¨ªa amparo a otros avances, como los que tienen que ver con la brecha salarial¡±, por ejemplo, dice Concepci¨®n Torres, secretaria de la Red Feminista de Derecho Constitucional y profesora de esta materia en la Universidad de Alicante. ¡°No fuimos sujetos del pacto constitucional, fuimos objeto de aquel pacto, por tanto, pactadas; y ahora queremos ser visibilizadas, que no se d¨¦ por supuesto que estamos bajo ese lenguaje masculino. Si somos sujeto, daremos v¨ªa a derechos espec¨ªficos que afectan a las mujeres, si no, solo nos har¨¢n gui?os, o nos los negar¨¢n cuando convenga. Adem¨¢s, la Constituci¨®n debe introducir la paridad como exigencia democr¨¢tica¡±, dice Torres, quien percibe entre su alumnado c¨®mo ha cambiado el cuento, y no solo entre las chicas, que ya no se ven representadas en la redacci¨®n del texto constitucional.
?Sin referentes
?A la muerte de Franco, las feministas espa?olas se rearmaron r¨¢pidamente, pero durante a?os estuvieron luchando sin referentes, enterrada la memoria de las grandes mujeres de la Rep¨²blica, ahora muy reivindicada. Ya en los primeros ochenta empiezan a salir gu¨ªas para incorporar el lenguaje inclusivo, como hizo el equipo Nombra, del Instituto de la Mujer en Madrid. Lo recuerda bien quien entonces era profesora de Lengua en Oviedo y previamente estudiante de filolog¨ªa en la universidad franquista, Teresa Meana. ¡°Antes de los ochenta, cuando se ped¨ªa la libertad de los presos, nosotras siempre a?ad¨ªamos: ¡®y de las presas por delitos espec¨ªficos¡¯, porque muchas mujeres estaban encarceladas por adulterio [hasta seis a?os] y por aborto. Pero el lenguaje inclusivo lleg¨® despu¨¦s¡±, dice. No se olvida de mencionar a las sabias de este asunto, Mercedes Bengoechea, Ana Ma?eru, Eulalia Lled¨®...
Por eso, cuando ahora la RAE muestra una actitud contraria al lenguaje inclusivo, las feministas ya no responden con la paciencia que tuvieron hace d¨¦cadas. ¡°No tengo el menor respeto por la Academia. En ingl¨¦s no hay y no pasa nada. ?Por qu¨¦ mantener un club de se?ores enfurru?ados que no respetan la igualdad. Su diccionario no refleja la lengua, refleja el poder. Parecen los due?os del idioma. En Francia, los acad¨¦micos se llaman a s¨ª mismos ¡®los inmortales¡¯. En fin¡±, dice Meana.
¡°Es verdad que entonces no nos preocup¨¢bamos tanto por el lenguaje, pero las discrepancias con el contenido s¨ª que nos obligaban a hacer una redacci¨®n distinta. Por ejemplo, siempre pedimos una educaci¨®n laica, mixta, gratuita y obligatoria, o sea, sin menoscabo por raz¨®n de sexo. El lenguaje es vital en cualquier texto jur¨ªdico o legal. Con el aborto se desmostr¨®: si en lugar de dejar aquel ¡®todos¡¯ lo hubieran cambiado por ¡®personas¡¯ nos habr¨ªamos evitado las argucias con el lenguaje que tanto han usado los antiabortistas¡±, dice Justa Montero, otra feminista hist¨®rica que se bati¨® el cobre en aquellos a?os. Unas hicieron lo que pudieron desde dentro del Congreso y otras protestaron a las puertas.
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