Genios con siete vidas
De Leonardo da Vinci a Joan Mir¨® pasando por Shelley, Fernando VII o Simone de Beauvoir, un recorrido por momentos cruciales de biograf¨ªas recientes donde no solo se ve la evoluci¨®n del personaje sino el momento que iluminar¨¢ su destino
Leonardo a¨²n era muy peque?o cuando un milano se pos¨® sobre la barandilla de su cuna y con su cola ahorquillada le abri¨® la boca golpeando sus labios varias veces. Es la g¨¦nesis del genio que habr¨ªa de ser Leonardo Da Vinci.
Es el primer recuerdo m¨¢s vivo que el artista tuvo de su infancia. Lo acompa?ar¨ªa siempre, de tal manera que a los cincuenta a?os lo escribi¨® en uno de sus cuadernos que suman m¨¢s de 7.200 p¨¢ginas. Ese toque del milano en sus labios inocul¨® el milagro eterno de la curiosidad y con ella sus obsesiones por volar, por saber de d¨®nde viene el movimiento y capturarlo, por fundir ciencia y arte y por mostrar c¨®mo se manifiestan las emociones internas que al final de sus d¨ªas logr¨® dar vida con sus pinceles a los labios de la Mona Lisa.
Son momentos que recoge Walter Isaacson en Leonardo Da Vinci. La biograf¨ªa (Debate), una de las obras m¨¢s aplaudidas por quien antes reconstruyera la vida de personajes como Steven Jobs y Albert Einstein. Un libro que junto a biograf¨ªas de diferentes personajes permiten asomarse a sus vidas y vislumbrar los momentos que iluminaron sus destinos:
- ¡¤ Los Papas, que han trazado el destino de buena parte de la gente desde hace dos milenios, solo tienen este t¨ªtulo desde finales del siglo IV. Se cre¨® cuando el obispo Siricio lo asumi¨®. ¡°Su sucesor, Inocencio I, negoci¨® con Alarico el Visigodo cuando este invadi¨® Italia y ocup¨® Roma en 410. El imperio occidental de Augusto, que comprend¨ªa desde la pen¨ªnsula ib¨¦rica hasta el Rin y al norte hasta la muralla de Adriano, se acercaba efectivamente a su fin, aunque Alarico muriera a causa de unas fiebres y Atila el Huno se retirara de Italia en 452 sin haber saqueado la Ciudad Santa¡±. De Los Papas. Una historia. John Julius Norwich (Reino de Redonda).
- ¡¤ Gran aliado de los papas y el Vaticano ha sido Espa?a donde Fernando VII (1784-1833), uno de sus reyes m¨¢s pol¨¦micos e impopulares, recibi¨® su educaci¨®n guiada por cuenta de los curas que organizaron su jornada de siete de la ma?ana a nueve de la noche. Se convirti¨® en una persona imbuida de su poder, cruel y vengativa que tras pactar con Napole¨®n su regreso a Espa?a, en 1813, empez¨® a reclamar dinero al pueblo. De Fernando VII: un rey deseado y detestado. Emilio La Parra (Tusquets).
- ¡¤ Mary Shelley aprendi¨® a leer siguiendo con sus dedos la forma de las letras de la tumba de su madre: Mary Wollstonecraft que muri¨® diez d¨ªas despu¨¦s de dar a luz esa ni?a que 19 a?os despu¨¦s dar¨ªa vida a una criatura hecha de partes humanas que llam¨® Frankenstein. Cinco a?os despu¨¦s de esa creaci¨®n, la misma Mary Shelley estuvo a punto de morir al dar a luz un ni?o muerto. De Mary Wollstonecraft / Mary Shelley. Charlotte Gordon (Circe).
- ¡¤ Esperar fue el destino de Camille Claudel. Esperar para convertirse en una artista, esperar viajar por el mundo, esperar el amor, esperar a Auguste Rodin, esperar sus ¨²ltimos treinta a?os a que la sacaran de un manicomio y, dentro de ¨¦l, esperar a su hermano menor y poeta Paul, aquel con quien de ni?os y j¨®venes aprendi¨® a esperar y a convertirse en artista. De El vestido azul. Mich¨¨le Desbordes (Perif¨¦rica).
- ¡¤ El 6 de mayo de 1918, el ¨²ltimo zar de Rusia, Nicol¨¢s II, escribi¨® en su diario: ¡°Llegu¨¦ a los cincuenta a?os, ?Es raro incluso para m¨ª! Hubo un tiempo excelente, como mandado a hacer. A las once y media fuimos a misa, fue muy bueno para nosotros. Pase¨¦ con Mar¨ªa hasta la comida. De d¨ªa estuvimos sentados una hora y cuarto en el jard¨ªn, tomando el sol. No tenemos ninguna noticia de nuestros hijos y dudamos, ?ellos ya habr¨¢n salido de Tobolsk?¡±. Dos meses despu¨¦s ¨¦l y su familia fueron ejecutados por los bolcheviques. De Rom¨¢nov- Cr¨®nica de una final: 1917-1918. Correspondencia y memoria de una familia. (P¨¢ginas de Espuma).
- ¡¤ En la primavera-verano de 1939 Joan Mir¨® qued¨® atrapado entre la Guerra Civil espa?ola y la Segunda Guerra Mundial. Estaba en el sur de Normand¨ªa y huy¨® con su familia, siete maletas, las joyas en un malet¨ªn y las carpetas con las Constellations. Tras unos d¨ªas de espera en la estaci¨®n de tren de Ru¨¢n dos enfermeras de apellido Smiro lograron subirlos a un tren rumbo a Par¨ªs. Al llegar, las enfermeras se hab¨ªa ido con todo. Solo se salv¨® lo que Mir¨® custodi¨®: sus Constellations. DeJoan Mir¨®. El ni?o que hablaba con los ¨¢rboles. Josep Massot (Galaxia Gutenberg).
- ¡¤ Silvina Ocampo es una de las mujeres m¨¢s valiosas de la cultura y la literatura argentinas que casi qued¨® eclipsada por sus amigos Adolfo Bioy Casares, que era su amante, y Jorge Luis Borges. De La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo. Mariana Enriquez (Anagrama).
- ¡¤ Simone de Beauvoir llora la enfermedad de su madre y le perdona todo el dolor causado y se perdona as¨ª misma. Es el lado m¨¢s ¨ªntimo de esa mujer que encarn¨® el prototipo del intelectual del siglo XX y se convirti¨® en uno de los iconos del feminismo. ¡°Simone dej¨® encendidas en su piso peque?as l¨¢mparas de mesilla para que no todo estuviese a oscuras. Dej¨® los cajones abiertos, los fajos de cartas encima del escritorio y la cama sin hacer. Como si siguiera viva, como si fuera a volver ma?ana mismo¡±. De Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir. Carmen G. de la Cueva (Lumen).
Otras visitas literarias a grandes personajes pueden ser a Yves Bonnefoy en La bufanda roja (Sexto Piso); a Nelson Mandela en Cartas desde la prisi¨®n (Malpaso); a Miguel de Unamuno en Epistolario (Universidad de Salamanca); a Luis Antonio de Villena en Dorados d¨ªas de sol y noche (Pre-Textos); o a la autora brasile?a Clarice Lispector en Una biograf¨ªa de Benjamin Moser (Siruela) quien rodeada de leyenda y mito dec¨ªa: ¡°Mi misterio es que no escondo ning¨²n misterio¡±.
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