Eduardo Mendoza: ¡°Las personas se comportan muy mal y el mundo las jalea¡±
El escritor barcelon¨¦s publica la novela 'El Rey recibe', una historia de 1960 a 1975
Cuando gan¨® el Cervantes, hace dos a?os, e hizo su discurso ante los Reyes en Alcal¨¢ de Henares, Eduardo Mendoza le dijo a don Felipe que en ese momento estaba escribiendo una nueva novela, cuyo t¨ªtulo era El Rey recibe. ¡°?Recibe qu¨¦?¡±, le pregunt¨® el Rey. Aqu¨ª est¨¢ el resultado: la historia de Espa?a (y del mundo) desde 1960 a 1975, contada por uno de los grandes narradores espa?oles de posguerra. El libro, publicado por Seix Barral como todos los suyos, engrosa la lista abierta por La verdad sobre el caso Savolta, el primer libro rese?ado (por Garc¨ªa Hortelano) por EL PA?S en su historia. En todos sus libros, incluido aquel, este barcelon¨¦s de 75 a?os se muestra como lo describi¨® aqu¨ª Javier Rodr¨ªguez Marcos cuando hizo aquel discurso ante la pareja real: ¡°Zumb¨®n y melanc¨®lico¡±. En El Rey recibe esas dos caracter¨ªsticas se acent¨²an. Y en esta entrevista la melancol¨ªa aparece gravemente, sobre todo cuando, al final, habla del momento que ahora vive Catalu?a.
Pregunta. Parece una novela m¨¢s escrita por la persona Eduardo Mendoza que por el escritor de su nombre.
Respuesta. S¨ª, hay algo de eso. No quer¨ªa escribir novela. Me propusieron escribir unas memorias y as¨ª empec¨¦. Pero mi estilo es la novela y lo cambi¨¦ a un personaje que no tiene nada que ver conmigo. Las an¨¦cdotas son inventadas aunque hay un recorrido por mi vida. Pero insisto en que el personaje no soy yo, ni siquiera soy yo disfrazado.
Me resisto a aceptar esa visi¨®n desde?osa de la Transici¨®n
P. ?Ese Rufo ¡°felizmente insatisfecho¡± no es un poco Eduardo Mendoza?
R. No. El balance que hago de esos 25 a?os de mi vida es muy positivo. Soy ego¨ªsta pero no egoc¨¦ntrico. Todo me parece poco para m¨ª, pero me doy cuenta de la enorme suerte que he tenido.
P. Sobre los sesenta del siglo XX escribi¨® usted: ¡°En aquella ¨¦poca las personas todav¨ªa se comportaban de una manera irreprochable¡±.
R. S¨ª, claro, son frases muy simplificadas para ver si consegu¨ªa dar una idea general, no una descripci¨®n sociol¨®gica sino una sugerencia comparativa. Es verdad que ahora nos parece que la sociedad espa?ola era tremendamente obediente, circunspecta, se comportaban todos muy bien y el que se comportaba mal era sabido, se?alado. Afortunadamente eso ha cambiado.
P. Su personaje viene a Barcelona antes de la Transici¨®n, en Navidades, regresa a Nueva York para el fin de a?o, y se da cuenta de que en ambos sitios va a empezar una fiesta de la que ¨¦l se queda fuera.
R. Hay dos palabras que brotan, fiesta y aventura. Esta es mi experiencia y la que se resume al final del libro. Dejo Barcelona porque Espa?a es invivible, es una pecera donde te ahogas, y me voy a Nueva York, donde se me abre el horizonte. Pero se produce la Transici¨®n y pienso: ?vaya, una vez m¨¢s me he equivocado y la fiesta estaba all¨ª y no aqu¨ª! Pero ya no tengo remedio, no puedo ir col¨¢ndome en todas las fiestas. Es la sensaci¨®n con la que acaba el libro y con la que se abrir¨¢ la segunda parte: en Espa?a est¨¢ habiendo una fiesta en la que se paga una cara entrada, pero es una fiesta de ilusiones y de futuro, a la que estamos privados de participar los que nos fuimos.
P. ?En aquel preciso momento tuvo envidia de lo que ocurr¨ªa aqu¨ª?
R. Envidia no, tuve la sensaci¨®n de perd¨¦rmelo. Vine en ocasiones, claro, no renunci¨¦ totalmente. Lo vi y quiz¨¢ me llev¨¦ una impresi¨®n un poco de turista accidental, porque los que estaban aqu¨ª me dec¨ªan un poco lo mismo pero al rev¨¦s: ¡°Si t¨² supieras lo que es esto¡¡±. Pero yo llegaba y ve¨ªa unos cambios tremendos.
P. ?Cu¨¢ndo volvi¨®, en 1983, sinti¨® que las proclamas de desencanto eran reales o que nos est¨¢bamos quejando de vicio?
R. Las dos cosas. Hab¨ªa habido una etapa preparatoria de acumulaci¨®n de ilusiones que por fuerza ten¨ªa que desembocar en desencanto. S¨ª es verdad que en seguida se produjo un retroceso muy r¨¢pido y muy fuerte, el desencanto l¨®gico de las ilusiones puestas en un sistema pol¨ªtico que no dejaba de ser humano. Coincidi¨® con momentos muy cr¨ªticos de la segunda mitad del siglo XX, el SIDA, la plaga de la droga¡ Todo eso pas¨® una enorme factura. Por donde nadie lo esperaba apareci¨® el enemigo: ?qui¨¦n iba a esperar una plaga b¨ªblica cuando se discut¨ªa si hab¨ªa que hacer o no la reforma industrial?
P. Es una mirada period¨ªstica muy melanc¨®lica. M¨¢s de Eduardo que de Rufo.
R. En realidad el libro tiene tres narradores. El protagonista narra a ras de suelo lo que a ¨¦l le va pasando. El segundo narrador, que soy yo, es el que cuenta lo que pasa hist¨®ricamente. Y un tercero (siempre soy yo, claro, porque yo he escrito el libro) que es el fantasioso, el que vive esta aventura de reyes que quieren reconquistar reinos medievales, que es algo que me ha acompa?ado toda la vida¡
P. Pero, siendo risue?o como casi siempre, tiene usted aqu¨ª un tono de p¨¦rdida de tiempos que quiz¨¢ pudieron ser distintos¡
R. Es el pasado, y se han producido tambi¨¦n p¨¦rdidas personales reales¡ Vuelves a la sociedad que conoces y en la que has vivido y ves que es otra, paseando por Barcelona veo que me apropi¨¦ de una ciudad que ahora no encuentro. Siempre hay una p¨¦rdida.
P. Cuarenta a?os despu¨¦s la Transici¨®n ha sido revisitada por j¨®venes que la consideran un fraude¡
R. La historia es el derecho a equivocarse de cada generaci¨®n. Si quer¨ªan algo perfecto, esa es una reclamaci¨®n absurda. Lo que se hizo,? se hizo muy bien, todos recordamos momentos de una gran incertidumbre, de un equilibrio muy precario y finalmente las cosas salieron bien porque la gente las hizo bien. Me resisto a aceptar esta visi¨®n tan desde?osa y tan fraudulenta de lo que pas¨® en aquellos a?os.
P. Usted escribe aquella frase, ¡°En aquella ¨¦poca las personas todav¨ªa se comportaban de una manera irreprochable¡±. ?C¨®mo se comportan ahora las personas?
R. Fatal. Las personas se comportan muy mal y el mundo las jalea.
P. Un buen titular.
R. Es la sensaci¨®n que hay: antes la gente se rasgaba las vestiduras, ahora llaman listillo al que chulea y ¨¦ste tiene muchas posibilidades de ser elegido para un alto cargo¡ Pasa en todo: incluso creo que hay pol¨ªticos que fuerzan el esc¨¢ndalo porque si no parece que sean muy aburridos y que van a perder el inter¨¦s de la gente. Creo que se finge, que simulan hechos dudosos para generar inter¨¦s, para que la prensa y las redes sociales se fijen en ellos.
P. Eso se podr¨ªa conjuntar con esta frase de su libro: ¡°Bajo la piel de un pr¨ªncipe que se dir¨ªa salida de un cuento de hadas se oculta una triste historia de rabiosa actualidad pol¨ªtica¡±.
R. Ja, ja. Haciendo balance de las personas que han recorrido el ¨²ltimo siglo en Espa?a con una intervenci¨®n p¨²blica importante podr¨ªamos ver al rey, primero como un pr¨ªncipe que va detr¨¢s de Franco; de repente, cuando todo el mundo piensa que es un figur¨®n que no sirve para nada es el art¨ªfice de la Transici¨®n, el h¨¦roe nacional que salva la democracia. Pasan los a?os y otra vez vuelve a ser un personaje acartonado a quien todo el mundo mira entre desd¨¦n y condescendencia. ?Qu¨¦ historia m¨¢s larga, m¨¢s completa, casi dise?ada por un arquitecto!
P. El ¨²ltimo viaje del libro?¡ªPer Nadal tots a casa¡¡ª, usted deja Nueva York y viene a la Navidad de Barcelona¡ Ah¨ª extrae esta conclusi¨®n previa a la Transici¨®n: ¡°Y ahora el objetivo prioritario era recuperar la presencia de una Catalu?a democr¨¢tica y progresista doblemente sojuzgada por el r¨¦gimen dictatorial. Con este fin, las fuerzas del catalanismo se hab¨ªan agrupado en un frente com¨²n en el que tienen cabida todas las tendencias de car¨¢cter democr¨¢tico, desde los feroces anarquistas de viejo cu?o hasta los mansos cat¨®licos posconciliares¡±.
R. Es cuando se constituye como fuerza pol¨ªtica sin una ideolog¨ªa muy marcada y el PSUC que anda por ah¨ª y no sabe muy bien qu¨¦ papel le toca jugar¡, nunca lo ha sabido muy bien, pero en ese momento el desconcierto es grande.
P. ?C¨®mo se refleja la historia de ese momento en la actualidad?
R. No lo s¨¦ y no lo entiendo. Dedico mucho tiempo a pensar en esto. Leo lo que se publica, porque quiero entender de d¨®nde viene, si esto es aquello, si viene de otra cosa distinta. Si ha habido un momento en el que se produjo una ruptura y luego se recupera desde el presente, tergivers¨¢ndolo, buscando unas ra¨ªces donde quiz¨¢ no est¨¢n. Me cuesta identificar el movimiento actual con aquellos movimientos, con aquellas diadas pidiendo el Estatut. Pero a lo mejor entonces yo no ve¨ªa las cosas como eran.
P. ?Qu¨¦ sensaci¨®n le produce no entender?
R. Es muy inc¨®modo porque, quieras que no, soy un intelectual. Un intelectual tiene que explicar, no ya a los dem¨¢s, sino a s¨ª mismo, las cosas que est¨¢ viendo y muchas no las s¨¦ explicar, precisamente las que tengo m¨¢s cerca, quiz¨¢ porque tengo m¨¢s datos, porque me preocupan m¨¢s, tal vez porque mi propio inter¨¦s condiciona la visi¨®n.
P. Es un momento duro.
R. S¨ª, porque no lo entiendo, no veo a d¨®nde va, me preocupa. Me da miedo.
P. Es el ¨²nico momento de la entrevista en que no ha sonre¨ªdo.
R. A mi edad las cosas son menos preocupantes porque mi futuro est¨¢ a la espalda, pase lo que pase poco me va a afectar, pero bueno¡, a ver c¨®mo va la cosa. No s¨¦, no s¨¦.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.