Banderas rojas y puntas de acero
El Ballet Nacional de China recrea una pieza de los tiempos del realismo socialista
Para los interesados en el ballet, tanto el t¨ªtulo El destacamento rojo de mujeres como la propia agrupaci¨®n Ballet Nacional de China (o Ballet Central: BNCh) son algo y bastante m¨¢s que un exotismo, una boutade orientalista o lo que llam¨¢bamos antes una?chinoiserie de las que tanto gustaba nuestro Carlos III y que hoy son solamente estampas de papel de pared pintado o de aparentes jarrones celad¨®n a precio de oro. Elegantes, t¨¦cnicamente impecables, refinados en sus m¨¢rgenes estil¨ªsticos y con una disciplina a prueba de relojer¨ªa, la compa?¨ªa titular del gigante asi¨¢tico viene por primera vez a Madrid e inaugura lujosamente en los Teatros del Canal la 33? edici¨®n del Festival Internacional Madrid en Danza.
Es un acierto desde todo punto de vista que el conjunto debute con la reconstrucci¨®n de esta obra de los oscuros y terribles tiempos del realismo socialista y su vulgar secuela estalinista en versi¨®n ojos rasgados, tiempos a no olvidar, y s¨ª a aprender que nunca deben volver; el ballet no deja de ser un cameo que debe tomarse con distancia, iron¨ªa y mucha retranca, pero es historia: conservarlo, casi un deber.
Pero situemos el ballet en s¨ª mismo en su contexto justo. El destacamento¡ se estren¨® en la nueva ¨®pera de Pek¨ªn (el gran teatro hab¨ªa sido inaugurado en 1959) el 1 de octubre de 1964 protagonizado por Pai-Shuhiang y Liu Chingtang con un ¨¦xito que oblig¨® a extender la temporada de funciones casi un mes. Entonces, como ahora, el BNCh lo dirig¨ªa una mujer, Jiang Zuhui (que poco despu¨¦s fue represaliada por la Revoluci¨®n Cultural Mao¨ªsta y permaneci¨® m¨¢s de dos a?os en campos de internamiento). Este ballet preconiz¨® la propia hecatombe de la Revoluci¨®n Cultural, que oficialmente comenz¨® en 1966 y dur¨® casi 10 a?os. El destacamento¡ es la s¨ªntesis pl¨¢stica de una corriente y de otros t¨ªtulos anteriores, como La flor del loto, El bello pececito, Qu Yuan o La leyenda de la princesa Wencheng. En todos hay una convivencia entre elementos de la ¨®pera y el baile tradicional chino antiguo y la propia t¨¦cnica del ballet occidental.
Tal fue el triunfo de El destacamento¡, que se editaron a?o tras a?o el libreto y el cuaderno de las partituras en su reducci¨®n para piano, una popularidad inusitada. La hero¨ªna Wu Ching-hua (o Qionghua en otro sistema de vertido de los ideogramas) se vio en sellos de correos, porcelanas y envoltorios de jabones olorosos a rosas. ?Y de d¨®nde sale la idea? De un filme premiado en el festival de Mosc¨² de 1964 y de un ballet del realismo sovi¨¦tico: La amapola roja (1927), muchas veces repuesto y versionado tanto en Mosc¨² como en Leningrado. El ballet chino nace del sovi¨¦tico, pero con su propia caracterizaci¨®n. De all¨ª salieron personajes populares hoy en Occidente como Li Cunxin (el ¨²ltimo bailar¨ªn de Mao) o Jin Xing (excoronel del Ej¨¦rcito Rojo y hoy core¨®grafa transexual de ¨¦xito). Esta pieza con banderas rojas, hoces y martillos, compases de La Internacional y otras r¨¦moras, constituye un testimonio est¨¦tico, pol¨ªtico y social de importancia. La calidad indiscutible de esta reposici¨®n da sentido a la conservaci¨®n y se entiende el ¨¦xito que tuvieron en Nueva York en 2015 con su deb¨² en el Lincoln Center.
Cuando uno abre el ensayo del gran te¨®rico, historiador y maestro Ou Jian-Ping lo primero que ve a toda p¨¢gina es una escena de la taberna del ballet Don Quijote con una bell¨ªsima y flamante Feng Ying en el centro; ella es actualmente la directora art¨ªstica del BNCh y responsable de este fruct¨ªfero empe?o. Ya ella particip¨® tambi¨¦n en la versi¨®n en ballet de La linterna roja, de Jian Ximu, repitiendo la f¨®rmula m¨¢gica de El destacamento¡ Quienes la vimos bailar y ser un elegante cisne o una chispeante Quiteria, ahora se la ratifica como una eficiente directora.
Dice la leyenda que cuando Mao Zedong lleg¨® a Mosc¨² por primera vez en 1949 una de las pocas cortes¨ªas que Stalin tuvo con el dirigente chino fue llevarlo al Teatro Bolsh¨®i a ver El lago de los cisnes, y que Mao (acompa?ado de su mujer, la temida Jiang Quing) dijeron a coro: ¡°Queremos esto en Pek¨ªn¡±. As¨ª viajaron a China Piotr Andreievich G¨²sev en 1956, donde permaneci¨® hasta 1960 y dej¨® la se?al del ballet acrob¨¢tico, y tambi¨¦n Sulamif Messerer (t¨ªa de Maya Plisetskaia y protagonista que encarnaba en el Bolsh¨®i a Tao-Hoa, de La amapola roja); Sulamif fue a China castigada por ser jud¨ªa, pero era una excelente maestra y dej¨® su saber en la escuela pekinesa. Todo esto est¨¢ hoy sutilmente dentro de esta compa?¨ªa, que se puede ver en los Teatros del Canal hasta ma?ana viernes 7.
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