Porque parece P¨¤mies
Cuanto m¨¢s brutalmente autobiogr¨¢fico se muestra P¨¤mies, como en 'L?art de portar gavardina', m¨¢s ficci¨®n es lo que leemos
Acababa de leer L?art de portar gavardina, de Sergi P¨¤mies y aun estaba bajo los efectos de la lectura de ese libro trist¨ªsimo, pero escrito con una felicidad monumental, cuando observ¨¦ que en el canal Betev¨¦, estaban entrevistando al propio P¨¤mies, lo que me pareci¨® perfecto, porque iba a ahorrarme las preguntas que sobre el libro quer¨ªa hacerle. Le conozco de hace a?os y en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas he seguido con especial atenci¨®n los emocionantes e intelectuales (aunque muy bien disimulados) derroteros por los que se ha adentrado su narrativa. Y ten¨ªa algunas preguntas qu¨¦ hacerle, aunque de repente vi que en realidad no ten¨ªa ninguna, porque me bastaba con estar todav¨ªa bajo los estimulantes efectos de la lectura y seguir con el autor, ahora en pantalla, y quedarme con la idea ¡ªque, adem¨¢s, corrobor¨® la entrevista¡ª de que se lo pasaba en grande cuando generaba ficci¨®n.
?Ficci¨®n? S¨ª, porque esta es otra, que dir¨ªa Cruyff (sobre el que no por casualidad P¨¤mies escribi¨® un libro donde todo lo que le respond¨ªa el genio holand¨¦s parec¨ªa falso y cierto a la vez): en los ¨²ltimos tiempos, cuanto m¨¢s brutalmente autobiogr¨¢fico se muestra P¨¤mies, m¨¢s ficci¨®n es lo que leemos. En la primera etapa de su narrativa, en cambio, las cosas se daban al rev¨¦s: pon¨ªa especial empe?o en dedicarse a escribir solo ficci¨®n, y sin embargo todo lo que contaba y que tan alejado parec¨ªa de ¨¦l era mucho m¨¢s autobiogr¨¢fico que lo que escribe ahora.
Lo hemos experimentado todos alguna vez: cuanto m¨¢s verdadera es la historia que narramos, menos nos creen, m¨¢s parece inventada. Porque parece mentira la verdad nunca se sabe era el t¨ªtulo glorioso del no muy recordado gran libro del mexicano Daniel Sada. Y porque parece mentira logran hechizarnos siempre. Es nuestro sino¡ En esa deriva mental me encontraba cuando o¨ª que P¨¤mies dec¨ªa que de autoficci¨®n nada, porque esta era obviamente una etiqueta de la industria, no de los creadores: ¡°Yo he utilizado la t¨¦cnica del autorretrato, que tiene dos reglas: primero, la decisi¨®n de que uno ser¨¢ el sujeto literario, y la segunda, que nunca es complaciente; uno aparece con un punto perverso, turbulento¡¡±
Parece que P¨¤mies, antes de escribir su libro, se pas¨® dos ma?anas en el MNAC analizando las t¨¦cnicas del autorretrato en pintores. Para m¨ª que esas dos ma?anas pudieron ser claves, porque seguramente en ellas confirm¨® que los pintores lo tienen m¨¢s f¨¢cil, porque posan con sus herramientas de trabajo, donde muchas veces se conserva el testimonio perfecto de sus creaciones, no siendo precisamente este el caso de aquellos escritores que inyectan reflexi¨®n a sus an¨¦cdotas. Y puede que tambi¨¦n confirmara que enlazar solo aventuras vitales no ten¨ªa sentido y que su autorretrato implacable necesitaba dejar entrar cada vez m¨¢s al pensamiento y a la imaginaci¨®n y a lo que nunca sucedi¨®. Y pens¨¦ en una frase de Giorgio Agamben en su reci¨¦n aparecido Autorretrato en el estudio: ¡°Una aut¨¦ntica autobiograf¨ªa deber¨ªa ocuparse m¨¢s bien de los hechos no acontecidos¡±.
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