Un ninot de la ministra para cargar contra la ley de lealtad cultural israel¨ª
La protesta contra la norma, que supedita las subvenciones a los creadores a su fidelidad al Estado jud¨ªo, se plasma en una escultura de la titular de Cultura en Tel Aviv
Ataviada con un vestido blanco ¡ªparecido al que luci¨® el a?o pasado en el festival de Cannes aunque sin el skyline de Jerusal¨¦n bordado¡ª, y contempl¨¢ndose en un gran espejo que reflejaba su controvertida figura ante el teatro nacional Habima, en Tel Aviv. La imagen de la ministra de Cultura de Israel, Miri Regev, se materializ¨® de esta suerte el pasado jueves en una estatua de tama?o natural del escultor Itay Zalait. La intervenci¨®n del artista ¡ªc¨¦lebre por haber plantado tambi¨¦n hace dos a?os una efigie dorada del jefe de Gobierno, Benjam¨ªn Netanyahu, en una plaza de la misma ciudad¡ª se produjo tres d¨ªas despu¨¦s de que la Kneset (Parlamento) aprobase en una votaci¨®n preliminar la denominada ¡°ley de lealtad cultural¡±.
Esta pol¨¦mica norma, por la que el Ministerio podr¨¢ negar subvenciones a los creadores que no guarden fidelidad al Estado, ha encendido los ¨¢nimos en el liberal mundo de la cultura israel¨ª, enfrentado a la conservadora ministra Regev desde su nombramiento en 2015. Rechazar la existencia de Israel como Estado jud¨ªo y democr¨¢tico; cualquier profanaci¨®n de la bandera o los s¨ªmbolos nacionales, o conmemorar el D¨ªa de la Independencia como una fecha de duelo ¡ªen alusi¨®n a la Naqba, cuando los palestinos recuerdan su derrota territorial en 1948¡ª, supondr¨¢ dejar sin ayudas p¨²blicas a obras y producciones. Equivale a una sentencia de muerte para el teatro o el cine en hebreo en el limitado mercado cultural israel¨ª (8,9 millones de habitantes, de los que una quinta parte son de lengua materna ¨¢rabe).
¡°No sabemos si dentro de un par de a?os tendremos que exponer nuestro trabajo en la calle¡±, justific¨® su intervenci¨®n urbana el escultor Zalait ante la sede del teatro Habima. El movimiento en defensa de la libertad de expresi¨®n ha sido secundado por centenares de artistas y autores en un manifiesto encabezado por el escritor David Grossman. Desde su cuenta en Twitter, la ministra replic¨® al ninot plantado en Tel Aviv con af¨¢n de caricaturizarla con un mensaje de descr¨¦dito: ¡°El montaje es un reflejo del mundo cultural israel¨ª, que excluye a amplias capas de la poblaci¨®n al creerse superior¡±. ¡°No existe la cultura si est¨¢ controlada por el Gobierno¡±, terci¨® la l¨ªder de la oposici¨®n de centro-izquierda, la exministra Tzipi Livni.
Miri Regev naci¨® en 1965 en una poblaci¨®n de aluvi¨®n para inmigrantes del sur de Israel. Entonces se llamaba Miriam Siboni. Su madre es originaria de Espa?a y su padre procede de Marruecos. El espa?ol es la lengua franca de su familia, aficionada a¨²n a las telenovelas en castellano y las canciones de Julio Iglesias. Encarna la quintaesencia jud¨ªa sefard¨ª y mizrah¨ª (oriental o de pa¨ªses musulmanes), ciudadanos reci¨¦n llegados, considerados de segunda clase frente a la ¨¦lite askenazi (de origen europeo) asentada en Estado jud¨ªo antes de su creaci¨®n. El antiguo antagonismo entre ambas comunidades ¡ªque los matrimonios mixtos han comenzado a difuminar en las nuevas generaciones¡ª subyace en el discurso pol¨ªtico vindicativo la ministra.
La fiscal general adjunta de Israel, Dina Zilber, se atrevi¨® a comparecer en la Kneset para advertir de que la ¡°ley de lealtad cultura¡± plantea graves objeciones legales. ¡°Esta legislaci¨®n puede fomentar la autocensura en la vida cultural. La cultura significa libre imaginaci¨®n y belleza, una pl¨¦tora de voces valientes y honradas, de desaf¨ªos abiertos que no se adaptan con facilidad a (la voluntad de) un Gobierno¡±. La fiscal Zilber ha sido amonestada en p¨²blico por la ministra de Justicia, la nacionalista religiosa Ayelet Shaked, y apartada de los asuntos del departamento de Cultura.
La general de brigada en el reserva Regev est¨¢ casada con un ingeniero aerospacial oriundo del Este de Europa, con quien ha tenido tres hijos, y se ha asentado en la periferia residencial de Tel Aviv. Ha pasado cerca de la mitad de su vida en la oficina de prensa del Ej¨¦rcito, el ascensor social que le permiti¨® alcanzar el Parlamento y el Gobierno tras afiliarse al partido Likud de Netanyahu en 2008. Lleg¨® a desempe?arse en su carrera castrense como comandante de la censura militar y portavoz de las Fuerzas Armadas. Ya en el Ministerio de Cultura, no ha vacilado en exigir que se retiraran los fondos p¨²blicos a la Radio del Ej¨¦rcito por emitir un programa educativo sobre Mahmud Darwish, el poeta nacional palestino. Antes de ordenar la retirada de la estatua de la ministra de la v¨ªa p¨²blica por falta de permiso municipal, el alcalde de Tel Aviv, el laborista Ron Huldai, ya hab¨ªa prometido que su ayuntamiento aportar¨¢ los fondos necesarios para que la ciudad siga siendo la capital de la cultura de Israel a pesar de los recortes que se avecinan.
Babelia
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