¡°Siempre suya, Atormentada¡±
El libro 'Las cartas de Elena Francis' permite comprender los m¨¦todos de un poderoso mecanismo orientado a la ¡°reeducaci¨®n¡± cat¨®lica de las mujeres
1. Consultorio
El consultorio radiof¨®nico de Elena Francis ¡ªun personaje ficticio tras el que se ocultaba un grupo de hombres y mujeres an¨®nimos cuyas opiniones y consejos eran le¨ªdos en su nombre¡ª fue, adem¨¢s de uno de los programas m¨¢s escuchados y longevos de la radiodifusi¨®n espa?ola, un eficac¨ªsimo instrumento al servicio del aparato ideol¨®gico del nacionalcatolicismo.
M¨¢s all¨¢ de la nostalgia, hermana bastarda de la historia, el catedr¨¢tico de comunicaci¨®n Armand Balsebre y Rosario Fontova, una periodista e investigadora de la que le¨ª con gran inter¨¦s Las cartas de La Pirenaica (C¨¢tedra, 2014), se han sumergido en los centenares de miles de misivas que recibi¨® el programa, en sus distintos avatares, entre 1950 y 1972. La materia prima ¡ªes decir, las cartas (m¨¢s de un mill¨®n)¡ª que enviaron las lectoras preguntando sobre toda clase de ¡°asuntos femeninos¡± o manifestando sus cuitas y ansiedades fue descubierta en 2005 pudri¨¦ndose de humedad y tiempo en un almac¨¦n de Cornell¨¤.
Sobre ese formidable material, convenientemente seleccionado y analizado, los autores han elaborado Las cartas de Elena Francis (C¨¢tedra), un trabajo fundamental para comprender no solo la situaci¨®n de las mujeres trabajadoras y de la peque?a burgues¨ªa durante buena parte de la dictadura ¡ªsus aspiraciones, sus gustos est¨¦ticos, sus frustraciones sentimentales y laborales¡ª, sino tambi¨¦n los procedimientos y m¨¦todos de un poderoso mecanismo orientado a la ¡°reeducaci¨®n¡± cat¨®lica de las mujeres mediante la erradicaci¨®n del ideal igualitarista y emancipador que hab¨ªa promovido la Segunda Rep¨²blica.
La inmensa mayor¨ªa de la cartas no fueron nunca radiadas: tan pronto rozaban la menor reivindicaci¨®n que pusiera en cuesti¨®n la ideolog¨ªa o la moral nacional cat¨®lica, o se adentraban en terrenos sentimental o sexualmente ¡°escabrosos¡±, eran censuradas o ignoradas; claro que algunas alcanzaron el privilegio de ser contestadas por correo en una carta con el membrete impreso de ¡°Elena Francis¡±.
El consultorio, patrocinado por el Instituto Francis (que, de paso, promocionaba sus cosm¨¦ticos), se emit¨ªa a las siete de la tarde ¡ªla hora en la que finalizaban los trabajos o en que las empleadas, las sirvientas y las modistillas se tomaban un descanso¡ª y fue todo un ¨¦xito de masas. Como les ocurre a muchos miembros de mi generaci¨®n, cada vez que escucho la m¨²sica de Indian Summer ¡ªel cl¨¢sico orquestal interpretado por Andr¨¦ Kostelanetz o Glenn Miller¡ª, que era la sinton¨ªa con la que se iniciaba el programa, mi memoria involuntaria me retrotrae a la devoci¨®n con que las ¡°muchachas¡± (aquellas ¡°otras¡± que viv¨ªan y trabajaban en mi casa, y de las que tantas cosas aprend¨ª) escuchaban en la radio de la cocina (y yo, ni?o, con ellas) a la ¡°amiga invisible¡± que aconsejaba y ofrec¨ªa consuelo. Un libro esencial para entender la educaci¨®n sentimental promovida por el franquismo.
2. Lehane
Uno de los autores que se llev¨® en el equipaje la editora Anik Lapointe en su viaje desde la serie negra de RBA a la serie Black de Salamandra fue Dennis Lehane. Gracias a su presencia en los cat¨¢logos de las dos editoriales podemos disfrutar en espa?ol de casi toda la obra del escritor y guionista bostoniano, cuyas novelas suelo leer tan pronto llegan a mis manos.
De ellas recuerdo con especial cari?o Desapareci¨® una noche (1998), adaptada al cine con no demasiada fortuna por Ben Affleck con el t¨ªtulo de Adi¨®s, peque?a, adi¨®s (2007); Mystic River (2001), llevada espl¨¦ndidamente a la pantalla (2003) por Clint ?Eastwood, y Shutter Island (2003), de la que Scorsese realiz¨® una pel¨ªcula (2010) perturbadora, aunque no a la altura de sus obras maestras. Al cine le gusta Lehane, como demuestra la abundante filmograf¨ªa basada en sus obras, y a Lehane le gusta el cine: los episodios de The Wire escritos por ¨¦l destacan en una serie en la que abundaron los buenos guiones.
Quiz¨¢s incluso le guste demasiado. Hacia la segunda mitad de su ¨²ltima novela, Despu¨¦s de la ca¨ªda (Salamandra), cuya primera parte es un prodigio de suspense psicol¨®gico, se nota que Lehane ya estaba pensando en una pel¨ªcula (de hecho, ya hab¨ªa vendido los derechos a DreamWorks): el ritmo se fragmenta y bifurca en episodios encadenados y falsos callejones que no llevan a ninguna parte, mientras que el final adolece de apresuramiento y cabos sueltos. La historia se centra en la reportera televisiva Rachel Childs, un personaje atormentado con problemas de identidad (?qui¨¦n fue su padre?, ?qui¨¦n es, en realidad, su marido?) y graves conflictos morales (sus reportajes sobre el terremoto de Hait¨ª, en el que se niega a embellecer la horrible realidad tal como le exigen sus jefes; su sentido de culpabilidad por el asesinato de una ni?a) que le conducen a un estado de p¨¢nico y aislamiento de los que tarda mucho en recuperarse.
Y cuando lo logra, se ve inmersa en un escenario en el que verdad y apariencia son las dos caras de una realidad que se le escapa. La novela, que se inicia con un aldabonazo (¡°un martes de mayo, a los 35 a?os de edad, Rachel mat¨® a su marido de un disparo¡±), transcurre en Nueva Inglaterra ¡ªBoston, Providence, Maine¡ª, y se lee bien a pesar de sus excesos epis¨®dicos y del abuso de las intuiciones y premoniciones del ¡°cerebro reptiliano¡± de su protagonista. Quiz¨¢s, esta vez, la pel¨ªcula sea mejor que la novela.
3. ¡®Mea culpa¡¯
En el ¨²ltimo Sill¨®n comet¨ª un imperdonable error al quejarme de que el Diario de un desesperado, de Friedrich Reck-Malleczewen, estaba ¡°incre¨ªblemente in¨¦dito en Espa?a¡±. Me equivoqu¨¦: fue publicado en 2009 en traducci¨®n de Carlos Fortea por Min¨²scula, una editorial independiente que, para colmo, se encuentra entre mis favoritas. Javier Mar¨ªas, que me regal¨® la edici¨®n inglesa del libro y que me debe de leer con l¨¢piz rojo, me avis¨® de la metedura de pata. Perm¨ªtanme corregir mi error recomend¨¢ndoles de nuevo este libro impresionante.
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