En busca de la adolescente que abri¨® camino a Virginia Woolf y Sylvia Plath
Feminista y abiertamente bisexual, Mary MacLane protagoniz¨® el primer gran esc¨¢ndalo literario del siglo XX, aunque la historia se haya olvidado de ella
"Ojal¨¢ nunca me convierta, ?horror!, en un animal tan normal y despiadado; en esa monstruosidad deforme: la mujer virtuosa. Lo que sea, Diablo, menos eso".
Mucho se habl¨® de la escritora canadiense Mary MacLane (1881-1929) en los primeros momentos del siglo XX y muy poco tard¨® en desaparecer su huella tras su muerte, prematura, enigm¨¢tica y, tal y como hab¨ªa deseado, poco virtuosa, en una pensi¨®n de Chicago a los 48 a?os de edad. El documental Between My Flesh and the World¡¯s Fingers, que se proyecta en el festival de cine de documental de Montreal RIDM, traslada en im¨¢genes el confesional debut literario de la adolescente que abri¨® el camino a Virginia Woolf y Sylvia Plath, cuando la palabra feminista era todav¨ªa un neologismo.
Talena Sanders, directora de la pel¨ªcula, no se muestra muy entusiasmada con el sobrenombre de "la primera bloguera de la historia" que se ha impuesto a MacLane en los ¨²ltimos a?os. ¡°Es entendible que se le cuelgue esa etiqueta, al escribir de una forma tan directa en primera persona, pero es un t¨¦rmino que subestima sus logros literarios y su profundidad po¨¦tica. Logr¨® que le publicaran un libro siendo adolescente y viviendo en la Am¨¦rica profunda¡±, defiende la cineasta en la ciudad canadiense, donde presenta su documental.
Con tan solo 19 a?os, Mary McLane dejaba en estado de shock a las masas con las anotaciones personales de su aburrida vida en un pueblo minero de Estados Unidos al que se hab¨ªa mudado a?os antes junto a su familia. Con Deseo que venga el diablo (1901), su testimonio en primera persona, oblig¨® a que los adjetivos egoc¨¦ntrica y ambiciosa se pronunciaran casi por vez primera en femenino. Logr¨® as¨ª romper esa imagen de pureza con la que, m¨¢s de cien a?os despu¨¦s, se sigue oprimiendo a las mujeres en muchas sociedades del mundo.
En su texto, la vida interior se impon¨ªa al entorno anodino. Cuando logr¨® publicar su autorretrato literario, sus editores prefirieron retitularlo como La historia de Mary MacLane. Se convirti¨® desde su primera semana en un ¨¦xito de ventas e inspir¨® varios grupos femeninos, los MacLane clubs, en honor a su autora.
Desde hace varias d¨¦cadas, la obra de la escritora est¨¢ en el punto de mira del feminismo y en 2015 Seix Barral edit¨® el libro en Espa?a respetando su t¨ªtulo original. Este documental de Talena Sanders se suma a la recuperaci¨®n de su figura y con ella se encaja una pieza m¨¢s de ese rompecabezas perdido en el tiempo que componen muchas otras mujeres artistas igualmente olvidadas.
¡°Mary supo dar voz a algo que muchas mujeres sent¨ªan y que nadie hab¨ªa nombrado antes y no ocultaba que ten¨ªa parejas de ambos sexos. Cosas como esas hac¨ªan de ella un elemento inc¨®modo¡±, recuerda Sanders.
Tras su prematuro ¨¦xito, la canadiense se mud¨® a Nueva York, donde colabor¨® de forma regular con varios peri¨®dicos y rod¨® en 1918 una pel¨ªcula como guionista y actriz principal con George Kirke Spoor, el productor que ayud¨® a Gloria Swanson y Charlie Chaplin a convertirse en estrellas.
El nombre del proyecto da buena cuenta de su car¨¢cter experimental y sus nulas posibilidades comerciales: Men Who Have Made Love to Me (Hombres que me han hecho el amor). Adem¨¢s de su agitadora tem¨¢tica -¡°ella siempre fue muy consciente de su provocaci¨®n y del poder que le otorgaba serlo¡±, dice Sanders-, se atrev¨ªa en ella a romper la cuarta pared, dirigi¨¦ndose directamente a la audiencia.
En la actualidad no queda ni siquiera una copia del filme, lo que agranda la misteriosa leyenda de MacLane y demuestra que, a pesar de su declaraci¨®n de intenciones, no lleg¨® a convertirse en una artista libre. ¡°Sin duda estuvo oprimida en su carrera. Nunca recibi¨® un pago proporcional a su ¨¦xito inicial. Muchas de las cartas que escribi¨® en los ¨²ltimos a?os de su vida iban dirigidas a sus editores, suplicando que le pagaran lo que le deb¨ªan¡±, cuenta la directora.
Como mujer, en cambio, s¨ª logro mayor libertad a cambio de pagar un precio por ello: decidi¨® no casarse nunca, mostr¨® con naturalidad su bisexualidad y persigui¨® hasta el final el ¨¦xito que anhelaba sin pedir perd¨®n por ello. ¡°Muri¨® junto a su pareja, una mujer negra, y sus obituarios se refer¨ªan a ella como su ama de llaves, cuando nadie en el modesto barrio de Chicago en el que viv¨ªa pod¨ªa permitirse tener servicio. Intentaron borrar del mapa hasta ese aspecto de su vida¡±, lamenta Sanders.
Babelia
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