Terry Gilliam: ¡°Vivimos en la era de las v¨ªctimas¡±
El cineasta, que estrena en el Festival de Cine de Los Cabos su ¨²ltima pel¨ªcula, opina que atravesamos un momento de correcci¨®n pol¨ªtica donde hay una obsesi¨®n por no ofender a nadie
Terry Gilliam no se calla y eso a veces termina mal. ¡°Ya no se puede debatir¡±, ¡°ni tampoco hacer comedia como antes¡±, denuncia el que fuera miembro de los Monty Python. Est¨¢ harto de la correcci¨®n pol¨ªtica, de que ¡°muchos se autocensuren por miedo a ofender a alguien¡±. Prefiere correr el riesgo y, efectivamente, en ocasiones hiere sensibilidades. ¡°Vivimos en la era de las v¨ªctimas¡±, sintetiza.
Dice lo que se le antoja y una buena prueba de ello fue su respuesta a una entrevista en The Guardian. ¡°Soy una lesbiana negra¡±, defendi¨® con sorna el cineasta sobre la pol¨ªtica de cuotas en la televisi¨®n. Pero su pol¨¦mica m¨¢s sonada en los ¨²ltimos meses estall¨® en marzo cuando asegur¨® que el movimiento #MeToo se hab¨ªa transformado en una turba. ¡°Una horda se lanza con antorchas a quemar el castillo de Frankenstein", se?al¨® entonces a France Presse.
Su rebeld¨ªa tambi¨¦n se esconde tras su nuca y aparece cuando al girar la cabeza se asoma un mech¨®n de pelo largo que ha ido resistiendo los cortes de cabello desde ya hace un buen tiempo. Lleva sandalias y una camisa colorida, y desde lo alto de un hotel frente a las costas del Pac¨ªfico, Gilliam recalca que est¨¢ cansado de que el mundo se obsesione con la ofensa.
¡°No nos gusta el debate, solo queremos que la gente sea amable, porque cuando se dice una palabra equivocada, el argumento deja de importar¡±, asegura Gilliam este jueves en el Festival de Cine de Los Cabos donde ha recibido un premio a su trayectoria. El director ha llegado hasta el sur de la pen¨ªnsula de Baja California (noroeste de M¨¦xico) como lo hacen las grandes estrellas. En Suburban, acaparando flashes y generando revuelo. Aqu¨ª presenta, por primera vez en Latinoam¨¦rica, su ¨²ltima y m¨¢s traum¨¢tica pel¨ªcula El hombre que mat¨® a Don Quijote.
Gilliam ha estado obsesionado con el ingenioso hidalgo de La Mancha durante casi 30 a?os. Tres d¨¦cadas en las que el cineasta ha sufrido todo tipo de infortunios hasta ver terminado el proyecto. Una endemoniada cinta que ha tenido que cambiar varias veces de protagonista -por ella han pasado Johnny Depp, Ewan McGregor y Jack O¡¯Connell, entre otros-, que ha visto morir a dos de sus principales actores -Jean Rochefort y John Hurt- y en la que ha tenido que intervenir la justicia para permitir su estreno.
Siente Gilliam un cierto vac¨ªo despu¨¦s de haberse declarado vencedor en esta batalla frente a la desgracia. ¡°No s¨¦ que voy a hacer ahora. Nunca me hab¨ªa encontrado sin un proyecto entre manos¡±, cuenta entre risas. Ha puesto punto y final a esta pel¨ªcula maldita cuyo primer productor, el portugu¨¦s Paulo Branco, acab¨® dirimiendo sus diferencias con el cineasta en los tribunales. All¨ª Branco argumentaba seguir teniendo los derechos sobre el filme y por ello trat¨® de evitar su estreno hasta que el pasado mayo la justicia desestim¨® su recurso y se proyect¨® en Cannes. Una cinta que en realidad se comenz¨® a filmar en el 2000 en las Bardenas Reales. Pero la falta de presupuesto, las inundaciones en esta zona semides¨¦rtica del norte de Espa?a y el ruido de los aviones de la OTAN en una base cercana frustraron el rodaje.
Se mezclan las ¨¦pocas hist¨®ricas en esta pel¨ªcula, en la que la imaginaci¨®n de los protagonistas se traslada al siglo XVII, mientras se hacen constantes referencias al momento actual: incluso sale a relucir Donald Trump. Lo considera Gilliam la ant¨ªtesis del personaje principal de la obra de Miguel de Cervantes. ¡°Es un demonio oscuro¡±, sintetiza. ¡°Mientras la locura lleva a El Quijote a transformar el mundo en un lugar mejor y m¨¢s bello, a Trump le ocurre todo lo contrario¡±, se?ala.
El mandatario estadounidense se ha convertido en un tema recurrente en las conversaciones de Gilliam y de hecho, entre sus mayores temores est¨¢ que el presidente pueda comenzar una guerra para lograr as¨ª mantenerse en el poder. ¡°Ha desatado el caos. Ya se ha abierto la caja de Pandora¡±, ha asegurado despu¨¦s de la entrevista,?en una conversaci¨®n con el escritor mexicano Juan Villoro.
Se va quedando sin patria este cineasta que naci¨® en Minnesota pero que renunci¨® hace tiempo a la nacionalidad estadounidense. Se traslad¨® a Londres, pero desde el refer¨¦ndum del Brexit no deja de pensar que en realidad se march¨® ¡°de un infierno para llegar a otro¡±.
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